One-shots ICHIRUKI.

Día 1

Voy llegando 4 días tarde pero que no falte el mes ichiruki, ¿verdad?

Día uno del ichiruki: Agonía.

Ichigo pasaba sus días en algo parecido a una eterna melancolía, estaba rodeado del amor de sus amigos, de su esposa Orihime, de su hermoso hijo Kazui... Y sin embargo, se sentía solo, sentía una incansable presión en el pecho, como si algo le faltara, la presión del mar en su mundo interno convertía sus días en gris, en completa Agonía silenciosa que no tenía idea de cómo curar.

Nada le parecía tan emocionante, sin contar el nacimiento de su hijo, el era la única luz en su vida que podía disfrutar, por mas opacada que fuera por Orihime.
No lo mal entiendan, el ko la odia, simplemente... Nunca la amo tanto como debía, le tenía un cariño que fácilmente confundió con él amor, al haberse quedado solo. Pero ella le había dado a Kazui, dulce como ella, pero de alguna forma, no se parecía a ella del todo.

Deseaba a menudo que Kazui hubiera sido hijo de ella.

Si hubiera tenido valor para declararse a ella antes de que se alejara de él... ¿Kazui estaría a su lado? ¿Su vida sería como shinigami? ¿Tendría cabello?

Cierto, su cabello, ya no lo dejaba crecer por su patético estado de ánimo, queriendo parecer normal y alguien maduro cuando... Seguía siendo un adolescente caprichoso, uno en desamor y resentimiento hacia su mejor amiga, por haberse casado y sido feliz con alguien que no fue el.

¿Ella sería feliz? A pesar de todo el dolor astillado en su corazón, muy pero muy profundamente, le consolaba pensar en que ella era feliz, capitana del 13vo escuadrón, una líder natural. Casada con renji, alguien que la protegía y amaba sinceramente y su tierna hija de la que solo había escuchado rumores... Ella era feliz, sin él.

Ahora ver a la niña venir a jugar con su hijo le hacía mucha gracia y ternura, ella era idéntica a su madre, en casi todos los aspectos pero la dulzura de Kazui la sacaban a menudo de onda. ¿Rukia reaccionaria así si el se comportarse de esa forma? Que pensamiento tan más divertido.

El punto era que la había perdido, por idiota, lo reconocía, si hubiera peleado por ella, hubiera ganado. Ni siquiera hace lo que a él le hubiera gustado estudiar.
La había perdido y no lo quería aceptar, porque sentía que sí lo hacía, se hundirá en su ya ahogado mundo, si lo hacía, nuevamente el mundo caminara sin el. Si lo hacía, se daría cuenta de lo patético que era, de que su miedo a promesas vacías lo asaltaria todas las noches recordándole los amargos recuerdos de las batallas. Vería a través de las cicatrices de guerra sus ecos de amor que jamás recibió.

Perseguía a los fantasmas del pasado, en Agonía.

Ella era lo suficientemente fuerte como para dejarlo atrás y seguir, el no, el dependía de ella. Y eso estaba bien, le gustaba conformarse, porque así nadie preguntaba. Le gustaba porque ella lo dejaría y no sufriría como él.

Su consuelo en el mar de Agonía era la sonrisa que le daba cada vez que lo visitaba, esa sonrisa de cada vez que hablaba de su hija, de su escuadrón, de su presente.