Only You || Draco Malfoy

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El silencio se apoderó de la sala entera, parecía que el tiempo se había congelado en el momento en que todos dirigieron su mirada hacia Potter.

Nadie se movía, nadie hablaba, ni siquiera un susurro entre toda esa tensión.

- ¡Harry Potter! -exclamó Dumbledore nuevamente, rompiendo el silencio.

El chico se puso en pie, caminó lenta y nerviosamente hacia la mesa de los profesores y desapareció detrás de ella.

Los ruidos y exclamaciones comenzaron inmediatamente, la mayoría parecían enojados, decepcionados y confundidos. Pero una parte, una mínima parte de la población escolar parecía contenta. De ellos obviamente los alumnos de Gryffindor.

Con algo de dificultad, Dumbledore logró calmar a los alumnos exaltados y dió la orden de ir cada quien a su dormitorio. Todos comenzaron a moverse casi de inmediato y aquél silencio que con bastante dificultad Dumbledore había creado, se esfumó.

- ¿Cómo demonios es que Potter no tiene barba? -entre tantas preguntas, esa fue la única que salió de mi boca.

- La cuestión real es cómo logró engañar al cáliz -dijo Andrea, con expresión pensativa-. No solo metió su nombre en él, sino que lo hizo creer que es parte de un cuarto colegio o algo así.

- ¿Cómo qué un cuarto colegio? -preguntó Alex, confundido.

- Me refiero a que el cáliz debía elegir a un estudiante por escuela...

- Supongo que tendría que proponerse de esa forma para asegurarse de ser el único en su grupo -concluí. Ella asintió.

- No creo que lo haya logrado sin la ayuda de alguien más -respondió Alex, que ahora parecía molesto-. Aunque, lo que en realidad me importa es que no lo dejen participar. Sería totalmente injusto.

- A nadie le interesa si te importa o no -respondió Andrea-. Tiene qué participar, el cáliz lo eligió.

- Y eso resulta muy conveniente para Hogwarts -dijo Alex-. Si tienen que participar ambos, entonces que saquen de nuevo el cáliz y echemos de nuevo nuestros nombres para tener dos de cada colegio.

- Solo lo dices porque crees que tienes oportunidad -dijo ella, ofensivamente-. Pero dejame decirte que aunque saquen diez nombres más, el tuyo no estará entre ellos.

- ¡¿Por qué se odian?! -exclamé al ver que volvían a lanzarse miradas de odio, y él abría la boca para replicar.

- Ni siquiera nos conocemos, no hay razones para odiarnos -respondió el castaño. Ella le dió la razón.

- Es solo que es muy divertido molestarlo -dijo Andy con una sonrisa arrogante.

- Pues deja de hacerlo -dije, dirigiéndome a ella.

- No puede evitarlo.

- Ford, cállate. -dijo Andrea refiriéndose a él.

- Cállate tú, Jones -respondió Alex.

- Mirense los dos, pelean igual que un viejo matrimonio -dije soltando un suspiro. Ambos se miraron con asco, era como tratar con niños de 7 años.

Me dí la vuelta y comencé a caminar rápido para perderme entre la multitud. Estaba cansada, y escucharlos molestarse mutuamente no me ayudaba a descansar. Quería aislarme y ciertamente en la sala común de Ravenclaw habría bastante gente.

Caminé sin fijarme hacia donde, iba perdida en mis pensamientos. Subí escaleras, crucé pasillos, me escondí incluso de Peeves.

Me detuve a mitad de una escalera bastante larga, llevaba caminando más tiempo del que creía y al alzar la vista podía ver la torre de Astronomía. Había caminado mucho más de lo que creía.