Hojas de otoño

23 0 0
                                    

Yo lo sé, no estoy loca tan solo tenía la esperanza de que fuera real, esa persona que repentinamente se encontraba en mi casa. Me miró sorprendido ante lo que dije, supongo que hasta mi propio subconsciente puede sorprenderse con mis reacciones.
-¿No soy real? Dijo mirando hacia el infinito.
-Claro que no, esta no puede ser tu casa, nunca te había visto,  mi madre se asustaría mucho si te viera y como no ha venido la policía a sacarte tan solo significa que tu no eres real.
-Pero entonces porque puedo hacer esto... dijo acercando su mano hacia mi y tomándome por la cintura.
-¿Qué... qué estas haciendo? Sueltame.  Dije claramente molesta.
-¿ por qué puedo tocarte si no soy real? Dijo aún mirándome intrigado con toda la situación. 
-No lo sé, pero ya no te acerques a mi, es mejor que te vayas. Dije corriendo hacia la cocina, procure cerrar todo con seguro antes de volver a mi habitación.
Camine dando círculos por un rato intentando explicarme a mi misma como era posible haber sentido su mano en mi espalda, mire por la ventana la puesta de sol estaba comenzando, los brillantes colores bailaban por el cielo uno tras otro, parecía casi mágico e incluso por unos segundos me sentí tranquila, conmigo, con la situación actual, con todo pero pronto comenzaron los pensamientos malos y decidí que era hora de dormir.
Coloridas hojas de otoño caían por todos lados, estaba caminando hacia la entrada de la preparatoria, se sentía casi como un escenario de pelicula. Más personas con el mismo uniforme que yo se acercaban, algunos susurraban cuando pasaban junto a mi otros simplemente hacian una seña diciendo "ahí va". El viento comenzó a soplar más y más hasta que...
Desperté. Mire al rededor de la habitación, todo se veía tan vacío como siempre... todo estaba vacío, siempre lo iba a estar ya nunca más estaría lleno.
-deberias poner al menos algo que parezca que es tu cuarto.  Es demasiado triste que parezca la habitación de visitas. Dijo el hombre de ojos verdes.
-¿como entraste? Pregunté asustada.
-supongo que después de todo si estoy en tu imaginación... dijo mirando hacia abajo.
-lo siento. Dije girando mi cuerpo hacia otro lado.
-Y...¿qué soñaste? Me preguntó caminando hacia mi hasta sentarse en la orilla de la cama.
-Lo mismo de siempre, hojas cayendo, personas caminando, susurros hasta que parece que va a pasar algo y despierto. Dije.
-¿qué te gustaría que pasara? Me preguntó el hombre.
-supongo que nunca lo había pensado, me gustaría que terminara el sueño, no despertar antes saber lo que sucedió.  Dije antes de suspirar.
-quizás tu misma no quieres y por eso despiertas. Dijo el hombre.
-quizás si estoy loca.
El hombre se levantó de mi cama y de repente sentí como se acostaba a un lado se mi, pasó su mano por mi cintura y recargo su boca en mi espalda.
-intenta soñarlo de nuevo. Dijo el hombre.
No le tome importancia, era mi imaginación, no era real así que procedí a intentar dormir de nuevo. Mi respiración se fue calmando lentamente hasta que...
Las coloridas hojas de otoño comenzaron a caer, una tras otra enfrente de mis pies, cada que pisaba una hacia un crujido placentero. El camino a la preparatoria era demasiado largo pero poco a poco se veían más personas con uniforme a mi al rededor, sabía que me estaba acercando a la entrada, los susurros a mi al rededor no se calmaban y podía escuchar como algunas personas decían "ahí va". El viento comenzó a soplar más y más hasta que sacudió tanto los árboles que miles de hojas cayeron frente a mis ojos, frente a mi la camioneta de los padres de Tomas se estacionaba en la entrada, todos guardaron silencio. Su madre se veía furiosa, devastada, con sus ojos rojos e hinchados de tanto llorar comenzó su camino hacia la dirección, su esposo la seguía mirando al suelo. Mis pies se estaban moviendo, corrían tras de la familia.
-Señora Carmen. Salió de mi boca.
Volteo a mi dirección y con una mirada de desprecio se acercó furiosa a mi.
- ¿Cómo te atreves a seguir viniendo a la escuela? Tomas no tenía la culpa de nada, si no lo hubieras seducido con tus tonterías el aún estaría aquí, asesina.
Mi corazón latía rápidamente, sentía todas las miradas en mi, todos estaban hablando demasiado y al mismo tiempo solo escuchaba susurros, mis piernas se movieron, se movieron hasta que dejé de escucharlos repentinamente ya no estaba ahí.
Desperte agitada, sudando y llorando.
Tomas...

Espinas negrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora