Su sonrisa inocente, su mirada que le cautiva hasta dejarle con un rostro de tonto. Todas las mañanas sale temprano para verlo caminar por el parque, disfrutando de las aves volando y el calor que comienza a hacer su aparición. Lo logra atraer hasta...
NOTAS DEL CAPÍTULO ---------------------------------- Cuando Tom conoce a Robert. ----------------------------------
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20 de agosto de 2018 Imperial Collage London (Universidad) 8:30 a.m.
Cuando Tom conoció a Robert aquella tarde al tropezar con él, Robert supo que tenía que llevarlo a casa con mamá para presentárselo.
Es un encanto de persona.
Sus casi inexistentes pestañas adornando esos ojos que hacía que se mojara ante cualquier mirada que le dedicase.
No era algo más, él no era algo más para él, pero juraba que si las miradas pudieran matar ya lo habría hecho. De solo mirar cómo tocaba a sus amigos y algunos conocidos lo hacía enfurecer, pero se tenía que aguantar con aquella sonrisa falsa que Gwyneth aprovechaba para reírse de él y sobre todo, bromear con la situación.
Tom como todo universitario, fue subiendo los escalones distraído en arreglar su ropa que por miles de veces que las acomodara, éstas eran necias y hacían lo que quisieran. Ya un poco cansado de aquello las dejó en paz, al momento de levantar la vista quiso detenerse de golpe, pero fue demasiado tarde porque ya había golpeado accidentalmente el hombro de un compañero de la tarde cayendo ambos en el suelo. No levantó la vista en todo momento y solo se limitó a levantar las hojas que se habían caído para dárselas disculpándose por haberle golpeado. Solo levantó la vista cuando le tocó aquel muchacho su brazo amistosamente regalando una sonrisa coqueta. Delante de él estaba nada más y nada menos que Robert Downey Jr. Un alumno que era reconocido en la escuela por todos los halagos de los profesores, que sí porque era bueno o porque siempre tenía la respuesta a todo, no había tenido la oportunidad de verle ya que sus horarios son distintos y tenía prácticamente que salir corriendo para trabajar y poder pagar su estudio, había escuchado cada una de ellas en donde le clasificaban como el mejor de la clase y desde ese momento deseó conocerlo, aunque no esperaba que de esa forma.
Tenía que admitir que tenía su encanto, su nariz perfilada, pómulos lisos y sin ninguna marca de tono distinto, unas cejas gruesas donde el color era algo intenso pero sin exagerar y aquellos labios gruesos de un color pastel. Sencillamente, tallado por los mismos dioses.
Ese día no hablaron mucho más que solo disculparse y esperando a poder verse muy pronto, nada fuera de lo normal. A los días, Tom iba entrando a las instalaciones siendo esperado por Robert en donde conversaron amistosamente, lo invitó a su casa a cenar en donde le dijo que su mamá sabía hacer un increíble estofado y que le contó sobre él, recibiendo feliz la propuesta de su hijo para que pudiera invitarlo para conocerse a lo que Tom no se negó, de igual forma no tenía nada que hacer.
Tenían horarios distintos, muy distintos. Mientras Tom tenía las primeras horas, Robert tenía las últimas horas, solo se miraban cuando iban a entrar o salir del edificio, no coincidían todos los días pero era algo, era una amistad fiel y sincera.
