VII

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Chuuya despertó con la sensación de vacío en su pecho.
La luz que se filtraba por las cortinas era nula, sin embargo, su cuerpo sabía era ya de día. 

Se estiró en la cama y una vez sus músculos se desengarrotaron se levantó.

Sobando su cuello abrió las cortinas y descubrió el cielo y el suelo estaban cubiertos de niebla.
Bostezando empezó a cambiarse. Le extrañó un poco Dazai no le despertara para desayunar más no le molestaba, al contrario.

Estaba a punto de salir cuando lo notó: junto a la cama, donde colocaba sus cuchillos antes de dormir, estaba su desayuno.

Era extraño, muy extraño. Pero tampoco iba a quejarse.
Encogiendo los hombros acomodó su cama y se sentó para desayunar.

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Sin la luz del sol era difícil estar seguro, mas calculaba era medio día. Aburrido decidió bajar.
El silencio reinaba en el castillo, cauteloso caminó por el pasillo, bajó las escaleras y juró haber escuchado un ruidito en el comedor.
Con un cuchillo en mano avanzó y la imagen que encontró al abrir la puerta le dejó anonado.

Dazai estaba mordiendo un conejo. Los párpados cerrados, algunos mechones cayendo en su frente y la cabeza ligeramente inclinada para succionar la sangre sin derramar una sola gota. Los finos dedos sosteniendo el pequeño animal.

La imagen de Dazai sosteniendo al pequeño animal es reemplazada por una donde sostiene a una mujer mientras rompe su garganta. Jura que puede escuchar los gritos de la mujer hacer eco en sus oídos.
Su cuerpo se paraliza, sea lo que sea Dazai, no ha encontrado jamás criatura similar.

Dazai suelta a la mujer, el cuerpo sin vida cae en una posición bastante incómoda. Lamiendo los rastros de sangre en sus labios se gira hacia Chuuya, sobresalen un par de colmillos. Sus ojos no son chocolate, no le ven con cariño y melancolía, le miran con burla, diversión y hambre. Tienen tonos rojizos, hay crueldad y maldad en ellos.

Antes de poder moverse siente como unas uñas se clavan en su pierna.
Grita por lo inesperado que resulta el dolor, sus ojos y mente vuelven a la realidad, donde Dazai deja el conejo en la mesa y aparece frente a él.
No son como los ojos que vio segundos antes, tienen una expresión preocupada.

ー¿Estás bien? ¿Sensei te lastimó?ー pregunta. Chuuya niega, porque no es el rasguño lo que le preocupa. ー ¿Sensei te asustó?

ー¡No fue mi gato!  ー reclama un indignado Ranpo entrando. - Clavó sus uñas para sacarlo del susto en que tu lo metiste.

ー¡Pero yo solo estaba comiendo! ー se justifica.

ー Cada que empiezas a comer te olvidas de lo que existe a tu al alrededor.ー Acusa señalándolo de forma infantil. El corazón de Chuuya empieza a recuperar sus latidos tranquilos.

ー Te alimentas de sangreー obvía Chuuya.  Ranpo golpea con su propia mano su frente para después cruzar los brazos.

ー Exactamente ¿Por qué creías que lamió tu mano hace días?

ー Bueno... Yo...  ー sus mejillas se sonrojan, recordando la lengua de Dazai sobre su mano. La forma de mirarle mientras lo hacía.

ー Lo lamento. ー se disculpa Dazai, aunque no sabe por qué lo hace. ー Yo cazo los conejos, después los cocino. Esa es la razón de que siempre comas conejo.

ー Era obvio en retrospectiva. Pasando a asuntos importantes ¿Cuándo será la caza, Dazai?

ー¿Caza? ー interrumpe Chuuya con emoción en su voz.

ー Caza. Mataremos hombres lobo. Hoy, a la media noche. ¿Vienes? ー Nakahara asiente con sus ojos brillando.

ー Conoces mi condición, Dazai. Ni un solo rasguño.

ー¿Condición?

ーNo debemos tocar a un solo humano,  Chuuya.

ー Eso es... Sorpresivo e inesperado para un demonio. ー murmura Nakahara.

ーA él le gustan los humanos. Le gusta verlos, enseñarles y jugar. Pero hay uno en especial...

ー Silencio, Dazai.

ー Con el que nuestro querido Ranpo...

ー Dazai, te lo advierto.

ーÉl ー Osamu baja la voz, como si contara un secreto, viendo de reojo al demonioー Tiene un novio humano.

ーNoooo ー dramatiza Chuuya, en el mismo tono.

ーSiiii, un chico que pasa los días leyendo y escribiendo. Dicen que es escritor.

ー Malditos críos ¡Guarden silencio!.

ー¡Tengo novecientos años! No soy un crio. El único crío aquí es Chuuya, que tiene 17 y estatura de 12.

ー¡Estoy creciendo!

ー Cariño, puedo asegurarte que no vas a crecer más. ー pronuncia con desdén Osamu.

ー Eres un...

No termina su frase. Ranpo ve como Dazai sale corriendo con el pelirrojo detrás de él.

ーY así niega ser un crio. ー murmura Ranpo con una sonrisa. Le alegra Dazai haya distraído a Chuuya aunque fuese a costa suya. Ya se lo cobraría después.

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Dazai vivió con Freya por el año 400, actualmente se hubican por el siglo XIII.
Así que, sí, esperó por Chuuya novecientos años. Sus amigos murieron hace mucho, Ranpo es lo más cercano que tiene.
Aunque se ha asegurado de hacer que Oda y Ango se encuentren en las dos reencarnaciones que ellos han tenido,  él no se acerca más.

Samsāra Donde viven las historias. Descúbrelo ahora