CAPÍTULO 6

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 Harry daba vueltas en la cama como si no fuera capaz de encontrar una buena postura. Casi parecía que el que tenía un embarazo de ocho meses era él y no Ginny, que cada vez tenía más problemas para estar a gusto tumbada. La posición no era el problema, sin embargo. Lo que le tenía intranquilo era esa molesta sensación en el pecho, que le decía que había sido demasiado frío con Corvus. 

- Se metió en la cama, apagué la luz y no le dije nada más – murmuró. No sabía si quería hablar al respecto con su mujer, pero ya lo había dicho en voz alta y no podía deshacerlo. - Ni un "buenas noches". 

- No creo que exista una ley que haga obligatorio decir "buenas noches" a alguien antes de que se duerma – le tranquilizó Ginny, con algo de sarcasmo. 

Harry suspiró y ladeó la cabeza para mirar a su mujer. Era hermosa. Su pelo rojizo caía en cascada sobre su camisón, sus ojos castaños* brillaban con luz propia e inteligencia. Pese al tono áspero que había empleado, se percibía dulzura en aquellos ojos y por eso Harry se sinceró.

- Hay una diferencia entre irte a dormir pensando que eres una molestia e irte a dormir pensando que eres bienvenido. Mi única referencia al respecto es tu madre, Ginny, y cuando me quedé a dormir en tu casa por primera vez era mayor de lo que Corvus es ahora. Aún así, ella siempre fue amable y cálida. Creo que ni tú ni yo lo hemos sido. 

Ginny le observó por un rato y luego suspiró. 

- Yo sobre todo – admitió ella. - Lo siento... Es que se me hace tan raro. Una parte de mí no deja de pensar en que puede ser un Horrocrux

- Voldemort está muerto, Ginny – le aseguró Harry. 

- Ya lo sé. Racionalmente lo sé. Pero tenerle aquí... 

- Debería sentirme un poco más como tú, pero no puedo. En cuanto ese niño me miró, despertaron mis instintos de protegerle. Aún dudo si no se trate de algún hechizo... 

- No es ningún hechizo – dijo Ginny. - Corvus está solo y tú eres una buena persona, es normal que quieras protegerle. 

Era la primera vez que ella pronunciaba el nombre del niño desde que sabía quién era. Harry se dio cuenta que, conforme la idea iba calando dentro de su mujer, estaba menos tensa. 

De pronto escucharon un gritito. Parecía venir de la habitación de Corvus. 

- Ve a ver – sugirió Ginny. 

Harry se levantó y fue a investigar, pero notó que su esposa le seguía de cerca.

Corvus estaba teniendo una pesadilla. Se revolvía en la cama y estaba sudando mucho. Movía los labios y de vez en cuanto murmuraba algunas incoherencias. 

- No... por favor... lo haré... lo haré...

- Será mejor que le despertemos - susurró Harry y zarandeó al niño con suavidad. 

Corvus abrió los ojos, sobresaltado. 

- Tranquilo, solo era un mal sueño – empezó Harry, pero antes de que terminara la frase un bultito le aprisionó fieramente. Corvus se abrazó a él como un bebé gorila a su madre. No estaba llorando, pero no le faltaba mucho para hacerlo.

Harry se sintió como si acabara de comer un trozo de chocolate después de un encuentro con un dementor. Un cosquilleo reconfortante le recorrió todo el cuerpo, desde los dedos del pie hasta la punta de su cabello. Agarró al niño para que no se cayera y para hacerle notar que estaba ahí, que no estaba solo, que su pesadilla no era real. 

- No pasa nada – susurró. - No pasa nada. 

- Vendrán a por mí – gimoteó Corvus, asustado. 

- Nadie vendrá a por ti. Shhh, tranquilo. 

Harry se sentó en la cama al lado del niño, que poco a poco accedió a volver a tumbarse. Estuvo con él hasta que se quedó dormido de nuevo y Ginny les observó desde la puerta durante todo el rato. 

- No es que no lo supiera, pero vas a ser un gran padre, Harry – le dijo. 

Él se ruborizó y se concentró en arropar a Corvus como si fuera una tarea muy difícil para así no tener que mirarla. Colocó un mechón del desordenado pelo del niño. ¿Qué le estaba pasando? ¿Qué había hecho esa criatura con él? ¿Qué clase de encantamiento era ese? ¿Por qué se sentía tan protector hacia un mocoso al que apenas conocía?

Una cosa tuvo clara: Corvus estaba aterrorizado y a Harry repentinamente le pareció que su única misión en el mundo era acabar con los temores de aquel chiquillo que le recordaba tanto a sí mismo. 

 - Me está haciendo revivir cosas que creía olvidadas, Gin - confesó. - Me he pasado media vida bloqueando los recuerdos de mi infancia. Desde que descubrí que existía la magia, lo usé como vía de escape. Todo era tan nuevo y emocionante. Solo tenía que volver a la casa de mis tíos en verano e incluso entonces pasaba algunos días en tu casa o en... Grimmauld Place – hizo una pausa ante la mención de aquel lugar. - De alguna manera, nada parecía tan importante cuando tenía una escoba y una varita y unos amigos con los que perseguir arañas, jugar al ajedrez mágico y buscar en mapas encantados. Pero ahora... ahora lo veo diferente. Y mis tíos, no es por defenderles, pero ni siquiera eran tan malos. En algún punto pasaron a estar más asustados de mí que yo de ellos. Sin embargo, criarse con un grupo de mortífagos... Tendrías que haber visto la cara de susto que puso cuando transfiguré sus zapatillas, no sé qué se pensó que iba a hacerle. Nadie tendría que vivir con este miedo. Nadie. 

- Ahora eres adulto, Harry – respondió Ginny. - Puedes entender mejor el alcance y las consecuencias de la negligencia y el abuso a la hora de cuidar de un niño. Claro que te sientes identificado con Corvus. Es lógico. Incluso con su padre tenías algunas cosas en común. Tú mismo me lo has dicho alguna vez.

Harry asintió. Era consciente de sus semejanzas con Lord Voldemort y también de su mayor diferencia: él sí había conocido el amor, la magia más poderosa de todas.

¿Y Corvus?


*N.A.: En las películas, Ginny tiene los ojos azules porque así los tiene la actriz Bonnie Wright, pero en los libros, concretamente en Harry Potter y la cámara de los secretos, se dice que los tiene marrones. 


Harry Potter y el hijo de Voldemort [FANFIC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora