A partir de la segunda ola del feminismo, que se produjo entre los años 60 y los 90, la cantidad de tipos de feminismo se diversifica más al adoptar influencias de la filosofía posmoderna y por alejarse del individualismo del feminismo liberal.
En este nuevo feminismo se considera que el problema de fondo del cual se quiere terminar de raíz (de ahí la denominación "radical") es un fenómeno social e histórico, esto es, algo que debe ser atacado desde una óptica colectivista. Eso hace que a la influencia de las ideas posmodernas se una la dialéctica heredada del marxismo.
En esta generación del feminismo aparecen dos ramas principales: el feminismo de la diferencia y el de la igualdad. Ambos, sin embargo, se agrupan en una categoría que se conoce como feminismo radical, desde el cual se interpreta que la naturaleza de la discriminación hacia la mujer no depende de formas jurídicas concretas sino que parte de un sistema histórico de opresión económica, política y cultural llamada patriarcado.