Capítulo 1: La carta

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Querido alcalde,
Illán de Águila, en Toledo.

Tenemos a tu hija, pero tú no la vas a tener nunca más. A menos que sigas todas
las instrucciones al pie de la letra:
El 31 de octubre, la semana que viene, tienes que reunir a toda la gente del
pueblo en la plaza mayor. Cuando todo el mundo esté allí, tendrás que dimitir y
dirás que un nuevo alcalde subirá al poder y el pueblo caerá en dictadura. Si no haces esto no volverás a ver a Paula, piensa muy bien lo que vas a hacer.
P.D. No puedes contar a nadie lo que has hecho, esperamos tu respuesta
Manuel. Anónimo.
En ese momento Manuel sintió que su vida se partía en pedazos y su corazón
dejaba de latir. No sabía qué hacer, bueno lo que sabía era que haría lo que
fuese para recuperar a Paula. Se dirigió al lavabo y se lavo la cara con agua fría,
se despejo y empezó a calmarse y a pensar claramente. Cogió el teléfono y
llamó a comisaria.
- Hola – dijo alguien por el teléfono.
- Hola…– El no sabía muy bien lo que iba a decir pero continuó hablando – Soy
Manuel el alcalde.
La persona en la otra línea pareció menos preocupada que al principio al oír
esas palabras aunque se notaba inquietud en la voz de los dos.
- ¿Cómo se encuentra hoy Señor Torres?
- Pues no muy bien María, mi hija está desaparecida- consiguió decir con un
suspiro.
- ¿Cuando la viste por última vez?- pregunto alarmada la policía.
El alcalde escucho los dedos de María moviéndose por un teclado y murmullos
en el fondo de la llamada. - Cuando s... se fue es… esta m… maña… na al cole- respondió Manuel
intentando esconder su preocupación, cosa que no consiguió. - ¿No cree que estará en casa de alguna amiga? – dijo la policía, empezando a
pensar que el alcalde había exagerado con la llamada. – Hace falta que pasen 24
horas para reportar una desaparición – añadió.
- Estoy seguro de que ha desaparecido – Manuel no sabía cómo convencerla,
quería contar lo de la carta, pero tenía miedo de que si lo hacía no volvería a ver
a Paula, tendrían que confiar en su palabra.
- Si insiste… - La llamaba para decirle si pueden buscar a mi hija sin que nadie se entere – Confesó el alcalde con una chispa de esperanza.
- Claro, empezaremos esta noche – dijo María decida a calmar a Manuel
- Ir como máximo tres por favor, no te puedo decir el porqué todavía…
- No se preocupe, como usted diga.
María colgó y se volvió a los mejores agentes que tenían en la estación en ese
momento. Agarro a Lucía Núñez del brazo con una mano y a Fernando Pose con
la otra.
- ¿Que quiere inspectora Díaz? – dijo lucia sobresaltada.
- ¡Te he dicho mil veces que me puedes llamar María!- respondió la policía
molesta.
Lucía le tenía miedo a María desde que entro en la estación dos años atrás, pero
a María no le gustaba que la tuviesen tanto respeto.
- ¿Que tenemos que hacer?- dijo Fernando.
- Pues el alcalde nos necesita, pero no se si se le ha ido un poco la olla o es de verdad necesario- empezó a relatar ella. -Resulta que su hija Paula Torres ha desparecido, según él pero todavía no han pasado 24 horas -.

- ¿Con esto nos vas a sacar de nuestro trabajo? - dijo Fernando con desdén.
Lucía le miro con una mirada asesina que decía:  "¿¡¿¡Cómo le hablas así a la inspectora Díaz!?!?"

-Algo me dice que debemos hacerle caso, parecía muy preocupado - siguió María, ignorando a Fernando.

- Aun así, solo seremos tres y la buscaremos durante un par de días, nada más. Para que Manuel se tranquilice, esperemos
que la niña vuelva mañana por la mañana sana y salva.

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