Carta 2

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26 de septiembre

"¿Todavía te acuerdas de la vez que plantamos cara a aquellos abusones y me tuvieron que hospitalizar y a ti escayolarte el brazo? Yo lo recuerdo todos los días al mirarme al espejo, por la cicatriz en mi mejilla. Tú también te llevaste golpes y por eso también tienes una en el pómulo."

Jungkook se mira en el espejo de su habitación y con las yemas de sus dedos acaricia la pequeña hendidura en su piel.

"Los días que estuve en el hospital pudieron ser los peores de toda mi vida, pero no lo fueron. ¿Por qué? Tú estuviste todo el tiempo conmigo.

Para ti no era necesario estar ingresado, solo debías llevar la escayola en el brazo y tener cuidado en no moverlo demasiado. A mí me partieron una costilla a patadas y me dificultaron la respiración, entre otras cosas.

Verme allí, con una aguja atravesando el dorso de mi mano, no fue fácil. Pero tú me ayudaste a llevarlo mejor; después del colegio venías a verme todos los días, desde el primero al último."

—¡Jungkook, hijo. Vas a llegar tarde! —La voz de la señora Jeon suena desde abajo. Es casi la hora del inicio de clases y el azabache seguía allí, leyendo la segunda carta.

—¡En seguida bajo, mamá!

Jungkook dobla la carta y la mete en el sobre número dos, guardándola en su mochila y cerrando la cremallera. Se la cuelga sobre un hombro y se pone frente el espejo, se revuelve un poco el pelo y se acomoda la camiseta básica negra. Suspira y sale de la habitación.

Baja las escaleras y ve a su madre, ya preparada junto a la puerta y a su padre aún desayunando. Jungkook se acerca al hombre y le da un beso en la mejilla. —Ten un buen día, Kook. —El hombre sonríe y se despide de su hijo.

La mujer acompaña al azabache hasta el exterior de la casa. Ya allí, ella se monta en el coche para ir a trabajar y Jungkook camina hasta el Instituto. Su madre se despide agitando la mano y Jeon le sonríe de vuelta.

La primera hora siempre es un asco. No soporta al señor Jung, así que decide saltarse la clase. Atraviesa el pasillo en dirección a la puerta trasera del edificio, que da a un pequeño parque rodeado de árboles y algunos bancos de piedra. Él va al descampado tras esos árboles.

El pasillo ya comienza a estar lleno de gente y esto dificulta el paso a Jungkook. Decide atajar por los pasillos antiguos, casi nadie pasaba por allí. Las aulas de esa zona serían remodeladas en verano para instalar allí los clubes extraescolares.

El azabache avanza, algo más relajado, y va observando aquellas clases. En un momento, cree haber visto una persona dentro de una de las habitaciones. Retrocede y se queda parado frente a la puerta.

Ahí, con sus cabellos casi dorados y su ya no tan piel canela está Taehyung. El castaño alza la cabeza y fija la mirada en el chico que permanece de pie.

Durante algunos segundos, la situación es la misma. Hasta que Taehyung decide ponerle fin agachando la cabeza de nuevo y centrándose en lo que estaba haciendo anteriormente.

Jungkook echa a caminar de nuevo, aumentando progresivamente la velocidad y llega al exterior. El timbre comienza a sonar y él corre hasta detrás de los árboles para no ser visto por las ventanas.

Se sienta en el suelo, con la espalda apoyada en un muro y abre su mochila. Coge el sobre y saca de nuevo la carta para continuar leyendo.

"El primer día de estar ingresado me trajiste mis dulces favoritos y pudimos comer juntos, pero un rato después vomité. Te sentiste muy mal y te disculpaste muchísimas veces conmigo y con mis padres. Eras realmente adorable.

El segundo día me llevaste algunos cómics de los que tenías en tu habitación, de los que no dejabas que tocase nadie.

Al tercer día, sábado, te dejaron dormir conmigo ya que en la habitación solo estaba yo. Acercaron tu camilla y me agarraste la mano durante toda la noche.
En los dos últimos días estuviste dibujandome muchas cosas bonitas. También me dibujaste a mí, aún lo conservo."

Jungkook mira el estuche dentro de su mochila lleno de lápices y colores. Lleva mucho tiempo sin dibujar algo solo por puro gusto, sin que perteneciese a algún proyecto. Más tiempo del que le gustaría.

"Cuando me dieron el alta, nuestros padres nos llevaron a comer pizza. Tú te sentaste a mi lado y me preguntabas todo el rato si me encontraba bien, si necesitaba ayuda.
En ese momento me sentía bastante bien, la ayuda la necesité algunos años más tarde. Y no, no me la diste."

10 letters • taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora