꧁Capítulo 5꧂

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El hombre enorme de 2 metros que estaba dándole la espalda, con mandil azul no parecía ser para nada el hombre de esta mañana, se veía tan relajado y tranquilo, Liz se recargo en el marco de la puerta viéndolo con atención, se sorprendió al darse cuenta que lo estaba explorando visualmente, el tenia una enorme espada y una cintura estrecha, también pudo ver que ese pantalón se le ceñía perfectamente en el trasero, el cual pudo ver que estaba muy bien formado, y ni que decir de esas piernas largas, Liz se sintió acalorada de solo verlo.

¿Que demonios le pasaba, ella no era para nada así, al contrario, ella recuerda haberse sentido muy incomoda con la presencia de el esta mañana y ahora hasta se estaba excitando solo por verlo, deben de ser la estúpidas hormonas, atracción animal, sonrió ante tal pensamiento.

Catus no sabia que hacer, escucho perfectamente los pasos de Liz, y vio de reojo como ella lo exploraba visualmente, eso lo puso nervioso, pensó que se pondría a la defensiva por su enorme cuerpo, pero al inhalar el olor de la comida detecto otro olor, un olor mas delicioso que el de la comida, volteo instintivamente y vio a Liz viendo su trasero mientras sonreía de lado, pero su sonrisa murió cuando su mirada se encontró con esos ojos, la veían con intensidad, ella se tenso, Catus se controlo perfectamente y soltándole una sonrisa le dijo que si quería ayudar poniendo los platos en la mesa, a lo que ella solo asintió, después se sentaron a cenar, valla que había un ambiente incomodo.

-Y dígame señorita Liz...- Pero ella lo interrumpió.

-Solo Liz, se que en la mañana quedamos en que solo te diría Catus y tu a mi Liz, pero las formalidades y la situación hizo que nuestras posturas se tensaran, pero ahora todo esta mas tranquilo, así que por favor solo llámame Liz.- Ella tenía un leve sonrojo en el rostro, que la hacía ver hermosa.
El dudaba el preguntar, no quería hacerla sentir incomoda, era una pregunta que realmente le daba algo de curiosidad, la miro de nuevo y ella lo miraba curiosa, pero no se veía incomoda o arisca hacia el, calmo sus pensamientos, uy su voz pudo salir.

-Bien, quería preguntarle, ¿Por que quiso tener este trabajo? ¿No te afecta estar lejos de tu familia?.- Esperaba no sonar tan obvio por sus preguntas.

-Ho, pues veras, soy hija única, mi mama es una naturalista, mi padre murió hace ya un tiempo, así que mama se dedica a viajar por su trabajo, yo me quede para estudiar, he ahí por que mi fascinación por los animales, creo que lo herede de mi madre- Sonrío recordándola, valla que se sentía algo sola solo de mencionarla- En fin, cuando supimos de ustedes, quede fascinada con su fortaleza por levantarse y cambiar su historia, y después me entere de que rescataban animales y quede aun mas fascinada, no sabia que no tuvieran veterinario, solo vine a probar suerte y la encontré.- Sonrió mientras miraba la comida, ella se sentía realmente feliz.

Catus la vio mientras sonreía y no pudo evitar excitarse, joder, no era solo su olor, era ella en si, ella era suya, lo podía sentir, esto es lo que sienten los otros machos, es algo que no puedes evitar, vio que Liz lo observaba fijamente.

-¿Pasa algo?.- El le pregunto mientras se sentía un poco incómodo, se sintió tímido, algo que si no fuera por la situación le daría algo de gracia.

Ella negó sutilmente la cabeza.

-Es solo que tu ojos son...-. Vio como el se tenso.

Mierda, sus ojos, ella estaba intimidada de esa diferencia entre ellos, eso lo tenso.

-Disculpa si te desagradan e incomodan cuando te veo, procuraré no hacer contacto visual, así que por favor no te alejes solo por esa diferencia.- Su voz sonó baja, realmente baja.
Ella lo miro incrédula, ¿Pero de que demonios hablaba este hombre?.

-¿De que hablas?.-

El le desvío la mirada, dolería decirle lo que el sabia que era obvio.

-Se que son horribles y que hasta te pueden intimidar, estoy consiente de esa diferencia entre nosotros.- El tenía el ceño fruncido.

CATUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora