Torre de Zafiro negro

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Desde el inicio a tiempos modernos, llevar la piel impregnada de la eterna tinta de un tatuaje, ha sido símbolo de tabú o de una mente cerrada, inmediatamente lo asocian a una persona dedicada al robo, al secuestro u otras malas y erróneas ideas que te crea la sociedad al ver a alguien con tatuajes por todo el cuerpo.

Nudillos tatuados con las letras de la palabra "Death" en cada dedo, ante brazos y dorsos con una peculiar marca, y en el pecho un corazón con enredadera que bajaba hasta la espalda.

Además de dos pequeñas arracadas de oro en cada oído.

Sin duda, toparse con un hombre así en un callejón oscuro te hacía temer.

O si de casualidad llegabas a verlo en una oficina, creerías que es la persona de limpieza.

Estas ideas habían caído de maravilla en el mundo en que cierto pelinegro vivía. Nunca había deseado destacar y menos le importaba hacerlo en un ambiente tan turbio como en el que se desenvolvía.

Donquixote Incorporating Holdings, era una empresa minera que se había hecho muy rica y poderosa debido al descubrimiento de la metalurgia y de un material llamado "plomo ámbar" un elemento sumamente extraño y moldeable, utilizado en la creación de muchas cosas de metal.

Donquixote Doflamingo era el socio mayoritario hasta en aquel entonces, donde su hermano Donquixote Rocinante y él adoptaron a cierto muchachito de un orfanato. A ambos les llamó la atención que el chico poseyera un peculiar color blanquecino en su piel, hasta que se les dijo que era una rara enfermedad debido al envenenamiento por metal.

La cual le daba pocas esperanzas de vida pasados lo trece años de edad.

Haciendo todo lo que estaba a sus manos y lo que el dinero podía comprar, salvaron la vida de aquel jovencito, quien, mostrando habilidades en la metalurgia, se volvió líder de aquella empresa, dándoles el lujo de poder pasar a la jubilación y dejar todo a manos del chico.

Para el nuevo integrante de los Donquixote no había sido difícil aprender el manejo de la mina y del proceso de creación del material que vendían a miles de empresas, la cual le daban un uso distinto al material.

Sin embargo, había cierto detalle que algunas veces hacía dudar si hacer tratos con Donquixote Incorporating.

Era que nadie, sabía quién era la persona al frente del lugar, hacía mucho se sabía que eran los hermanos Donquixote quién cerraban los tratos, y hasta algunas a veces eran ellos quien personalmente entregaban los pedidos de que se solicitaban.

De una noche a otra los hermanos anunciaron su retiro, pero que la empresa continuaría en obra, incluso que estaría funcionando de mejor forma.

Al principio, la noticia hizo dudar si se debía continuar las negociaciones con la compañía, mas fue que la misma se colocó como líder en todo el mundo de las empresas de creación de materias primas.

Poco a poco, la necesidad de saber con quién se hacía negocio no fue necesaria, ya que la calidad del producto había aumentado y así mismo el prestigio, las ganancias y la fama de la corporación.

— Yo digo que deberías decirles a todos quién eres y porque es que estás como líder de la empresa.

— ¡Cállate ya Rocinante! Si no quiere hacerlo está bien, además nunca le ha importado la fama ni el poder que tiene, tendremos que seguir siendo tú y yo quién responda las dudas del mundo.

El chico ojigris, líder de Donquixote Incorporating, sonrió en el escritorio donde estaba, viendo a sus dos figuras paternas sentados frente a él y estar de acuerdo ante las palabras del rubio con gafas extrañas.

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