Capítulo 6: La búsqueda
Un domingo cualquiera, pocos días antes de la búsqueda mi madre se dirigía a la
misa de mañana como hacía mucha gente ese invierno.
- Hola Marisa- saludo sonriente a su amiga al verla.
- Hola Nieves, ¿qué tal?- la contestó.
- Muy bien ¿y tú?
- Bien, ayer mi marido y yo vimos una peli, que estaban echando por la tele.
- ¿Cómo se llama?
- Bailando bajo la lluvia, ¿la has visto?
- Ay sí, me encanta esa peli.
Mientras entraban en la Iglesia Marisa se fijó en el tablón de anuncios que
Nieves ya había visto.- Parece que van a hacer una búsqueda y necesitan gente -comentó Nieves.
- Yo no voy a ir a esa tontería- Marisa había perdido un chico de 17 años.
- Por favor, Marisa, vayamos tú y yo juntas- quería añadir "hagámoslo por
nuestros hijos" pero no quiso volver a quitar la costra y dejar la herida al
descubierto.***
El día de la búsqueda, 2 de enero de 1980, amaneció como cualquier otro, sin
llantos de niños y sin los dibujos animados en la televisión desde muy pronto. La
gente empezó a llegar a la iglesia sobre las 10:45, algunos tenían
remordimientos y entraban en la iglesia pretendiendo que iban a misa en vez de
reunirse con Lucía, Fernando y los demás. Hacía frío y los pueblerinos de Illán de
Águila se arropaban con abundantes abrigos.
Los organizadores temían que fuese poca gente al punto de encuentro pero a
las 11:15 ya había más de cincuenta personas reunidas.
-¿Ya estamos todos?- Pregunto Fernando sin lograr esconder su emoción.
Manuel pidió a los otros esperar unos minutos más antes de emprender la
búsqueda. Cuando ya había casi 60 voluntarios empezaron a dividir los grupos.
-Hola- dijo maría alzando la voz - soy la inspectora Díaz y para esta búsqueda
vamos a dividirnos en dos grupos.
- Unas 30 personas venid con Fernando Sergio y yo, y otras 30 con María y
Lucía- añadió Manuel.
- Haced vosotros los grupos, no los vamos a hacer nosotros como en el colegio-
comentó en exprofesor.
El grupo de María y lucia iba por el campo, estaban en una explanada donde se
celebran carreras de caballos, es muy grande y la gente suele salir a correr, a
andar o pasear (solía) en el espacio abierto que ofrece la pista de carreras.
Estaban andando por ahí y como eran unos 30 en el grupo cubrían mucho
espacio.
Tengo un buen presentimiento sobre este sitio, trabajemos en equipo - dijo
Lucia.
- Que todo el mundo se ponga a buscar pistas, cualquier cosa que os parezca
sospechosa es digna de mención - añadió María autoritaria.
El silencio empezó mientras todos los que estaban allí se concentraban, la
mayoría de gente no encontraba nada o lo que encontraba era irrelevante como
una lata de coca cola de hace dos meses.
Entonces, mi madre, que estaba buscando debajo de un roble notablemente
grande, descubrió algo que no habría encontrado si no fuese por el hecho de
que al pisar noto el suelo completamente liso y uniforme. Había una lámina de
metal de 40 cm cuadrados, no estaba sobre el césped, si no que el césped laestaba cubriendo como si la quisiese tapar, parecía que el metal continuaba
hacia todos los lados debajo de la hierba pero no se podía ver bien.
Lucia - la llamo, ya que estaba a pocos pasos de distancia - creo que he
encontrado algo.
Mientras las dos lo miraban, Nieves se dio cuenta de algo que no había visto
antes, era un dibujito: una especie de símbolo.
Lucía que también lo estaba mirando contestó
- No creo que eso sea importante, será parte de una caja fuerte que algún
guarro a dejado por ahí respondió nerviosa.
Pero...- dijo nieves
- Deberíamos seguir buscando- la interrumpió Lucía.
En el grupo de Manuel Fernando y Sergio, que se habían extendido por el lado
de la playa, todos los pueblerinos parecían estar animados y a pesar de no
haber encontrado nada útil para la búsqueda estaban tranquilos.
Mientras unos pocos voluntarios y Fernando, más de broma que de verdad, se
metían en el mar para buscar pistas, alguien empezó a gritar:
-¡¡Lorena!! LORENA- todos se giraron a ver qué pasaba. Manuel se dirigió
rápidamente a donde provenían los gritos.
- ¿Qué ha pasado?- preguntó al llegar.
-Sabía que era mala idea venir a esta búsqueda- dijo el chico para sí mismo, sin
responder.
-Por favor, deje de llorar y cuéntenos lo que ha ocurrido- le calmo el antiguo
alcalde.
- Lorena, tiene casi 25 años estaba aquí conmigo cuando llegamos a la playa
pero ahora no está- dijo el voluntario.
Manuel acto seguido empezó a sentir una fatiga mental "¿Estarán secuestrando
a más gente?" se preguntó mientras se apartaba ligeramente del grupo.
-Seguro que se ha perdido- dijo Fernando
-Pero ella no suele ir vagando sola sin avisar.
En pocos segundos todo el grupo de búsqueda se volvió un caos
El ayudante de policía controlaba al chico, ya que Manuel estaba muy nervioso.
Sergio intentaba controlar a la gente y mientras se dirigía al grupo, paso por el
lado del señor Fernández.
-Esto me da mala espina – Y ya dirigiéndose al grupo - Que todo el mundo se
calme, aquí no ha pasado nada, vamos a volver al pueblo.***
Mientras eso ocurría, en la otra punta de Illán de Águila, en el metro, este se
había instalado recientemente y era pequeño pero la gente lo usaba mucho y
decidieron dejarlo y reformarlo. Un señor de unos 25 que era contador, llevaba
un maletín y un traje que él consideraba incómodo. Se llamaba Oliver y venia de
Francia: uno de los escasos extranjeros del pueblo. Cuando bajaba las escaleras
para llegar a su anden, tres o cuatro escalones mecánicos se desvanecieron y
Oliver callo al vació.
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El primero en caer
Mystery / ThrillerManuel, el alcalde de "Illán de Águila" se ve metido en un aprieto cuando empiezan a desaparecer niños del pueblo, entre ellos su hija, Paula.