Capítulo 3: Así empieza

3 0 0
                                    

Antes  de volver a la noche del 29 al 30 de octubre la inspectora que había superado tantas pruebas,  roto estereotipos y se había ganado el respeto gracias años de experiencia se sentía indefensa.  María se sentó en la cama de Manuel con el alcalde al lado petrificada por unos segundos.  Ya entendía las ojeras cada vez más grandes y oscuras del señor Torres y sus canas que ahora se caían con más velocidad que normalmente.

- Manuel-  susurro ella

-mmmm...-  fue la única respuesta que obtuvo, y se alegro de ello pues unos momentos después se dijo que no debería despertarlo, y a continuación se fue a su casas para echarse un rato más.

La  inspectora Díaz se despertó media hora antes de que sonara su despertador. Se levantó y se fue a la cocina, cogió una taza y se echó café, no puso ni leche ni azúcar, algo raro en ella. Cuando dio  el primer sorbo con sonido exagerado todos los acontecimientos de la noche anterior cayeron sobre ella de repente como una bomba nuclear sobre una ciudad que no que no ha participado en la guerra.

Y se echó a llorar. No había llorado en mucho tiempo, “los chicos no lloran”  le decía el Señor Díaz al hermano de María,  la inspectora se daba por aludido y pensaba que no podía  llorar,  se secó las lágrimas al salir de la ducha y al  montarse en el coche llamo a Lucía y a Fernando que ya deberían de estar en el trabajo.

 - Necesito vuestra ayuda, no estoy segura de sí debería confiar esto- hizo una pausa- bueno sí estoy segura, no debería, pero es para el bien de todos.-  les soltó María al sonar el PIIIIII que indicaba que habían cogido el teléfono.

 - Claro que sí señora Díaz, lo que usted necesite- dijo Lucía

- ¿Es muy urgente?-  pregunto Fernando. Había entrado en esa comisaría hacía solo 2 años, seguían llamándole el nuevo y nunca había tenido un caso demasiado importante pero se las arregló para gustarle a  María y que la inspectora confiar en él.

 - Es muy importante y tenemos que resolverlo de inmediato pero no sé cómo os lo cuento al llegar allí para más seguridad -.

Mientras esperaban a la inspectora Díaz, Lucía no paraba de arreglarse el pelo y colocar su mesa, es lo que hacía cuando buscaba la aprobación de la otra.

 Los tres se pusieron manos a la obra sobre las 7 los dos inspectores menos experimentados estaban aterrorizados después de escuchar el relato de María. Aquí tenéis el borrador que prepararon:

Tenían que salvar el pueblo, el futuro de sus vecinos estaba en sus manos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Tenían que salvar el pueblo, el futuro de sus vecinos estaba en sus manos.

-¡Ya se!- grito María- Es más fácil de lo que pensábamos, Halloween tiene que pasar como cualquier otro año, eso es seguro, si no será obvio que el alcalde lo ha contado y mataran a los niños.  Lo más importante es comunicar a las familias que tengan cuidado esa noche, por ejemplo, que pongan un toque de queda. Después, todo ocurrirá como el anónimo había planeado. El alcalde se subirá a una especie de escenario que montaremos y dirá… dirá… -.

- …Lo que pone en la nota - intervino Lucia tranquilizándola.

- Eso –prosiguió María- pero tendría que añadir algo como “ahora veréis a vuestros nuevos gobernantes” tenemos que confiar en que vengan o que llamen en ese momento para hablar por los altavoces entonces tendremos a un hacker preparado que rastrear a la llamada para saber dónde están o si nos hemos equivocado y viene alguien le arrestamos e interrogaremos.

- Suena bien, crucemos los dedos para que funcione – aseguro Fernando.

 Todos los pueblerinos cruzaron los dedos para que todo fuese bien. Si sois muy supersticiosos lo siento por qué no funciono.

El primero en caerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora