Once

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—¿Jisoo? —Llamó Jihoon en voz baja—, ¿estás dormido?

Era de noche, un par de horas pasadas de su toque de queda y Jisoo no podía dormir. Ese día en particular su mente parecía atormentarlo con pensamientos que quería evitar, y que no dejaban que se durmiera. Habían pasado tres días desde que se escapó del monasterio y se encontró con JeongHan, y podría ser que desde entonces hubiera estado evitando al mayor. Aún recordaba el mensaje que el otro le había enviado en la mañana y que no había contestado a propósito.

—No puedo dormir —respondió, abriendo los ojos y mirando hacia arriba.

Escuchó a Jihoon moverse en la cama de arriba y pronto se encontró con el muchacho bajando las escaleras de la litera y metiéndose a la cama con él. Jisoo solo le hizo espacio y apartó la cobija para que Jihoon pudiera cubrirse también.

—Mi mamá llamó esta tarde —soltó Jihoon entonces, jugando con el borde de la cobija—, mi papá está enfermo, parece que es grave, así que quiere que estemos todos en casa. Incluso Hoonmin hyung irá desde Seúl.

—Oh. Lo siento —murmuró por inercia. Si lamentaba que el papá de Jihoon estuviera enfermo, pero sentía más el hecho de que Jihoon tuviera que irse.

Él no estaba contento con la idea de Jihoon yéndose a Busan, porque entonces se quedaría solo. Claro que estaban Junhwi y Myungho, y también estaba JeongHan, pero su cabeza era un desastre de pensamientos que no había ordenado y que le impedían encontrarse con los otros. No estaba listo para ver a JeongHan todavía, y si se escapaba para ir con Jun y Myungho era claro que estos invitarían al pelilargo también.

—¿Cuánto tiempo te irás?

—Jisoo —murmuró Jihoon en un tono mucho más serio, que le hizo preocuparse y que se volteara para mirar al menor a la cara—, no volveré al monasterio.

—¿Ah?

—Ya hablé con mi mamá de ello, y la verdad es que ya no quiero ser sacerdote. Creo que nunca lo quise —se rio sin ganas y buscó entre las sabanas la mano de Jisoo para tomarla—. Kaeun noona hará los trámites para validar mis estudios, y en octubre podré empezar en una escuela normal.

Jisoo pestañeó una, dos y tres veces sin decir nada, porque no había nada que se le ocurriera decir. Si le había dolido pensar en Jihoon yéndose por unas semanas, pensar en que se iría para siempre lo hacía peor. Jihoon era su amigo, el primero que había hecho en toda su vida y le fastidiaba que ahora que había empezado a encariñarse más con él y disfrutar de una verdadera amistad este decidiera irse.

—¿Qué hay del MJM?

Jihoon suspiró—. Aún iré, no es necesario ser un acólito para ir, ya sabes.

—Pero... ¿Estás seguro?

—Llevo pensándolo desde hace mucho, ¿recuerdas lo que me estaba molestando hace tiempo? ¿La vez que compraste esas velas para Sor JungAh?

Jisoo lo recordaba, porque había sido el mismo día que había conocido a Jeonghan, pero había olvidado completamente que Jihoon había estado pasando por un mal rato en aquel entonces. Nunca preguntó por el asunto y lo hacía sentirse mal por no hacerlo.

—¿Desde entonces?

—Más o menos, en ese momento el problema era otra cosa y cuanto más pensaba en soluciones, lo único que venía a mí era dejar de ser acólito. No lo había tomado en serio hasta hoy.

—Oh, ya veo.

—Creo que tú también deberías pensarlo.

—¿qué? —Preguntó alzando una ceja.

—¿Sobre qué más? —bufó el menor con sarcasmo—, ¿en verdad quieres ser un cura?

Jisoo guardó silencio y miró a otro lado, prefiriendo no responder porque ya no sabía cómo. La misma pregunta aparecía en su mente de cuando en cuando, y nunca sabía que decir sobre ella. Él había sido educado para eso, era lo que esperaban de él, pero lo que él realmente quería parecía alejarse cada vez más de la idea de ser un sacerdote.

—Cuando JeongHan te lo preguntó hiciste lo mismo, te quedaste pensando y diste una respuesta muy vaga. Por eso creo debes pensarlo, y si al final no quieres hacerlo, está bien. Tú madre debería aceptar eso, es tu vida no la de ella, después de todo.
—Es difícil de decir.

—¿Por qué?

—Porque es aterrador...

No dijo qué era lo que le daba miedo, y prefirió que Jihoon pensara que hablaba de su madre cuando decía que le asustaba, cuando la verdad era que le asustaba el futuro. Su vida era un plan estructurado por una razón; evitarse la ansiedad que lo provocaba pensar en lo que vendría después. Era sencillo saber lo que venía, saber qué era lo que tenía que hacer, qué era lo que esperaban de él. 

Si cambiaba sus planes, significaba cambiar todo su sistema y eso le causaba pánico. Si no se convertía en cura, entonces estaba la preocupación sobre lo sería al convertirse en adulto. Estaba la sensación atemorizante de no saber lo que iba a suceder con su vida o si tendría éxito en ella. Le mortificaba el pensar en ello, y no estaba listo para introducirse en una vida como esa y dejar de lado toda su estructura.

—Todo va a estar bien —murmuró Jihoon apretándole la mano—, te llamaré todo el tiempo y vendré a verte.

Casi había olvidado el hecho de que Jihoon se iba, y recordarlo hacia que otra ola de malestar lo golpeara, haciendo que sus ojos se llenaran de lágrimas y tuviera que pestañear varias veces para evitar llorar. Jihoon era como su roca, su lugar seguro, y pasaría de estar cada día a su lado a llamadas y visitas ocasionales.

—Todo va a estar bien —repitió Jisoo, contando mentalmente sus respiraciones. Uno, inhala, dos, exhala—. Deberíamos imprimir eso en una camisa.

—Una camisa purpura, como la pared de la estación de radio de Junhwi y Myungho.

—Eso sería genial. Y Hablando de Jun, ¿qué hay de su cumpleaños? Es como en dos días.

—Es en cinco días de hecho —corrigió Jihoon con una exhalación—, me iré justo después de eso, él ha estado hablando sobre esta fiesta en su casa desde hace días y no puedo solo dejarlo plantado.

—¿Vas a ir? ¿Qué hay del toque de queda?

Jihoon se rio de un chiste que solo él conocía—. Los dos, vamos a ir. Y el toque de queda es lo de menos, ya verás.

Estaba oscuro y a duras penas distinguía los rasgos de Jihoon, pero estaba seguro que tenía esa mirada segura y aterradora que ponía cuando planeaba cosas que nunca terminaban bien. Jisoo no quería ver, de verdad.

Pedacito De Cielo ➳ JihanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora