Miro y escribo

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La inmensidad llena de los viajeros del agua bendita nuestro mar allá arriba, ahora mi estancia en la ciudad, desde aquí el imponente Wuaraira repano el gigante verde dormido, en su cima algodones le acarician suavemente sutilmente, las chicharas llenas de canto un coro intenso llamando sus lágrimas, los danzantes de plumas silbando con su mejor tonada, no escucho el sonido del gallo, pero si el motor de una moto en su andar tal vez aquí son el despertar, Una guacamaya a lo lejos, dos juntas dibujando su vuelo conversando dando su presencia con su tono fuerte, aquí estamos, Gracias madre tierra amada donde esté, padre maestro creador, Universo infinito, feliz día abrazo

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