Epilogo

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Abyss of Dreams


Dos días después Lucy  y Natsu  estaban sentados fuera en el columpio, el cuál él había reparado, mirando al lago con satisfacción. Sus pies desnudos estaban sobre el regazo de él y los estaba masajeando, diciendo que quería practicar para cuando ella estuviera grande con su embarazo y necesitara tales servicios. Ambos estaban absurdamente seguros de que su primer acto de amor había sido fértil, y su felicidad era tan embriagadora que se sentía aturdida.

Su miedo al agua había desaparecido tan repentinamente como había surgido. No había estado nadando todavía, pero era más a causa de las ansiedades de Natsu que por las propias. Cada vez que caminaban, él aún se situaba entre ella y el agua, y ella se preguntaba si alguna vez relajaría su vigilia.

Planes. Habían hecho un montón de planes para su vida juntos. Por una cosa, ella se mudaría a North Caroline. Su guerrero no estaba simplemente "en" las Fuerzas Especiales –él era un Teniente Coronel. Puesto que solo tenia treinta y cinco años, eso quería decir que le quedaba un montón de tiempo para llegar a General, lo que probablemente era inevitable. Lucy pensaba que tendría que desistir de pintar casas; sencillamente no era algo que hiciera la esposa de un general. Los murales, sin embargo, eran otra cosa...

Por ahora, no obstante, estaban disfrutando egoístamente familiarizándose el uno con el otro, abrazando cada momento de privacidad para ellos mismos. Habían limpiado el patio, y esta mañana habían empezado a preparar la casa para su nueva capa de pintura. La mayor parte del tiempo, sin embargo, la habían pasado en la cama.

Ella ladeo el rostro hacia arriba, al sol, y suavemente ahueco sus manos sobre su estómago. Estaba allí. Sabía que estaba. No necesitaba una prueba de farmacia ni de laboratorio para confirmar lo que sentía en cada célula de su cuerpo.

Demasiado pequeñito casi para ser visto, hasta el momento, pero incuestionablemente allí.

La mano de Natsu cubrió las suyas, y ella abrió sus ojos para encontrarlo sonriéndole.

"¿Niño o niña?" preguntó él.

Ella dudó. "¿Tú que piensas?"

"Yo pregunté primero."

"Digámoslo juntos. Tú primero."

La boca de él se abrió, luego se detuvo y la miró con los ojos entrecerrados. "Casi te atrapo," dijo ella con aire de suficiencia.

"Asno inteligente. Muy bien, es un niño."

Ella entrelazó sus dedos con los de él, suspirando con satisfacción. "Estoy de acuerdo."

Un hijo. El hijo de Natsu . El bebé que había muerto con ella había sido una hija. Parpadeó para contener las lágrimas por esa niña, preguntándose si estaba perdida para siempre, o si a ella también le había sido dada otra oportunidad.

"Tendrá otra oportunidad," murmuró Natsu,
estrechando a Lucy más cerca. "Quizás la próxima vez. Nosotros lo sabremos."

Si, lo harían. Cada noche, su memoria se volvía más completa mientras los sueños continuaban. Natsu aún los compartía, y despertaban para encontrar sus cuerpos juntos entrelazados, el éxtasis aún pulsando a través de ellos. Estaban conectados, cuerpo y alma, el pasado revelado a ellos como si fuera para solo unas pocas personas afortunadas.

Escucharon los autos antes de que pudieran verlos, y Lucy se incorporó, balanceando su pie al suelo. Natsu se puso de pie, automáticamente moviéndose para ponerse entre ella y quienquiera que se aproximaba. Natsu tiró de su cinturón y él miró a su alrededor, una tímida mirada cruzando su rostro cuando se dio cuenta de lo que había hecho.

"Viejos hábitos," dijo él, encogiéndose de hombros. "Verdaderamente viejos."

Entonces los tres autos aparecieron, y Lucy miró con asombro como su familia completa se acercaba en auto. Le tomó un momento comprender. "¡Hoy es mi cumpleaños!" dijo jadeando. "Lo había olvidado."

"Cumpleaños, ¿eh?" él enlazó un brazo sobre sus hombros. "Qué te parece. Eso te hace... treinta, ¿correcto? Tengo que decirte, es lo más vieja que has estado. Pero te estas manteniendo bien."

"Muchas gracias." Sonriendo, ella atrapó su mano y empezó a tirar de él hacia adelante. Vería si era tan descarado después de ser abrumado por su familia.

Sobrinas y sobrinos estaban desperdigándose de las puertas abiertas, corriendo hacia ella, mientras los adultos se desplegaban a un ritmo más lento. Laxus y Mirajane,  Sting  y Yukino , y su mamá y papá, todos se aproximaron un poco cautelosamente, como si tuvieran miedo de haber invadido una huida romántica.

"No me di cuenta de que habías traído compañía contigo, querida," dijo su mamá, mirando a Natsu de arriba abajo con la crítica evaluación de una madre.

Natsu  rió, el sonido bajo y fácil. "No lo hizo," dijo, tendiendo su mano al padre de Lucy . "Mi nombre es Natsu Dragneel . Estoy alquilando la casa vecina."

Su padre sonrió. "Soy Jude Hearfilia , el padre de Lucy . Esta es mi esposa, Layla ." Educadas presentaciones fueron hechas para todos, y Lucy  tuvo que morderse el labio para evitar reír en voz alta. A pesar de que su padre estaba perfectamente relajado, y tanto Mirajane como Yukino estaban sonriendo felizmente a Natsu , su mamá y hermanos estaban frunciendo el ceño suspicazmente ante el guerrero en medio de su territorio.


Antes de que nada bochornoso pudiera ser dicho, ella deslizó su brazo entre el de Natsu . "Teniente Coronel Natsu Dragneel ," dijo suavemente. "De licencia de Fort Bragg, North Carolina. Y, para que quede constancia, mi futuro marido."

Las palabras operaron un océano de cambio en sus más beligerantes familiares. En medio de un frenesí de felicitaciones y chillidos, sumado a lágrimas de su madre, oyó a su padre decir reflexivamente, "Eso es trabajo rápido. Se han conocido durante, qué, ¿cuatro o cinco días?"

"No," dijo Natsu con perfecto aplomo. "Nos hemos conocido de tiempo en tiempo durante años, pero no era el momento correcto. Todo resultó esta vez, no obstante. Supongo que sencillamente estaba escrito que así tenía que suceder."




                           ***** Fin*****

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***** Fin*****

En el abismo de los sueños; adaptación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora