Έξι

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Los meses pasaron, encerrada en esa habitación escribiendo como se sentía, las cosas que cambiaría, etc. Su cabello había crecido bastante. Tánatos la llevó al trono de Hades y con una señal se fueron de aquel lugar cualquier ser viviente y no-muerto que estuvieran bajo los dominios de Plutón el rico.

Perséfone se encontró sola frente a Hades. No se escuchaban los murmullos de las súcubos ni nada. Un escalofrío recorrió su cuerpo. Hades se levantó de su trono, las llamas de ese lugar alumbraban todo el espacio con una luz tenue. Ella vio como él vacilaba con sus pies y los pasos la ponían nerviosa.

Cuando estuvo lo suficientemente cerca los dedos de Hades acariciaron su cabello, parecía enredarse. Cuando lo vio sonreír observó sus colmillos, blancos y filosos, eran hermosos. Se derritió internamente en ese instante. Él tomó la mano izquierda de Perséfone con delicadeza y con cuidado estiró el dedo índice de la dama. Soltó una pequeña risa, como los labios se movían en ese momento y mostraban sus dientes la hacían enrojecer. Luego su lengua salió y lamió el dedo desde la base a la punta. Luego lo succionó con cariño y le sonrió.

El pecho de la dama primaveral se encendía. En ese momento recordaba las palabras de su madre "No dejes que nadie te toque ni te muestra como se ama con profundidad". Pero Perséfone deseaba bastante a Hades. Deseaba sentir más, deseaba sentir sus manos golpeando sus nalgas como castigo e incluso en vez de sus manos un látigo. Sería de maravilla perderle el miedo a ese objeto...

-Sé lo que piensas, querida. Se nota en tus ojos. -susurró en su oído. -Si lo deseas en este instante cumpliré tu deseo...

Hades se acercó a su hombro y lo besó para luego morderlo suavemente, sus colmillos marcaron su piel y Perséfone gimió. Su voz en ese instante parecía que se había desvanecido junto con la cordura y solo podía pensar o comunicarse con sus ojos. Hades lo sabía y la besó en ese instante con lujuria. No podía aguantar más, a pesar de ser un dios no podía resistirse a la hermosura de su sobrina.

Él con un movimiento sacó un látigo y ella bajó la mirada. No le molestaba, claro que no. Estaba segura de lo que deseaba. Pero la sensación de miedo al inicio no se la quitaba nadie.

Él la recostó sobre sus muslos boca abajo, sentado en el trono. Levantó su brazo con el látigo y se escuchó como golpeaba su piel. Ella chilló mentalmente mientras cerraba sus ojos con fuerza. Su piel ardía más que la vez que él le azotaba con sus manos, pero la sensación la disfrutaba. ¿Cuánto tiempo había pasado? No podía medirlo en ese momento, ya que solo escuchaba como el látigo golpeaba sus nalgas, sentía el placentero ardor. Y de repente sentía un bulto presionandola cerca de su cintura.

Los ojos de Hades reflejaban solo lujuria. Dejó caer el látigo y sus dedos recorrieron la piel enrojecida de la dama con cariño. La sentó sobre su pelvis, notó su expresión de dolor, sonrió. Sus labios besaron los de ella, desesperado y quitó sus ropas, rompiéndolas. Vio sus senos y se contuvo de acariciarlos.

-Dime, amada. ¿Qué deseas? No creo que estés satisfecha con lo anterior... -susurró mientras su mano recorría su vientre. -¿O te ha comido la lengua el gato?

¿Por qué no podía hablar en ese instante? No lo sabía. Ella solo le miró, suplicante. Quería sentir más. Más de ese dolor que la hacía sentir a gusto. Pero también quería la suavidad. Él parecía leerla completamente. Tomó las caderas de ella y las hizo moverse en un baile, Perséfone entendería.

-¿Lo sientes, cariño? -jadeó en su oído. -El tenerte así ante mí... -Mordió su labio inferior. -Oh, Perséfone. Te deseo bastante.

Las manos del caballero oscuro recorrieron sus curvas mientras ella seguía el ritmo. Le dio una pequeña nalgada y luego mordió su cuello. La oyó gemir y sonreír en ese momento.

-Quisiera extorsionarte toda la eternidad... ¿Qué opinas de aquello? -Sus ojos parecían alegrarse. -Me gusta tu respuesta... Por ahora me encargaré de ti, cariño.

Él la sentó en el trono y con suavidad abrió sus piernas. Le observó, estaba avergonzada. Con cariño acarició sus muslos y luego su intimidad. Perséfone jadeó, esa sensación... Se sobresaltó cuando sintió sus labios ahí abajo. Luego su lengua y sus dientes, ella gimió y sus colmillos presionaron aquel botón con cuidado.

No tenía conciencia del tiempo, sintió como un relámpago en su cuerpo y después algo que salía de ella, a demás que sintió su mente en blanco. Respirando agitada vio los ojos de Hades quien empezó a reír suavemente.

-¿Qué tal? ¿Te gustó tu primer orgasmo?

Ella asintió con su cabeza y él besó sus labios con suavidad. Luego de quitarle la respiración con aquel ósculo y tomó su mano para ponerla sobre su bulto y sacó su miembro para después soltar un leve suspiro.

-Tranquila, querida. Te enseñaré.

Le dejó un beso en la mejilla y tomando su mano le enseñó el vaivén. Ella estaba bastante nerviosa, cuando fue suficiente Hades la hizo parar y luego entró lentamente en su piel. Cuando estuvo unido más que pangea con Perséfone arañó suavemente su muslo y mordió su cutis.

Cuando sintió que ella podía seguir empezó un movimiento suave para luego hacerlo salvaje. Ella suspiraba con suavidad. El acto se consumó en un gemido del nombre del dios, para luego cerrar sus ojos exhausta.

El Rapto - Perséfone x HadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora