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Eso que nunca fue, pero que a la vez para mi fue eterno

Todo empezó con una sonrisa,
esa maldita sonrisa que puso mi mundo de cabeza.

No sé si escribirte una carta más,
después de todas las otras donde la tinta fue mi sangre.

No quiero derramar una lágrima más,
después de todas las que ya lloré por ti.

¿Por qué me hiciste esto?
¿Por que me diste ilusiones de algo que jamás podrá ser?
¿Por qué me hechizaste de tal modo, que por más que lo intenté no pude sacarte de mí?

Tantas noches en vela,
tantas horas hablando,
tantos secretos compartidos,
tantas veces que pensé...
>>eres tú, de verdad eres tú<<

A pesar de todos los años el destino encontraba una manera de hacerse presente,
de demostrar que seguía ahí y que podía hacer lo que quisiese con nuestras vidas,
que podía volver a unir a esas dos almas que eran tan afines,
y a la vez
tan imposibles.

Maldito sea el día en que mi corazón te eligió a ti,
en que mi estúpido corazón se dió cuenta que no eras solo un capricho.

Pero es que
¿cómo no amarte?

Si cada poro de mi piel era tuyo por derecho,
si cada célula de mi cuerpo decía que eras el indicado,
que eras tú quien me devolvería esa capacidad de sentir.

Tantos meses sin vernos
y de repente.....
el destino hacía de las suyas
y volvía a verte.

Y cada vez que mis ojos se encontraban con los tuyos,
esas mariposas que creía dormidas volvían a revolotear inquietas en mi estomago,
queriendo escapar a mi boca y viajar a tus labios,
los cuales sé que jamás podré probar.

Cada vez que te encontraba,
que te escuchaba,
mi cuerpo temblaba desesperado,
mis brazos buscaban los tuyos,
buscaban esos abrazos en los cuales siempre me sentí bien.

Maldita sea,
ya me quedó claro que lo que todos ven no siempre es lo que pasa,
que los ojos de otros jamás podrán descifrar lo que en verdad guarda el corazón.

>>la pareja ideal<<
>>los indicados<<
>>los que eran mas que obvio que se querian<<

Puras mentiras,
simples mascaras colocadas justa y precisamente para hacer creer a otros un engaño en el cual yo también caí.

Pero me arriesgué,
aun sabiendo el riesgo de un fallo que me devastaría,
de una respuesta que podría destruirme
¿y qué recibí?
Justamente eso,
ese fallo que ahora esta envenenando lenta y dolorosamente mi corazón.

Al menos sé que quizá en algun tiempo pudimos ser,
un tiempo que ahora para ti
ya no existe.

Demonios...
ya entendí, de verdad lo entiendo,
entiendo que jamás seremos algo,
que jamás seremos uno solo.
Lo llevo presente,
y aún así, ese amor, ese cariño, y ese maldito anhelo siguen ahí,
lo peor es que se que si mañana vinieras y me dijeras que me amas, yo te diría que jamás deje de hacerlo.

Pero no será, y lo entiendo.

Gracias por todo,
me costará seguir,
pero tendré que hacerlo,
y no por ti.

Gracias por esto,
por hacerme reir en momentos donde daba todo por perdido,
por esas sonrisas traviesas que escapaban por accidente al recibir un mensaje tuyo
de conversaciones que siempre inicié yo,
por esa emoción,
ese encanto,
ese motivo que me dabas de encontrarte de nuevo.

Eras, y sigues siendo esa droga de la que nunca podré saciarme.

Esa droga, que todos me recetaban, esa droga que era mi medicina y mi veneno a la vez.

Y aunque nunca fuimos nada,
tú fuiste todo,
al menos para mi.

Jamás creí que se podría llorar y sufrir
algo que nunca se tuvo,
pero que se amó con la misma intensidad que algo que hubiese durado toda la eternidad.

Pensamientos De MedianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora