Prólogo

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Existen cámaras que consiguen atrapar todos o casi todos los sonidos que hay
en ellas, estos espacios artificiales son conocidos como los lugares más
silenciosos del planeta. Nadie ha aguantado más de una hora dentro sin
volverse loco. Esto se me vino a la mente mientras caminaba por el pueblo sin
que se oyese el trafico de siempre, los pájaros cantando, la gente hablando en
las tiendas, perros ladrando, y en general todas las señales que indican vida y se
pueden percibir mediante el oído. ¿Por qué no se oía nada? Porque no quedaba
nada.
                                 ***
El 31 de octubre de 1979 todos los niños se ponían sus disfraces, cogían una
bolsa y se iban a pedir “truco o trato”. Los adolescentes iban a dormir a casa de
sus amigos y veían películas de terror. Los más adultos iban a fiestas y bebían.
Ese Halloween podría haber sido como cualquier otro…
Pero era distinto y todo el pueblo lo sabía, pero ponían sonrisas falsas y
actuaban como si todo estuviese bien. El 26 de octubre de ese mismo año le
llego una carta al alcalde, Manuel Fernández, el vio la carta, la abrió y al leer la
primera frase fue corriendo a servirse un vaso de vodka, con las prisas el vaso se
cayó y se rompió, y el alcalde acabo bebiendo de la botella y acabo bebiéndose
toda la botella. Lo que había leído fueron estas simples palabras que harían a
cualquier padre morir de la desesperación: "Tenemos a tu hija, pero tú no la vas
a tener nunca más".
Manuel Fernández era padre único con hija única, que se llamaba Paula
Fernández y es mi mejor amiga. Paula se parece a su padre en la forma en que
los dos son buenos lideres, cuando hacía un trabajo de clase con Paula, ella
siempre lo organizaba todo "Fulanito compra esto, Pepita hace esto, Menganita
trae esto y Jaimito dibuja esto". Paula es alta, muy inteligente, morena y con el
pelo 'como un chico' y negro como el carbón. Paula era la persona que Manuel
mas quería en el mundo y casi tuvieron que llevarle al hospital al leer la carta
entera.

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