𝐒 | Hay que admitir que estas dos casas tienen tanto potencial como para ser amigos y como para ser la pareja del maldito siglo.
O en donde yo público momentos y headcanons de ambas casas.
OS CON CONTENIDO HOMOSEXUAL. SI NO ES DE TU AGRADO NO LO LEAS :)
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AMANDAPODÍASERMUCHASCOSAS: una de las mejores estudiantes de Hogwarts, la chica de Slytherin más intimidante de todas y hasta una perra por completo. Pero nunca en su vida seria una boba adolescente enamorada, por su puesto que no. Desde que tenía uso de razón sus prioridades y metas estaban claras, anotadas y en listadas dentro de su mente. Primero seria la mejor de su clase, se graduaría con calificaciones sobresalientes y se convertiría en la futura Ministra de magia. Sin embargo, todo se fue al caño cuando conoció a Victoria Honeyman.
Al principio todo era interés. Al parecer, la chica de la cual hablaban muchos era proveniente de Hufflepuff, cazadora del equipo de su casa, considerada una de las chicas más lindas y amables entre los tejones y una de las mejores estudiantes de Hogwarts; exacto, igual que ella exceptando las demás cosas. Todo eso la llenaron de curiosidad —o sea, ¿quien no lo estaría?— y que mejor que conocerla.
Fue fácil conversar con ella. Victoria era una persona simpática y muy abierta al contrario que Amanda, quien era cerrada y, hasta se puede decir, una inadaptada social (por suerte tenía amigos). Se convirtieron amigas, no tan cercanas pero se saludaban cada vez que se veían y a veces almorzaban juntas.
Todo fue bien al principio, el quinto año paso sin problemas. Pero en el comienzo del sexto año, Amanda comenzó a darse cuenta de muchas cosas. Los hombres no le interesaban en lo más mínimo. Por mucho que trato de fijarse en uno, ninguno despertó esa chispa de curiosidad e interés de la cual muchas chicas experimentaban a su edad.
Entonces de manera inconsciente se fijo en las chicas, comparó los diferentes cuerpos que poseían, el tono de sus cabellos, sus ojos y luego sus labios. ¿Qué chica no lo hacía? Nada extraño según Amanda. Pero un noche, de repente, sus sueños tranquilos se vieron atormentados por el calor y la intranquilidad de cuerpo con curvas rozando y tocando el suyo, sintiendo la sensibilidad y el sudor de las pieles sobre ella. La mañana siguiente despertó sonrojada y muy excitada.
¿Qué demonios?
Y ahí todo se convirtió en caos.
Sus ojos viajaban en las diferentes estudiantes a su alrdedor, babeando por ellas, deseando besar las hasta perder el aliento y acabar hecha un desastre como lo estaban sus hormonas en ese entonces. ¿Se estaba volviendo loca? ¿Fijarse en chicas en vez de chicos, a caso, estaba permitido?
Nadie más que ella y sus amigos sabían de su preferencia, era como un secreto que no quería que muchos supieran. Tenía miedo.
Pero entonces llegó de nuevo Victoria, aconsejándole que no se preocupara que estaría para ella en todo momento. Amanda no sabia como pero cayó enamorada de ella. Estaba cautivada por la mayor, sus sonrisas la ponía nerviosa y que la viera con esos grandes ojos marrones la ponían peor, casi desfallecer. Podía fijarse en muchas chicas pero Victoria era la única que le provocaba un enjambre en su estómago. ¿De mariposas? Muy cursi. Era como el de un montón de abejas que no dejaban de moverse de un lado a otro.
Se sentía patética.
—¡Güey, ahí viene tu crush!—gritó su mejor amigo Quentin, golpeándola con el codo para que viera a la persona que le robaba suspiros entrando por la puerta del comedor—¡Wow si que es hermosa!
Y vaya que lo era.
Vestía su uniforme de Quidditch que le quedaba de maravilla. El pantalón negro acentuaba sus caderas y sus piernas, sus gloteos se podían ver aun con la capa del uniforme y sus grandes senos sobresalían a pesar de tener un montón de tela sobre ellos. Agredecía ser mujer y no hombre o tendría problemas.
—¿Por qué las chicas más guapas están en Hufflepuff o en Gryffindor?—comentó su amigo John sonando triste—No lo compren- ¡WAAAH!
—¡Idiota!—su novia Rebecca le propino un golpe en la cabeza. La castaña se veía molesta y enojada pero nadie podía culparla. Su novio era un completo idiota.
Amanda veía a las castaña caminar hacia su mesa junto con su equipo. Pero antes de sentarse giró su cabeza y la mira a los ojos, Amanda se quedo sin aire y en shock. Victoria le sonrió saludándola con la mano y se sentó dándole la espalda sin darse cuenta que Amanda estaba a punto de morir de un infarto.
La pelinegra estaba roja como un tomate maduro, se sentía nerviosa y muy feliz al mismo tiempo.
¡Victoria la saludo!
—¿Estas bien Amanda?
Pero ella no respondió. Su cara cayó directo al puré de papa asustando a sus amigos y compañeros de casa. ¿Valía la pena morir asfixiada por puré de papa? ¡Sí! Si tu crush te sonríe y te saluda entonces uno ya puede morir en paz.
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COMO ME IMAGINE A AMANDA:
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(No exactamente así, pero con ese tipo de corte y bajita)
COMO ME IMAGINE A VICTORIA:
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