Cuando Harry se apareció en el salón de su casa, apenas tuvo tiempo de recuperar la respiración porque Ginny le asfixió en un abrazo. Había tardado más de lo que era habitual en una redada estándar.
- Hubo un imprevisto – se justificó, antes de que ella pudiera reclamarle nada. Harry se apartó ligeramente para que Ginny se diera cuenta de que no había venido solo. Puso ambas manos sobre los hombros del niño y se lo presentó a su sorprendida mujer. - Se llama Corvus. Tiene nueve años.
- Hola, Corvus – dijo Ginny, por automatismo. Después miró a su marido, buscando una explicación.
Harry suspiró, no había una forma fácil de decir aquello.
- La redada era para buscarle a él. Sus padres... murieron hace tiempo. Estaba con un grupo de mortífagos, que no le han tratado demasiado bien.
- ¡Oh, pobrecito! - se compadeció Ginny. Rodeó al niño con sus brazos de forma posesiva, recordando mucho a los gestos cariñosos y en ocasiones agobiantes que Molly Weasley había tenido con el propio Harry las veces que le había acogido en la Madriguera. - ¿Has comido? ¡Estás muy delgado!
Sí, definitivamente, había reaccionado de la misma forma en la que lo habría hecho la señora Weasley. Su mujer tenía muchas cosas en común con su madre. El carácter, por ejemplo. Por eso Harry estaba nervioso y algo reticente a dejar caer más datos sobre el pequeño.
- Ginny. Hay... hay algo más. Quizá deberíamos hablar en otra habitación.
Ginny le miró con preocupación, pero asintió. Le acercó a Corvus un plato con galletas caseras.
- Come las que quieras – le ofreció.
Corvus se limitó a observarlo todo con sus grandes ojos claros, como si quisiera absorber cada detalle de aquella habitación. La casa de Harry y Ginny era amplia y estaba decorada con los colores de Gryffindor, aunque no únicamente, para decepción de Harry. Las paredes del salón estaban forradas con un papel rojo con algunas decoraciones en dorado. Por lo demás, todo tenía un aspecto bastante muggle y luminoso. Llevaban tres años viviendo allí, desde que se casaron.
Dejaron al niño mordisqueando distraídamente una galleta y se metieron en la cocina. Harry se había empeñado en tener electrodomésticos, le gustaba hacer las cosas a la manera muggle alguna vez, y el señor Weasley había quedado fascinado por el funcionamiento de la lavadora.
- Bueno, ¿a qué viene tanto secretismo? - preguntó Ginny.
Harry se frotó la nuca.
- Su padre... era Tom Riddle – musitó.
Durante unos eternos cinco segundos no obtuvo ninguna clase de respuesta.
- ¿Voldemort? ¿Ese niño de ahí es el hijo de Voldemort? - exclamó su mujer.
- Y de Bellatrix Lestrange – confirmó Harry.
De nuevo el silencio. Ginny parecía estar teniendo problemas para asimilar aquella información, como si estuviese dudando si era alguna clase de broma cuya gracia se le escapaba. Nada en la expresión de Harry, sin embargo, indicaba que estuviera bromeando.
- Sé lo que estás pensando... Bueno, no, aunque puedo imaginarlo, pero... el niño no tiene culpa de lo que hicieran sus padres – continuó, al ver que Ginny no decía nada. - Algunos aurores querían encerrarlo, pero solo es un niño. No podemos llevarle a Azkaban solo porque su padre era un monstruo.
- No, eso lo entiendo – respondió Ginny, ligeramente abstraída.
- No tenía nadie con quién quedarse, así que Shacklebolt pensó que podíamos cuidar de él por unos días – terminó y se preparó para la explosión. Por suerte, Ginny ya había dejado atrás la fase adolescente en la que sentía predilección por el maleficio mocomurciélago, aunque seguía dando miedo igual cuando se enfadaba.

ESTÁS LEYENDO
Harry Potter y el hijo de Voldemort [FANFIC]
FanfictionHan pasado seis años desde que el Señor Oscuro fue derrotado. Los magos supervivientes a la batalla han rehecho su vida y son tiempos de paz. Pero Lord Voldemort dejó algo suyo en este mundo, algo aterrador para aquellos que aún le temen: un hijo. ...