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Taehyung podía ser bastante curioso y extrovertido a sus ocho años de edad, pero tenía algo claro, los humanos no eran agradables, eran más como monstruos. Eran egoístas, ignorantes, violentos y peligrosos; las historias de su madre eran lo suficiente para que estuviera seguro en eso. 

Por eso no se explicaba como estaba volviendo a la costa para volver a ver al pequeño humano, emocionado de tener un amigo de la superficie. Esta vez empezaba creer que la superficie tenía cosas buenas y no solo "basura" como le habían contado las tortugas, las pobrecillas sufrían con esas cosas alargadas o los animales que quedaban atrapados en las cosas con seis hoyos. Le preguntaría a Yoongi como se llamaban y si podía pedirles que no las dejaran por ahí, excepto lo que creía tal vez prendas, pues su hermana y él habían encontrado un objeto extraño con unas letras "oxxo", era lindo que les dieran ese tipo de cosas de su mundo. Se sentía elegante cuando las llevaba así que se había puesto una, esta vez la que tenía un siete.

Claro que no había olvidado llevar algo de su mundo, llevo una perla y un par de frutos, además de uno de sus broches en forma de pez.

Cuando llegó se quedó nuevamente en aquellas piedras a la misma hora que el día anterior, y balanceó su aleta mientras esperaba.

— ¿Taeee? ¡Tae! — escuchó cerca, estaba a punto de saltar por el susto hasta que reconoció la voz del pelinegro. — ¿Puedes venir a la arena? Es un poco incómodo estar en las piedras.

Taehyung asintió mientras bajaba e iba al lugar indicado, sonrió mientras le saludaba. — Yoonie~ 

— ¿Por que tienes puesta una bolsa? 

— ¿Así se llaman? ¡Vaya! ¡Gracias por las bolsas, se ven realmente lindas! — hablaba casi dando brinquitos. — ¿No tienen en más colores? 

— Sí, pero no son para eso, Tae — explicó Yoongi, mientras le mostraba la que el traía, la diferencia es que la suya era de tela. — Son para llevar cosas más fácil.

— Oh, entonces... ¿también son basura? 

— Supongo que esa sí, pero no te preocupes. Incluso con eso te ves muy bien — intentó animarle después de haber visto el cambio repentino en su actitud.

Taehyung simplemente le sonrió sin mostrar sus dientes — Bueno, ¡pero también traje comida! — sacó la perla y los frutos. — Esta perla la encontré hace poco, son muy difíciles de encontrar pero deliciosas así que espero la disfrutes. 

— Creo que mejor la disfrutas tú — sonrió nervioso sacando lo que él traía, brochetas de cerdo. 

El rubio observó con curiosidad aquel platillo, Yoongi lo notó y le ofreció una que no dudo en tomar. Dio un mordisco mientras era observado por el mayor que ya comía de los frutos, se sorprendió por el sabor y comenzó a comerla un poco más rápido.

— Más lento, no se irá a ningún lado. 

— ¡Está delicioso!

— Lo sé, son mis favoritas. 

Continuaron comiendo, Taehyung probó después el refresco que no le gustó, prefería mil veces más el agua. Yoongi terminó aceptando cuando el menor le insistió en comer la perla, le dijo que la guardaría para después aunque no lo haría, pero sería un bonito recuerdo.

Incluso cuando terminaron la comida que traían, siguieron hablando, contando como era su vida en cada lugar. Ambos les daba curiosidad visitar el lado de cada uno pero tenía sus riesgos, Taehyung le dijo que en realidad aún si estaba fuera del mar seguiría teniendo aquella aleta color turquesa que revelaba lo que en realidad era, por lo cual sería difícil llevarlo a conocer de un lado a otro no por tener que cargarlo, lo intentaron y Yoongi se sintió orgulloso de lo fuerte que era, sino porque llamaría demasiado la atención. Mientras que Yoongi corría el riesgo de ser visto por más sirenas y tritones, que probablemente lo encerrarían, lo de respirar debajo del agua podría solucionarse, había escuchado el rumor de que cuando una sirena besaba a un humano le daría el poder de respirar bajo el agua por unas horas pero no quisieron intentarlo.

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