61 ↯ Paraíso

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Jugar siete minutos en el paraíso era una pésima idea. Ahora mismo estaría durmiendo tranquilamente o tal vez intentando conquistar el mundo, quien sabe. Todo puede pasar dentro de la habitación de Slytherin. Pero ahora se encontraba dentro de un jodido armario, junto con el torpe de Hufflepuff a pocos centímetros de distancia, y todo por aceptar la estúpida idea de su mejor amigo.

¿Qué se supone harían? ¿Besarse? ¡Claro que no! Primero besar a Gryffindor que a ese tonto.

Slytherin hizo una mueco con solo pensar algo tan horrible como besar a Hufflepuff. Ese chiquillo parlante era sumamente irritable, siempre viendo lo positivo a todo y esa despampanante sonrisa estúpida que a Slytherin le daban ganas de golpear.

Escuchaba hablar a Hufflepuff sobre las recetas de su madre Helga y lo deliciosos que eran los postres. A pesar de la penumbra que había adentro, Slytherin veía el rostro risueño de Hufflepuff. Sus ojos brillaban ante la mención de unos brownies de chocolate y sus labios sonreían suavemente. Por alguna extraña razón, los labios rosa de Huff se le hicieron muy tentadores a Slytherin. Con cada palabra que decía, su lengua rosa y pequeña mojaba los labios con suavidad haciéndolos brillar; parecían suaves como el toque de una pluma.

¿En qué demonios estaba pensando? ¿No se supone que lo desprecia? Tal vez estar encerrado le hacia mal.

Pero... No podía dejar de ver los labios moverse. Slytherin se volvería loco si no los besaba.

—Entonces le dije que le echara canela a los hot cakes pero el tonto le echo comino, ¡comino! Quería darle sabor a un delicioso desayuno, no a un maldito chile pobla-

Los dedos de Slytherin tocaron suavemente los labios de Hufflepuff, interrumpiendo su parloteo. Aquella acción provocó un lijero sonrojo en el rostro del castaño, cosa que no paso desapercibido Slytherin a pesar de la escasa luz que había dentro.

—¿Qué sucede Sly-?

Los labios de Slytherin se posaron en los de Hufflepuff. El menor ahogó un jadeo en su garganta, sus manos tomarón las del mayor con la intención de separarse, sin embargo, este se percató y hizo el agarré mas fuerte. Estaba deleitando el vino que tomaba el mismísimo Zeuz, la fruta mas deliciosa, era como azúcar derritiéndose en su boca, como una droga adictiva y el se estaba volviendo un drogadicto.

Demonios. Hufflepuff tenía los pétalos de una flor delicada.

Besó sus labios con suavidad y los mordía ligeramente. Dejo que Hufflepuff se sentara en su regazo cuando este cayó rendido ante él, sus manos se aferraron a su cintura mientras que las de Hufflepuff se entrelazaban detrás de su nuca. Slytherin profundizó el beso metiendo su lengua dentro del castaño, provocando que este gimiera como respuesta.

—Si sigues haciendo ese sonido, harás que esto siete minutos se conviertan en horas.

—No importa. Gryff y Raven se fueron al mundo muggle y no volverán hasta el otro día.

Slytherin fruncio el ceño—Ese maldito me engañó—pero entonces se dio cuenta de algo y con picardía dijo—¿Tú lo sabías no?—sintió a Hufflepuff tenso—¡Lo sabías!

Sus manos bajaron lentamente por la cintura del menor hasta llegar a su trasero.

—Bueno yo...¡Ahh!—pero al sentir como las manos del platinado tocaban su trasero, provocaron que gimiera sonoramente y a eso a Slytherin le gustó.

—Te haré ver las estrellas.

𝐒𝐋𝐘𝐓𝐇𝐄𝐑𝐏𝐔𝐅𝐅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora