Starshine Malfoy no pidió ser la hermana menor de Lucius Malfoy. De hecho, no pidió ser la hija bastarda y no querida de Abraxas Malfoy. Después de tantos años aún podía recordar los gritos de su madre cuando le fue arrebata por el patriarca de los Malfoy. Jamás volvió a ver a la mujer.
Creció como la hermana menor de Lucius Malfoy, siempre enfermiza, extraordinariamente bella, pero enfermiza. Muy pocos sabían que se trataba de la media hermana de Lucius. El mundo mágico pensaba que no era más que una pobre chica que Abraxas recogió cual buen samaritano, quizá, muy probablemente, una pariente lejana. Pero Lucius la amaba.
Lucius amaba a Starshine como a una verdadera hermana. Por eso la cuidó desde que la llevaron a casa y se esforzó en hacerla reír. Durante las vacaciones del Colegio, cuando las serpientes de la casa descansaban de los estudios, Lucius le enseñaba a practicar magia y así fue como descubrió que lo que más le gustaba era hacer pociones. Pensó que podría prescindir de su varita pero nunca de las pociones. Por eso, cuando no la veían, le gustaba enseñar a los elfos como preparar tés curativos para la familia. Era, por así decirlo, una verdadera calamidad. Siempre desafiando las reglas y metiéndose en problemas.
Pero, ¿quién podría culparla? ¿Quién podría culpar a la hermosa y enferma muchacha? Si su corazón era así de puro y transparente, demasiado inocente para criarse en el seno de familia tan cruel.
—No puedes hacerlo, Lucius —casi suplicó a su hermano cuando salió de aquel estudio con el semblante ensombrecido—. No lo hagas...
—Es mi deber.
—¡No! —Gritó presa del pánico—. Tú no eres así. Lucius, por favor...
—¡Tú no sabes nada, Starshine! Toda la vida te hemos dejado hacer lo que te ha dado la gana, por eso piensas de esa forma, pero estás mal. Nuestro lugar es junto al señor tenebroso.
—No... Sabes que ese hombre me da miedo.
Si Lucius pensó apoyar a su hermana, no se lo dejó notar en aquel momento.
—Tienes suerte que se haya prendado de tu belleza o ya estarías muerta. La hija no querida y enferma de Abraxas Malfoy no es algo que el Señor Tenebroso dejaría pasar por alto.
—Sería mejor estar muerta antes que pertenecer a esta familia.
Lucius tomó a su hermana firmemente por el mentón, al grado de hacerle daño.
—Cuida muy bien tus palabras de ahora en adelante, hermanita.
Podía recordar perfectamente aquel día, tan claramente como la primera vez que vio al hombre que le robó el corazón. No era guapo... realmente no lo era. O no el tipo de hombre que la gente normal diría que era guapo, sin embargo a ella le gustó. No entendía por qué siendo menor que su hermano lo visitaba, pero era tan bueno en magia de defensa... al menos eso había escuchado detrás de la puerta.
Le daba lástima pensar que Severus Snape podía estar metido en las artes oscuras igual que Lucius. No le gustaban los magos oscuros. No le gustaban los mortífagos. No le gustaba llevar el apellido Malfoy.
—Cálmate, Starshine —murmuró Severus al ver a la chica a punto de llorar—. No pasará nada.
—Sabes que sí...
—No pasará nada —repitió con voz firme—. El señor tenebroso no puede obligarte a acostarte con él. Eres hija de una de las familias más queridas para él.
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LA PRINCESA MALFOY
FanfictionMiranda Snape... ¿Malfoy? Nadie dijo que ser hija de Severus Snape y Starshine Malfoy, la media hermana de Lucius Malfoy, fuese fácil. Mucho menos si desde pequeña te educaron para casarte con tu casi primo Draco y durante años te la viviste rebotan...