My Boyfri[end] - Yumark

五

Mark quedó petrificado.

Ahí estaba nuevamente ese tal Yuta, viéndolo desde adentro del coche con una sonrisa genuina y divertida, mostrando sus perlados y grandes dientes.

Una sonrisa muy característica en él.

—Tú...

—Tú... —contestó inclinando su mentón.

—Creí que ibas a hablarme... —vaciló despegando la mirada de él.

Se arrepintió de haber soltado esas palabras de repente, pero después escuchó la risa del chico que hizo devolver su vista confundido.

—Iba a hacerlo —dijo calmando su risa—. ¡Pero no me lo vas a creer! Anoté tu teléfono en mi calculadora y no en mi agenda de contactos.

Mark comenzó a reír a carcajadas.

Risa que embelasó a Yuta y lo miró con una gran sonrisa.

—Que estupidez, ¿no?

Mark asintió algo cohibido calmando su risa poco a poco.

—¿A dónde vas, por cierto? —preguntó curioso—. Ya es algo noche para que estés aquí en las calles.

—Mira quien lo dice... —dijo divertido cruzándose de brazos.

Yuta sonrió y viró sus ojos.

—Iba de camino a casa, tuve que comprar un par de medicamentos para mamá.

—Dijiste que habías olvidado algo, ¿no? ¡Anda, te llevo a la tienda!

—En realidad no olvido nada.

—¿Entonces por qué le dijiste eso a tu hermano?

Mark dejó de cruzarse de brazos y dejó escapar una leve risa.

—Porque pensé que eras otra persona y estaba a punto de lanzarme contra ti pensando que eras un ratero —dijo sonando algo coherente. Yuta asintió dándole la razón.

Viendo la situación desde otro punto de vista, la verdad es que podía malinterpretarse de mil maneras.

—Entonces... —Yuta inclinó la mitad de su cuerpo hasta llegar a la puerta del copiloto. Desactivó el seguro de la puerta y la abrió—. Te llevo a casa —le invitó.

Mark lo observó con duda mientras que Yuta le sonreía inocente.

—La princesa tiene que llegar antes de la media noche.

—¡Oh, cállate! —mencionó rindiéndose y entrando al auto. Después cerró la puerta del copiloto.

Yuta empezó a reír y puso en movimiento nuevamente su auto.

La música en la radio comenzó a tener mejor ritmo. Tal vez porque escuchar música al lado de alguien te hacía sentir mejor acompañado.

—¿Y tú qué haces conduciendo en la noche? —interrumpió Mark.

Yuta apretó levemente sus manos en el volante. Mark notó eso así que rápidamente volvió a hablar.