Emma
Era uno de esos días lleno a tope de estrés, por todas las cosas que tenía que hacer el día de hoy en tan corto tiempo y debido a ello quería desahogarme con una de las mejores cosas que sabía hacer, fotografiar y captar con mi cámara las cosas que lo demás no podían ver pero que yo sí. Suspire mientras veía los números en mi cuaderno que tenía que resolver, pues estudiaba a mi último año de Economía y aunque mi verdadera pasión fuera la fotografía, esto era algo que tenía que cumplir como única primogénita de Alejandro Johnston pero eso era algo en lo que no me gustaba pensar, así que con la capacidad que había desarrollado desde los siete años gracias a mi padre de resolver problemas matemáticos me puse a ello.
Cuando termine mis clases en la universidad me dirigí a mi trabajo secreto pues no me hacía falta trabajar porque mi padre era uno de los hombres más rico y exitosos de nuestro país pero a mí no me gustaba depender de eso, por lo que busque un trabajo por mi cuenta y en secreto porque si papá se enteraba me metería en problemas, por lo que buscabas documentos de finanzas en la oficina para la que trabajaba y los resolvía desde casa, y me pagaban en efectivo porque mis cuentas las controlaba mi padre como todo lo demás en mi vida. Por suerte había podido llegar a un trato con el, donde yo podría elegir en que universidad estudiar y donde vivir, por lo que elegí la más alejada de casa aunque estos cuatros años de libertad a medias me costarían muy caros cuando terminara mi carrera.
Recogí una carpeta con lo que tenía que trabajar hoy y mañana, que por cierto era del grosor de un libro de Harry Potter. Luego de eso pase por el supermercado y compre la comida más rápida y fácil de cocinar pues casi nunca tenía tiempo para dedicarme a cocinar platos muy elaborados. Cuando llegue a mi piso por fin parquee mi auto en mi plaza y abrí el portal para empezar a subir las escaleras hasta el tercer piso del edificio donde vivía, el cual había elegido porque no tenía porteros lo que me convenía para que mi padre no pudiera vigilarme todo el tiempo.
Entre a mi apartamento donde deje mi americana en el recibidor, deje los documento y mis cosas en la mesa del comedor, que estaba al lado de la cocina a donde me dirigí para calentar en el microondas restos de pizza del día anterior, mi departamento era más grande que el de cualquier estudiante normal pues mi padre se había encargado de que fuera así, porque su hija no podía vivir en una residencia de estudiantes o en una pequeña habitación por lo que después de tanto discutir, porque él quería que viviera en la casa que tenemos en esta ciudad y yo quería en una residencia. Así que este fue nuestro punto medio, un apartamento de concepto abierto con dos habitaciones, dos baños, uno privado y otro para invitados, una oficina que actualmente era mi estudio de fotografía, una concina y comedor, y por ultimo una sala de estar.
Me cambie a mi ropa más cómoda para estar en casa que consistía en una camiseta muy grande que me llegaba por encima de las rodillas y debajo de esta solo mis bragas. Una vez cómoda, comí rápidamente apoyada en la isla central de la cocina. Luego me sumergí en el trabajo solucionando y verificando números alrededor de unas cuatro horas hasta que pude terminar todo bien entrada la noche, para mañana tener la tarde libre.
Estire mis músculos porque se habían entumecidos de tanto estar sentada y fui a la cocina a servirme una copa de vino pues necesitaba relajarme después de tantos números y cálculos. Mi celular comenzó a sonar con una llamada entrante justo cuando acababa de darle el primer sorbo a mi copa, cogí el celular de la mesa y conteste al ver el nombre de Adam en la pantalla.
_ Quiero verte. ¿Estas libre?_ dijo Adam nada más contestar.
Adam era un amigo con derecho a rose que tenía desde hace un par de meses, con el cual mantenía relaciones sexuales cuando queríamos, pues él era bueno en ello porque era el típico chico casanova que se acostaba con un montón de chicas, pero eso a mí no me importaba pues yo no mantenía solo relaciones con él y además entendía que yo no quería nada serio ni sentimental como las demás chicas, porque yo solo buscaba placer igual que él y nos veíamos solo para eso. Yo no quería nada de sentimientos, no porque estuviera enamorada de alguien o tuviera el corazón roto, al contrario nunca me había enamorado de alguien lo que me hacía preguntarme si algo andaba mal conmigo.
_ Sí. Tengo una hora._ respondí verificando la hora en el reloj de la cocina.
_Voy enseguida._ dijo y colgó.
En menos de diez minutos me mandó un mensaje para avisarme que ya estaba en el portal por lo que me puse un sobretodo negro y baje para abrirle. Al dejarlo pasar sentí como su mirada recorría mi cuerpo y yo no pude hacer menos al ver aquel rubio de metro ochenta de estatura y musculoso pasar por mi lado con sus vaqueros de cintura baja que le quedaban muy bien, su camiseta blanca pegada a su torso y bíceps llenos músculos.
Subimos a mi departamento en silencio pues ambos queríamos solo una cosa del otro y no charlas tontas, al entrar y cerrar la puerta detrás de nosotros, sus manos fueron a mi cintura pegando mi espalda a su cuerpo mientras que su boca hacia su camino por mi cuello hasta mi oreja mordiendo el lóbulo de está enviando pequeñas oleadas de placer por mi cuerpo.
_ ¿Qué hay debajo de esto?_ susurro en mi oído mientras desabotonaba el sobretodo.
_ No mucho._ respondí en voz baja.
Adam me volvió hacia el cuándo hubo desabotonado toda la prenda y paso su lengua por su labio inferior más grueso que el superior al ver que solo estaba en bragas debajo del sobretodo por lo que termino de deslizar la prenda por mi hombros, con sus ojos marrones clavados en los míos y luego me beso devorando mis labios mientras pegaba su cuerpo al mío donde pude sentir su deseo. Con mis pezones endurecidos por el contacto, le quite la camiseta por encima de la cabeza interrumpiendo el beso unos segundos para que el contacto fuera más placentero entre nuestros cuerpos y luego fui por sus vaqueros acariciando en el proceso su erección.
Desnudos los dos seguimos los juegos en mi sala de estar en el mueble más grande frente a la tv, donde ya con protección y yo bien lubricada con mi propio deseo Adam me ordeno que le rodeara la cintura con mis piernas al tiempo que me penetraba de una sola embestida haciéndome gemir dentro de su boca.
Después de eso solo fuimos gemidos y roses entre nosotros disfrutando del sexo como tanto nos gustaba a ambos sin nada más. Aprendí hace un año que si querías algo tenías que ir por ello, por lo que no me avergonzaba satisfacer mis deseos cuando quería y con quien quería pues sabía lo que buscaba. El sexo había sido un método de escape cuando llegue a esta ciudad pues no me gustaba pensar que estaba en una jaula de oro.
Al terminar saciados y en el tiempo previsto me separe de Adam para que se vistiera pues nunca dejaba pasar la noche a alguien en mi casa, cosa que siempre le molesto a Adam pero tenía que aceptarlo porque no éramos una pareja para dormir juntos y sinceramente no me gustaba dormir acompañada. Cuando Adam termino de vestirse lo acompañe hasta la puerta quedándome fuera de vista de miradas indiscreta de algún vecino.
_ Fue un placer como siempre._ dijo y me beso._ aunque sería mejor si pudiera quedarme.
Coloque los ojos en blanco y lo eche de mi casa pues no tenía ánimos de aclararle las cosas de nuevo.************************************
Nota: la historia será narrada por las dos chicas..Se que es un comienzo un poco extraño pero les aseguro que si la continúas leyendo te gustara.
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Te Elegí a ti
Teen FictionEsta es la historia de dos chicas con vidas muy distintas, que al conocerse se dan cuenta que la presencia de una en la vida de la otra era lo que necesitaban para encontrar la felicidad, ambas tienen sus problemas y secretos pero eso no impide que...