Something Great

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-¿Es demasiado pedir algo grande?

{Narra Harry}

Desde que besé a Niall y Louis estuvo con Donny, las cosas fueron poniéndose más raras de lo común, y mucho más destructivas para mi. Verlo tomado de la mano con la zorra de Donny, rompía cada parte de mi corazón, y me preguntaba con tristeza: -¿Qué le susurraba ella, cada vez que le hablaba al oído?

Todo se había ido directamente a la mierda, todo se había terminado pero, ¿Qué había terminado en realidad, si nunca antes había empezado algo? El tiempo que estuvimos juntos, fue insignificante, dos semanas, no significan nada para él comparado con el tiempo que él estuvo con Avril. Tal vez, yo era insignificante para él, tal vez para él no era demasiado, pero para mi él era todo. Lo es.

Lo días pasaron así: yo me sentaba al fondo de la clase, a veces con Niall, muchas vece solo. Pero siempre estaba mirando a mi Louis allí, sentado con una perra Donny, nunca se separaban, eso me causaba nauseas, unas cuantas veces Perrie se quiso sentar a mi lado, quería tener amigos, Zayn era lo único que tenía, y en cuanto él se enterara que el idiota de nuestro compañero tocó un pelo de Perrie, y que ella intentó besarme, adiós compañero, adiós Perrie Volviendo al tema de Louis y Donny, me extrañaba mucho como había logrado que una zorra como esa, lo mirara de ese modo, era una mirada débil, y una sonrisa brillante, una mirada bastante parecida a la manera que yo lo miraba.

Después de cada clase, en los recesos, estaba junto a Niall, Tiare y Kate, que, si no fuera por ellos, me hubiese convertido en un alma en pena, con el corazón roto y la mirada perdida. Cuando no estaba con ellos, estaba tirado en algún lugar del mundo, mirando el techo o el cielo, intentando unir los puntos, entender porque me dejó así: nosotros pudimos ser, pero no fue. Tal vez, tendría que dejar de preguntarme por que me dejo y se fue con ella, y trabajar en dejarlo ir. Hundía mi cabeza en la almohada, luego de pensar en dejar ir. Gritaba en silencio, ahogando los gritos con la almohada, el dios que llevo dentro, hablaba con el fantasma de Louis y le decía a gritos: Eres todo lo que quiero, y es tanto el dolor que me causas. El dolido dios que llevo dentro, sollozaba, con los rulos desordenados y su bata de conejitos, y a veces, cuando se sacaba esa bata, andaba con un horrible pijama azul, que parecía de niña, ese pequeño dios, que estaba deprimido, andaba a altas horas de la madrugada, inventándome sueños con él, con mi Louis. Lo extrañaba tanto, que quería seguir viviendo cada instante con él, aunque sea, en sueños. Pero yo lo quería a mi lado, como me lo imaginaba, así no tenía que seguir inventando historias. “Eres todo lo que yo quiero, y es tanto el dolor que me causas”, mi subconsciente, mi corazón, mi cuerpo y mi alma, no se habían acostumbrado tan rápido a Louis, pero aún así, lo extrañan.

Mi madre había empezado a preocuparse por mí. Me traía el desayuno a la cama, me preguntaba por Louis. «Se ha ido de viaje» «Su familia se fue a parís, el tuvo que ir con ellos» Mentía, mentía, mentía y mentía. Cada vez que me tocaba hablar de él, mentía. «Me dejó, me dijo que no quería empezar nada con nadie y se fue con la primer zorra, que se le cruzó, Donny» al pequeño Dios que llevo dentro, le gustaba recordármelo. Cuando estaba frente a Lou, mi pequeño dios, perdía el control, saltaba gritaba, creaba disturbios en mí. Cuando Louis, no estaba conmigo, es decir, en estos momentos, ese pequeño dios, perdía todo control sobre mí, se volvía pequeño, y ya no tenía fuerzas, más que para llorar. Antes, ya había estado deprimido por alguien, antes, también me había enamorado de alguien que me dejó. Una sola vez me había pasado, esa primera vez, no era mi pequeño dios que vestía esa ropa horrible, y el de los rulos sin control, era yo. Una vez me había pasado, luego nunca más, nadie había tocado mi corazón, o yo no había dejado que lo hagan, tan solo, nadie logró estar tan profundo en mi como Louis, quien revolvió mi mundo con su mirada. No me sorprendía escribir como una nena en su diario todos los días, empezando con un: “Mi primer día sin ti”, no me sorprendía contar cada beso que se daban en público, ni imaginar cuantos besos se dieron estando solos, no me sorprendía pensar en cuantas veces le lanzó esa mirada, que me una vez me lanzó a mi, me preocupaba el echo de despertarme día a día, solo para ver cuantas veces la besaba, me despertaba día a día a revisar si había publicado algo nuevo en sus cuentas en las redes sociales, me moría de envidia al mirar sus fotos, allí, ella, delgada, sus cabellos lacios y oscuros, sus ojos color miel, su sonrisa, sin hoyuelos y su extraña y obscura, y claro, su sexualidad femenina, ella era una chica, nadie en las calles de Londres, se voltearía a mirarlos cuando salieran a caminar de la mano, y se detuvieran para besarse, ella era una chica. Era todo lo contrario a mí. Todo.

They don't know about usDonde viven las historias. Descúbrelo ahora