🥀 ᥴᥲρίtᥙᥣo 1 🥀

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  Las nubes de vapor que emanaba aquel hermoso tren escarlata, los gatos serpenteando al rededor de las piernas de los magos, los búhos que van aullando entre sí y ese increible aroma característico que podría jurar, aumenta la emoción de los estudiantes que se dirigen hacia el legendario castillo. Todo eso me inundó, provocando cada una pequeños destellos de alegría que en conjunto, casi podría decirse que iba a explotar de placer.

  Y aunque esta no era la primera vez que estaba aquí, seguía sintiéndose como si lo fuera. Miraba a todas partes, buscando con la mirada a mis amigas mientras me abría paso entre las hordas de padres y niños felices que se movían entre el humo de la gran locomotora.

  Tanta emoción no cabía en mi, por alguna extraña razón, me sentía mucho más feliz que ninguno de los otros tres años. No comprendía por qué, solo lo sentía.

— Cuida que no vuelva loca a mamá —dije, señalando a mi padre con la cabeza.

— Claro que lo haré —respondió una hermosa niña de 10 años, mi hermana. Ambas haciendo caso omiso a las miradas que nos lanzaba mi padre—, no soportaría que vuelva a incendiar la...

— ¡Yo no he incendiado la casa! —interrumpió mi padre, ofendido.

— Claro que no... —aclaró ella— solo fue la cocina.

— Y gran parte del comedor...

— ¡Suficiente! Perderás tu tren, ya puedes irte —exclamó mi papá, dirigiéndose a mi.

— Bien, pero cuando esté en Hogwarts no lloren por mi —respondí dandome importancia. Aunque en ese momento, noté la mirada triste de la pequeña niña que tenia a mi lado—. Beth...

— No importa, espero que disfrutes tu año —me dirigió una sonrisa forzada, sus ojos color avellana la delataban—. En serio, no te preocupes por mi.

— Tu carta va a llegar, ¿de acuerdo?

— ¿Lo prometes?

  Me quedé callada. No, no podía prometerlo. Ella nunca dió indicios de magia, mi madre es muggle y mi papá un squib. De hecho fue un milagro que yo fuera a Hogwarts. A decir verdad, era casi imposible que ella fuera una bruja.

— ¿Lo ves? Ni siquiera puedes prometerlo —noté la tristeza reflejada en su mirada, bien sabía cuanto deseaba ir.

— Beth, pase lo que pase, hay más magia dentro de ti de lo que imaginas, más de lo que cualquiera imagina, aunque tal vez no en la manera en que tú esperas.

— Como sea... te voy a extrañar —dijo intentando tranquilizar su expresión.

  Sonreí, luego la abracé con fuerza, sabiendo que no lo volvería a hacer hasta navidad. Me levanté y fui a abrazar a mi papá.

— Cuidate mucho —dijo, poco antes de separarnos. Yo asentí y él besó mi frente. Luego se dirigió a mi hermana—. De cualquier forma, si no recibes esa carta, pasarás todo el tiempo con tu increible padre.

— Papá, se trata que motivarla, no de asustarla —respondí, ella por fin mostró su hermosa sonrisa—, los voy a extrañar mucho, es una lástima que mamá no pudiera venir —escuché el silbido de la locomotora—. Nos vemos en Navidad.

  Tomé nuevamente mi baul, les dirigí una rápida sonrisa y me dí la vuelta. Escuché la dulce voz de Beth gritar《suerte》 que fue ahogado por el ruido de la multitud. Sonreí nuevamente, y comencé a caminar aún más rápido. No iba a perder mi tren a ese magnifico castillo.

  Subí rápidamente a la locomotora, justo a tiempo para escuchar el fuerte silbido que me indicó que el tren comenzaría a moverse en cuestión de segundos. Me asomé por una de las ventanillas y me despedí de mi hermana y mi padre hasta perderlos de vista. Caminé casi hasta el final del tren, donde encontré un vagón solo ocupado por una linda chica de piel pálida y largo cabello rubio, quien leía la revista "El quisquilloso".

— ¿Qué hay, rubia? —dije en forma de saludo—, ¿Qué tal el verano?

— Genial —respondió, con una sonrisa—. ¿sabías que hay troposoplo al rededor de tí?

— ¿Qué es...? Olvidalo, ¿has visto a Andrea?

— Estuve con ella hace un rato —dijo separando la vista de su revista—, pero dijo que tenía que hablar con alguien.

— Ese alguien es un chico y por hablar se refiere a...

— Si no fuera así, no sería ella.

  Las dos soltamos una risita, conocíamos bastante bien a nuestra amiga. Según sus propias palabras solo estaba teniendo una "vida plena"; en palabras de algunos de los chicos a los que rompió el corazón y un par de personas más en Hogwarts ella es una "zorra" o algo así. Es la clase de chica que dice que nunca se enamorará y siendo sincera creo que yo tampoco, simplemente no estoy hecha para eso.

— ¿te ayudo con eso? —pregunté, luego de un rato, señalando el montón de revistas que había a su lado.

— Claro —respondió la rubia con una linda sonrisa.

  Al principio era extraño ayudar a Luna a repartir la revista de su padre, pero con el tiempo te acostumbras a las miradas indiscretas de los estudiantes que te miran como si estuvieras loca. Iba caminando por el tren con Luna a mi lado, hablando de lo que no pudimos por las vacaciones. Cuando al pasar por un vagón vimos a una chica de largo cabello azabache y grandes ojos grises, quien estaba con un chico que parecía algo molesto.

— ¡Emma! —habló la joven al verme, salió del compartimento y fue a darme un abrazo.

— ¡Andy! ¿No estás ocupada? —pregunté señalando al chico.

— No, vámonos —respondió con una sonrisa.

— ¿No? —preguntó muchacho— creí que teníamos algo en serio.

— Oh, vamos —exclamó Andrea— todo Hogwarts sabe que yo nunca voy en serio.

— ¡Eres una...!

— Si, claro —dijo ella riendo— dime algo que no sepa, querido.

— Rompiste record —dije, riendo cuando nos alejamos del chico—, aún ni siquiera llegamos a Hogwarts... por cierto, ¿Emma? ¿desde cuándo me llamas por mi segundo nombre?

— Desde que decidí que no me importa si no te gusta, a mi me encanta.

— ¿Vas a participar? —se escuchó a lo lejos una voz que arrastraba las palabras— Supongo que tú si, Potter. Nunca dejas pasar una oportunidad de exhibirte...

— Es Malfoy —dijo Andrea—. Vamos...

— No nos concierne —respondí—. Además tú solo quieres ir para ver a Potter.

— ¿y qué? —respondió ella— es lindo.

— Sí, y también es menor que tú.

— Sí, solo por un año —aclaró la azabache—. Vamos.

— No, no quiero problemas con el idiota de Malfoy.

— El año pasado le dejaste el cabello azul de un hechizo... ¿eso es no querer problemas?

  Me quedé callada solo para evitar soltar una carcajada. Ese día del curso anterior, Malfoy se había puesto insoportable por el escape de buckbeak, así que solo saqué mi varita y le lancé el primer hechizo que llegó a mi mente. El momento fue muy gracioso, lo extraño es que no le dijo nada a su padre como acostumbra hacer con cada cosa que le sucedd. En fin, Andrea prácticamente me arrastró hasta allá, mientras que Luna se quedó ahí parada, perdida en su mundo como acostumbraba a hacer. Para mi suerte, cuando llegamos ni Malfoy ni sus idiotas estaban ahí.

— Hola, chicos —los saludó Andrea—. ¿qué quería? —preguntó, sentándose a lado de un chico pelirrojo.

— Molestar —respondió el muchacho, molesto—. Ha hecho como que sabe todo y nosotros no.

— No dejes que te moleste Malfoy, Ron —habló una chica de cabello alborotado.

— ¿Saber qué? —pregunté yo.

— ¿Ninguno de ustedes lo sabe? —preguntó Andrea. Todos negamos con la cabeza—. El torneo de los tres magos...














Only You || Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora