Las estrellas

14 2 0
                                    

Un fuerte golpe se escuchó desde la puerta de la entrada, y luego otro y otro... mi corazón latió fuerte con cada uno de ellos y luego hubo solo silencio.
Los recuerdos de Tomas desaparecían más y más, a veces no estaba segura si eran lo que sucedió o lo que me hubiera gustado que sucediera. Me recargue en la pared junto el clóset y solté todo mi peso en ella, sentí como mi cuerpo iba cayendo lentamente hacia atrás hasta tocar el piso. Fue un golpe lo suficientemente fuerte para sacarme de mis pensamientos, lo que pensé que era una habitación secreta parecía más un agujero negro en la pared, oscuro sin luz o algún final claro. Deslice mis dedos por la pared, intentando buscar algún interruptor que me ofreciera un poco de luz, pero no sentí nada. Quizás aquí estaban todas las respuestas de mi padre, lo que nunca me ha dicho y lo que nunca podrá decirme. Sentí una desesperación incontrolable por ver que había adentro, corrí hacia mi habitación por una linterna lo suficientemente brillante para ver todo. Regrese al cuarto secreto y procedi a encender la linterna.
Fotos, había fotos por todos lados, en las paredes, en el techo, algunas incluso en lo que parecía el piso, era ella con un hombre... supongo que era mi papá, Ian, suspiré y caminé lentamente para ver más, un fuerte aroma comenzó a molestarme, quien sabe cuanto tiempo a estado todo esto encerrado de esta manera.
Comencé a agarrarle más forma a la habitación,  era un baño o al menos parecía uno que había sido partido a la mitad, habia libros por todos lados, parecían álbumes... también había cobijas y platos sucios.
Me acerqué a lo que parecía una tina y sentí como mi corazón se partió a la mitad, ¿T...?
Corrí... lejos de eso. Lejos de la casa de mi madre, lejos del secreto que la ha estado despedazado por tanto tiempo. Sin darme cuenta estaba en aquel vagón, cántaros de agua caían por mis mejillas y yo solo estaba demasiado abrumada por todo, no podía sentir lo que había visto y de alguna manera lo estaba sintiendo todo en un tiempo demasiado corto.
Recuerdos de Tomas entraban y salían rápidamente y de repente se detuvieron, la ilusión de el estaba frente a mi en el vagón, mirándome.
-Todo es mi culpa sabes... dijo Tomas.
-¿De qué hablas? Tu no tienes la culpa de lo que hizo mi madre.
- Pero si la tengo Amber. Dijo Tomas mirando hacia el piso.
-¿Por qué tendrías la culpa de algo así?le pregunté confundida.
-Supongo que al final de cuentas, no pudo hacerlo sin sentir nada. Dijo Tomas.
-Tomas... yo...
-¿Recuerdas de las últimas cosas serias que te dije? Yo pensé que quizás iba a ser buena idea decirle lo que sabía y... dijo Tomas confundiendome más.
-No es tu culpa Tomas, llamaré a la policía. Dije aún llorando.
-No lo hagas... meteras a nuestra madre a prisión por intentar cuidar a su hija de una relación indecente con su medio hermano.
El rompecabezas que había estado roto dentro de mi por tanto tiempo se había acomodado tan rápido, y todo comenzó a tener sentido, la omisión de mi padre, la desesperación por que alguien encuentre a Tomas para que pueda dejar de sentirse culpable, el acercamiento de Carlos...
Quizás nada nunca va a ser bueno y nadie nunca va a intentarlo, jamás debí intentar comprender a todos y jamás debí sacar a todos de mi circulo de razonamiento, porque muy en el fondo yo sabía que había algo más fuerte que nos unía y ya ha pasado demasiado tiempo desde que hemos estado separados uno del otro.  Aún así, mínimo debía pasar por la vergüenza de que todos se enteraran, el desprecio y el maltrato de lo que ha hecho... hice la llamada que debía hacer la justicia llega de un lugar o otro y ya era tiempo.

Mire el vagón ahora un poco desordenado por lo deshabitado que ha estado, imagine a Tomas sentado junto a mi y a mi papá Ian en la puerta mirando las estrellas, el sonido del tren se hizo más fuerte, hacia tanto que no pasaba uno por aquí que no podía pensar en un mejor momento para que lo hiciera... corrí mirando al cielo con mis manos hacia arriba intentando alcanzar las estrellas, el frío y la tranquilidad por fin habían llegado y yo solamente podía pensar en lo relajante que iba a ser regresar al vagón después de tocar alguna.

Espinas negrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora