III. B

1.7K 128 6
                                        

|Parte 2|

Después de una hora de viaje en la oscura y nublada noche, llegamos a destino, bajamos del helicóptero y después de mil años de tácticas, convencí a mi padre de llamar a un taxi en vez de a una limosina, él es un despilfarrador.

El taxi nos dejó un par de manzanas antes del prostíbulo, ya que su hora límite había pasado, por lo cual tuvimos que caminar un poco. Antes de llegar, una chica preciosa, demasiado sexy iba caminando en dirección contraria a la nuestra, para engancharla, caminé alrededor de ella y le susurré: -Espérame-, ella rió y lo consideré un triunfo, apuesto lo que quieran que me estará esperando.

Entramos al prostíbulo y mi padre, para asegurar el cumplimiento de los servicios, pagó por la prostituta y además una -pequeña- propina de al menos doscientos dólares. Este hombre tal vez no firme muchos cheques, pero de que regala el dinero, lo hace.

Mientras mi padre charlaba un poco con la recepcionista, salí a la calle para dar una pequeña vuelta y adivinen qué, me encontré con esa hermosa chica esperándome a unos metros del prostíbulo, para ser sincero, no me avergüenza.

-Hola, preciosa- murmuré con mi típico tono seductor y besé su mejilla delicadamente.

-Hola- saludó con una sonrisa.

-Veo que me esperaste- mordí mis labios y sonreí de lado, haciendo que se marcara uno de mis hoyuelos. Ella respondió mi gesto y sonrió después de morder sus exquisitos labios -¿Cuál es tu nombre, preciosa?-

-¿Me llamarás "preciosa" cada vez que hables conmigo?- preguntó con una sonrisa coqueta y enrollando un mechón de su cabello en su dedo índice.

-Solo si te gusta.

-Bueno, sí me gusta y mi nombre es Zoe- acaricié lentamente su rostro y toqué su nariz con mi dedo, es algo marica, pero a las chicas les encanta.

-Lindo nombre- me acerqué a su rostro y conduje mis labios a su oído -Preciosa.

Al parecer se sonrojó ante mi cercanía, porque sentí cierto calor emanando de ella, al menos que ya la haya excitado. Evan y su ego.

-Hagamos esto rápido- dijo decidida, abrí mis ojos sorprendido, pero sonreí -Detrás de esos arbustos nadie nos verá- acarició mi pecho con su mano y bajo un poco el cuello de mi remera.

Entrelacé nuestras manos y caminamos hasta estar detrás del arbusto. Me quité la chaqueta y la estiré sobre el piso, ella se recostó sobre ésta y yo sobre ella.

Subí su vestido violeta hasta su cintura, lo suficiente para ver su ombligo, ella desabrochó mi pantalón negro y lo bajó lo suficiente para que podamos hacer lo nuestro.

-Eres un super dotado al parecer- murmuró observando mis bóxers.

-Me lo dicen seguido- dije eso en tono de broma, a lo que ella rió, pero era cierto.

Bajé mis bóxers mientras ella bajaba sus bragas, posicioné ambos brazos en la chaqueta, uno a cada lado de su cabeza. Me recosté sobre ella y la embestí enseguida, haciendo que un gemido ahogado saliera de sus labios.

-Disfrútalo, preciosa- susurré en su oído y comencé con las embestidas rápidas.

Gemidos agudos provenían de su boca y ligeros gruñidos de la mía, por alguna razón no me gusta gemir frente a una chica, siento que es irrespetuoso. Dirán que eso no tiene sentido, porque me las tiro más seguido de lo que me baño, pero es algo extraño, solo no me gusta hacerlo.

-Grita mi nombre- susurré en su oído otra vez.

-No sé tu nombre- pronunció con dificultad entre jadeos.

Be Careful |Evan Peters|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora