Dedos

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Tenía 18 años. Había llegado a una ciudad donde no conocía a nadie para estudiar la universidad. En la casa de asistencia conocí a una chica diez años mayor que yo. Casi siempre me buscaba cuando todos estaban ya dormidos. Solía escribirme unas cartas muy bonitas donde me decía te amo, pero yo pensaba que era un amor filial, de amigas. Una vez que estábamos en su cuarto, ni siquiera recuerdo qué estábamos haciendo o cómo es que pasó, ella empezó a tocar mi mano, pero de una manera que yo sabía era distinta. Y luego me preguntó, ¿nunca te han chupado un dedo? Y procedió a chuparme un dedo de la mano".

LA PRIMERA VEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora