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"¿Peter?" preguntó Quentin al no recibir respuesta. "¿Me escuchas bien?"

—Eh... ¡sí! Sí, es que... —tartamudeó Peter en su intento de espabilar fuera de su sorpresa por la llamada de Beck—, me tomaste desprevenido.

"Ah, sí. Perdón por llamar a tu celular sin aviso", recordó Beck. "Se lo pedí a Fury y supe que venías a Londres, así que pensé en telefonearte. ¿Te molesta?"

—¡No, no! En absoluto —se sentó en la cama, exaltado y en su esfuerzo por no decir nada que le haga creer a Beck que le disgustaba comunicarse o convivir de alguna u otra forma con él, cuando obviamente era todo lo contrario. Beck no habló, así que Peter tomó el silencio para responder con la esperanza de que él haya preguntado para un fin conveniente para sus ganas de salir y, si tenía mucha, muchísima suerte, satisfacer de una vez sus ganas de follar—: Emm... Sí, ya llegué a Londres. Estoy en el hotel sin nada que hacer —soltó un suspiro para nada disimulado como diciéndole "por favor, dime que quieres invitarme un trago". Escuchó a Quentin reír suavemente al otro lado de la línea—. ¿Por qué?

"Conozco un lugar" rió a propósito y Peter no pudo evitar sonreírle a la nada, apenado "...donde las limonadas son buenísimas. ¿Vamos?"

—Vamos.

~

Por primera vez en su vida pudo comprender por qué las chicas se ponían pesadas cuando se trataba de encontrar ropa para salir con alguien. Por primera vez pensó que no tenía nada para ponerse aún después de haberse probado todo su equipaje solo para lanzarlo a un lado luego de pensar que no era lo adecuado para la situación. Y sabía exactamente por qué estaba tan nervioso: iba a encontrarse con Quentin ahora por el puro gusto de verse. No había trabajo ni asuntos de héroe de por medio, él había cumplido su palabra de contactarlo y no solo eso, iba a pasar por él. Quizá Peter estaba malinterpretando sus intenciones, pero de alguna forma, esperaba que esas "señales" que sentía fueran lo que imaginaba. Y no era como que antes hubiera tenido dificultades creyendo en su instinto, así que eran buenas las probabilidades de que se diera lo que quería y, ciertamente, eso lo ponía feliz.

Al final optó por un outfit neutro, no muy elegante pero tampoco tan casual (o al menos así le parecía a él). Unos jeans negros ajustados en partes estratégicas que hacían resaltar sus curveadas piernas y ese voluminoso y redondito culo que se cargaba; una camiseta azul marino sin nada escrito y de tela suave, dejándose notar los tonificados músculos debajo de ésta. Los colores oscuros de su vestimenta resaltaban su piel blanca que se sonrosaba con cualquier pequeño pensamiento o comentario bonito y sus labios suavemente manchados de rojo por la vergüenza de que, al verse al espejo, se pensaba malditamente guapo. Cosa que desde hace tiempo no apreciaba pero definitivamente necesitaba.

Con los ánimos arriba y una sonrisa exteriorizando su felicidad y comodidad con sí mismo, salió de la habitación con una chamarra y un paraguas colgados al brazo. Su celular vibró por un "estoy afuera, baja" de Quentin y su sonrisa creció al verlo. Con esa bonita expresión en su rostro, caminó dentro del elevador y texteó un rápido "estoy bajando" sin levantar la mirada de su celular, tan absorto en el aparato que reparó en la presencia de Brad hasta que habló—: Emm... Peter...

Peter saltó fuera de su celular y por reflejo, lo escondió detrás de él como si Brad no se hubiera dado cuenta de que entró sonriéndole a la pantalla como idiota. Maldijo la lentitud del ascensor mientras le sonreía a Brad a una distancia más que prudente, aunque él ni siquiera lo volteaba a ver. El silencio era incómodo, pero Peter pensó que decir cualquier cosa lo sería aún más, así que continuó callado con la vista fija a los botones del ascensor que se iluminaban conforme iban bajando y volvió a sacar su celular para refugiarse en él.

—Encontré tu perfil en Lovescort —susurró Brad muy concentrado en sí mismo, como si tuviera miedo de cagarla frente a Peter—. Bueno, Ned me lo pasó —terminó. Peter no sabía qué mierda era Lovescort, pero si Ned se lo había creado para luego enviárselo a Brad no podía ser una simple cuenta de Instagram de lo que estaban hablando. Brad se veía como si esperara una respuesta de Peter, pero él solo sonrió y al instante en que abrió la boca para hablar, Brad se le adelantó añadiendo—: Te califiqué con cinco estrellas.

Peter enrojeció como tomate desde la punta de la nariz hasta las orejas. Rió nervioso y apartó la mirada de Brad, incómodo de verdad.

—Bueno, pues... Gracias.

Brad sonrió y alzó la frente y el pecho, como si la reacción de Peter había sido exactamente la que esperaba. Le gustaba sentirse como el que manejaba la situación aunque no haya sido así la mayoría del tiempo cuando estuvo con Peter la noche anterior, pero dado a que tenía todas las ganas e intenciones de follárselo un día no muy lejano, le gustaba pensar que ese encuentro sería como en las porno: un Peter viéndose tierno e inocente aunque sus habilidades se sientan como todo lo contrario, mientras Brad, grande, vigoroso y con un toque duro, se lo folle fuerte y firme hasta hacerlo lagrimear de placer. Eso era todo lo que Brad pensaba cuando tenía a Peter cerca, no hacía más que excitarlo en vano y desesperarse por no tener el maldito dinero para volver su extraordinario sueño húmedo realidad. Y, mientras babeaba por Peter, alguien más (con el dinero que a él le faltaba) se lo llevaba a la cama.
Ese corto pensamiento le cambió todo el estado de animo. El ascensor por fin se abrió y Brad espabiló fuera de sus pensamientos para mirar la pequeña sonrisa del sonrojado Peter que, con intenciones de salir, dio un paso largo fuera del elevador. Pero un instante después Brad lo detuvo con una mano y una simple pregunta tan fuera de lugar como la acción—. ¿Vas a... trabajar?

El sonrojo de Peter empeoró y sus nervios lo obligaron a apartar la vista y tomar saliva antes de responder a la pregunta sin pensárselo muy bien—. Sí.

Quizá salir esa noche con Quentin no estaba ligado a su alter-ego, pero si no se excusaba con eso, no sabría como explicar dónde o cuándo lo conoció. Además le gustó la vaga idea de que haya ido hasta allá por él para llevarlo a tener sexo, aunque fuera una idea tonta, inmadura y superficial, lo hizo sonreír un poco. Pero eso le dio una mala impresión a Brad, pero no dijo nada y lo soltó así. Peter le sonrió por compromiso para poder irse sin dejar las cosas más incómodas de lo que ya estaban, pero Brad caminó hacia la puerta principal del hotel junto con él. Mientras Peter se adelantaba e intentaba dejarlo atrás caminando cada vez más rápido para evitar que Brad vea a Quentin, él lo seguía como si exactamente esa fuera su intención: descubrir con quién se "acostaría" esa noche. Peter paró en seco y se volteó hacia Brad antes de cruzar el umbral de la puerta donde del otro lado Beck lo estaba esperando ya.

—¿A dónde vas? —lo encaró Peter, parándosele en frente para evitar que saliera.

—¿No puedo salir? —cuestionó Brad, acercándosele y estirándose para alcanzar a ver un poco más de lo que había fuera aunque Peter se negaba a dejarlo, interponiéndose en medio y empujándolo suave hacia tras.

—No por aquí —negó firme. Brad dejó de intentar lo que Peter no le permitía y en vez de removerse contra él, dio un paso atrás y lo miró a los ojos esperando a que contestara su celular, que sonaba con el nombre de Quentin iluminado en la pantalla. Pero Peter no se movió ni siquiera para ver quién le llamaba, pues estaba acorralado sin poder moverse del lugar y sin poder contestar, porque de cualquier manera Brad descubriría con quién se iba. Y no era que Peter no quisiera eso, el problema era la posición de Quentin ahí. Podía manchar su nombre, pero no el de Beck. Peter tomó aire lanzándole a Brad una mirada enojado, y exhaló sin dejar de mirarlo mientras silenciaba su celular y lo dejaba vibrar dentro de su bolsillo.

—¿No vas a contestar?

Peter negó con la cabeza, pero su expresión se suavizó y cerró los ojos con desdén—. Es privado.

Brad sonrió—. Bueno, ¿me permites pasa-...?

—¡No! —exclamó Peter en su terca misión de bajo ninguna circunstancia dejar que vea a Quentin—. ¡Es en serio, Brad, no puedes salir por aquí! Ve a la otra puerta o...

—Ey —la piel de Peter se erizó, sintió una pequeña presión en el pecho y la opción de simplemente dejar inconsciente a Brad se vio más tentadora que nunca. Tensó la quijada y cerró fuertemente los ojos antes de voltear lentamente el cuerpo y ver a Quentin detrás de él—. Peter, lo siento, pero odio que me hagan esperar. ¿Podemos irnos ya?

Rumor a realidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora