"Siempre estuve enamorada de una amiga de la familia, la conozco desde que tenía ocho o nueve años. Y mi primera vez fue con ella. En mi cumpleaños 24 se quedó a dormir en casa. Toda la noche no paramos de acariciarnos y no soltarnos. Mi corazón no dejó de latir y mi cuerpo estaba extasiado por la suavidad de su cuerpo. Esa sensación de su olor y cuerpo me duró una semana, hasta que regresó, se quedó a dormir en casa una vez más y esa noche fue la más increíble de mi vida. No paramos, el tiempo se fue volando, besarla, sentirla fue fantástico. Al día siguiente camino a la escuela, pensé que me daría un ataque al corazón. Me palpitaba como nunca. Después de esa noche, ya no lo dudé más, amaba a las mujeres".