—...¿Me das una mamada?
Peter le sonrió intentando con todas sus fuerzas de que Brad se arrepintiera o se incomodara con lo que acababa de preguntarle y sonriera también, diciéndole que era una muy tonta broma. A Peter le hubiera encantado eso, pero Brad se mantuvo serio, un poco sonrojado y seguía con el detalle de mantenerle la mirada a Peter a pesar de lo apenados y ruborizados que estaban ambos, pues al parecer el shock no les permitía moverse. Peter dejó de reírse al segundo en que entendió que Brad iba en serio y cambió su rostro sonriente a confundido.
—¿Q-qué hay de MJ? —preguntó Peter, bajando su mirada y jugando con sus dedos, incómodo. Ni en un millón de años se hubiera esperado que Brad, de entre toda la gente, fuera al que tuviera que inventarle una mentira así de grande e idiota y tener que mantenerla con acciones todavía más grandes.
—No se va a enterar —dijo Brad, no muy orgulloso—. Nadie se va a enterar. Eres un profesional, ¿no? Decirle nada a nadie es parte de tu... servicio.
—Ehmm... Claro —parecía que Brad sabía más de el tema que Peter, así que decidió simplemente afirmar lo que sea que dijera respecto a su supuesto trabajo. No podía creer en lo que se había metido. No podía creer lo que Brad le había pedido y no podía creer que el bulto en los pantalones de Brad había comenzado a notarse, en busca de atención que Brad se negaba a atender antes de que Peter aceptara hacerlo él mismo. Peter apartó los ojos de cualquier lugar en el cuerpo de Brad y se secó el sudor de las manos en los pantalones. Entonces se le ocurrió su última oportunidad de salir de esa habitación intacto—. Bueno; dame doscientos cincuenta euros.
Brad lo miró muy sorprendido, boquiabierto y sin moverse de su lugar. Peter sonrió, sabía que con ponerle un precio así de alto a Brad se le bajaría la temperatura y decidiría mejor dejarlo así. No era como que un simple estudiante pudiera gastar tanto dinero. Incluso dudaba si Brad tenía esa cantidad en la cartera, pero su sonrisa desapareció cuando de pronto Brad cobró vida y comenzó a buscar su billetera rápidamente por toda la habitación. La encontró en su bolsillo. Extrañamente Peter dejó de estar nervioso y se entretuvo viendo como Brad buscaba más dinero en su maleta, apenas completando el monto que Peter le había pedido.
—Sí tengo —suspiró aliviado y dejó el dinero en el escritorio de la habitación—. Puedes... tomarlo cuando terminemos.
Peter asintió y tragó saliva. Brad miró a otro lado y esperó ahí de pie a que Peter diera el primer paso. Bueno, parecía que Peter no tenía otra alternativa más que hacerlo y convenientemente no se sentía muy disgustado con la idea. Al contrario, hace años que no hacía algo así y hasta ese día fue la primera vez que tuvo ganas desde que Tony se había ido. Nunca había hecho nada de esa índole con alguien que no fuera él y esa era la parte que le ponía un poco nervioso. Pero suspiró fuerte, se volteó, caminó hacia Brad y lo llevó hasta la cama para sentarlo ahí. Brad, sin decir nada, se dejó llevar mirando a Peter como si estuviera hipnotizado e intentó sin mucho éxito mantenerse sereno cuando Peter se puso de rodillas entre sus piernas y desabrochó el botón de su pantalón.
—¿Estás bien? —preguntó Peter bien cometido a su papel de profesional, deteniéndose un segundo, pues Brad lucía como si estuviera a punto de desmayarse—. Puedo parar cuando quieras.
—No, no quiero que pares. Es solo que... —soltó Brad y luego bufó por la impotencia de no saber expresarse sin pena en esas situaciones—. Perdón, Peter, sé que... tocarte y besarte y todo eso tiene un costo extra pero —Peter alejó sus manos de la entrepierna de Brad acariciándole los muslos por encima, entendiendo lo que necesitaba para continuar—... ¿puedo?
—¿Q-qué quieres que haga? —preguntó Peter suave y Brad alzó los hombros, con la mente en blanco y los pantalones desabrochados. Peter se puso de pie y comenzó a desabotonar su camisa poco a poco, con Brad sin perderse ni un solo detalle de sus movimientos, de la piel y el cuerpo marcado que Peter lentamente iba revelando.
—Wow, Peter —escuchó susurrar a Brad después de que se quitara la camisa y la dejara sobre la silla del escritorio. Peter se miró a si mismo poco después de darse cuenta de que Brad no había terminado de admirarlo—. No sé si tenerte envidia o... ganas.
Peter rió y esta vez fue no por nerviosismo ni compromiso, de verdad se sintió alagado y divertido con el comentario de Brad, pues después de todo quizá disfrutaría de ese encuentro a pesar de que antes nunca había pensado en él de una manera sexual, pero ahí, ya relajado y medio desnudo, Peter se sintió como pez en el agua.
—¿Puedo? —preguntó Peter bajo, coqueto, acercándose lento a Brad para luego tocarle un hombro y hacer el ademán de separar sus piernas para sentarse sobre su regazo. Brad asintió rápidamente y Peter lo hizo. Se colocó sobre él suavemente y acarició los brazos de Brad de abajo hacia arriba, terminando en su cuello, acercando su rostro al del otro y soltando un suspiro al sonreírle—. ¿Así está bien?
Brad tragó pesado y le respondió inclinándose rápido para tomar los labios de Peter, pero él se alejó evitándolos con una sonrisa y una sutil negación con su cabeza. Acarició los cabellos de Brad cuando gruñó disgustado por la prohibición y los alborotó mientras se frotaba contra la aún creciente erección.
—Déjame besarte —pidió Brad en un susurro, casi rogando—. Por favor.
—Puedes besarme en donde quieras —declaró igual de bajo, mirándole los expectantes ojos—. Excepto en los labios. Mi boca hoy está apartada para otra parte de tu cuerpo.
Pudo sentir en un largo segundo como Brad se estremecía por sus palabras y cómo con cada acción se endurecía más el miembro donde estaba sentado. Brad de verdad se moría por atacar esos labios finos, pero no se atrevió a jugarse la suerte. Peter le permitía más de lo que había pagado, dejándole ver, tocar y besar su cuerpo semidesnudo, y con eso se sintió el hombre más suertudo del mundo. No esperó un segundo más y, jalando a Peter de la cintura hacia él, le clavó con cuidado los dientes en la clavícula. Peter siseó por lo repentino del acto, pero se lamió los labios y lo dejó continuar, suspirando al sentir la lengua de Brad viajando desde la suave mordida hasta su cuello, donde comenzó a besar. Peter simplemente se abrazó de la cabeza de Brad al tiempo que seguía con su vaivén frotando el trasero en la ya dura erección. Mientras, el otro lo tomaba de una mano por la cintura para sostenerlo, con la otra libre paseándose sin descanso ni tranquilidad alguna por el pecho, abdomen y costado de Peter, reafirmándole lo mucho que su cuerpo le encantaba.
Peter dejó de frotarse y se apartó sin levantarse aún, cubriendo la inquieta boca de Brad con su mano cuando le gruñó por no dejarlo seguir, pero Peter sabía que si continuaban así hasta que Brad quisiera, se separarían hasta que Brad se corriera solo con los toques, la vista y las ágiles caderas de Peter marcando un delicioso ritmo al frotarse contra su regazo. Y eso significaría deberle la mamada para otro día, lo cual Peter no encontraba muy conveniente. Así que sin hacer caso a los berrinches de Brad, Peter se deslizó hacia bajo lentamente, parando en su cuello para depositar un blando beso. Brad suspiró al sentirlo y se calmó cuando se dio cuenta de la intención de Peter, sintiendo sus manos colándose por debajo de su ropa interior, acariciando su despierto miembro mientras Peter se arrodillaba entre sus piernas otra vez, ahora sí listo para hacer su trabajo.
Brad enredó sus dedos en los cabellos de Peter mientras él se entretenía con sus suspiros, besaba suavemente su cuello y masajeaba con ritmo lento pero firme su pene, de arriba a abajo, guiándose por como el cuerpo de Brad temblaba con cada toque.
Peter dejó el cuello de Brad al sentir un pequeño tirón a sus cabellos, separándose para dejarse guiar hacia bajo por sus manos nerviosas hasta quedar a la altura de su erguida y punzante erección.
—P-por favor.
Y Peter no lo hizo esperar un segundo más, metiéndosela toda en la boca.
Lamió energético de arriba a bajo, haciendo un pequeño esfuerzo por no sonreír al escuchar la desesperada respiración del emocionado Brad. Con una mano formaba un círculo que subía y bajaba por toda la superficie húmeda que su boca no alcanzaba a satisfacer todavía, pero que con cada succión Peter se acercaba más, acostumbrándose al gusto por chupar, salivando a cascadas y saboreando como Tony le había enseñado. Disfrutándolo tanto como cuando se lo hacía a Tony, recordando y retomando todas sus lecciones. Y, como si fuera un puberto en Tumblr de madrugada, Peter nunca se había sentido tan caliente y tan triste al mismo tiempo. Incluso podría masturbarse llorando, por más ridículo y bajo que se escuchara, porque mientras se lo estaba chupando a Brad, estaba pensando en Tony.
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Rumor a realidad.
FanfictionSpidey centric. ~ Peter, con miedo a que su identidad salga a la luz, comienza a confirmar rumores que ni siquiera son reales para desviar la atención y curiosidad de sus compañeros de clase. Pero, como la mayoría de sus planes, no sale como él espe...