Camino por mi habitación, con mi teléfono en mano, lágrimas en mis ojos y corazón roto en mi pecho. Con una camiseta que en algún momento fue de él. Mi mano tiembla al tiempo que llamo al número, al cual llame unas doce veces seguidas, siempre con el mismo resultado. Sin embargo, probé otra vez. Yo y mi simple corazón roto, seguimos intentando.—Hey, soy Lexie—murmuro hacia el contestador de llamadas–, te estuve llamando. No contestas. También te busqué, en todas partes, de hecho. Fui a la playa, porque se que te gusta la playa, tampoco estabas ahí. Ni en tu casa. Ni en el hospital. Tampoco en el lago. Simplemente desapareciste, con tu mochila y tu cajetilla de cigarrillos. Dios, odio esas mierdas, apestan.
Me muevo de un lado al otro, mientras hablo entre murmuros y sollozos ahogados en risas y tonos graciosos.
—Te fuiste. Y te llevaste una parte de mi. No estoy molesta, solo quiero saber si estás bien, pero no estoy molesta. Claro que no, no lo estoy. Estoy destrozada. ¿Como es que me destrozaste tanto?
Mis manos comienzan a temblar mientras mi voz se quiebra, me siento en el piso, con la poca luz que hay en mi habitación iluminando.
—¿Como es que te lo permití? Por dios, no estoy molesta. Después de todo, no lo estoy, molesta no es la palabra. Dolida, destrozada; hecha mierda, con el corazón hecho trizas.
Suspiro pesadamente, tratando de liberar el peso de mis hombros y de mi corazón, si es posible eso. Trazo mis dedos sobre mi collar recordando palabras falsas. Puras mentiras dichas en un tono que encubria totalmente las malas intenciones.
—Estoy decepcionada. De ti y de mi. De ti por romperme completamente como si fuese un maldito papel, y de mi por dejarte hacerlo. ¿Sabes que es lo peor?
Dejo escapar una risa carente de humor, casi burlándome de mi misma.
—Lo peor es que aún me preocupo por ti, te estoy llamando y buscando, como si fueses un pan de dios. Como si no me hubieses traicionado.
Suspiro.
—¿Como lo haces? ¿Como diablos rompes un corazón?
Un sollozo imposible de callar sale de mis carnosos labios rojos, seguidos de cientos más. Mi respiración irregular, pulso acelerado y voz rota.
—Solo...llámame, me preocupo por ti, después de todo. Eras mi amigo antes de ser quien destrozó. Adiós.
La llamada es cortada, dejando un sonido insoportable saliendo del aparato electrónico. Lo tiro a alguna parte de mi habitación, sin preocuparme, no me preocupa eso. Lo único que me preocupa es saber cómo llegue a eso. A estar en un vacío, cayendo sin parar hasta reencontrarse con las piezas de mi roto corazón, en lo más oscuro y triste de mi alma.
¿Como llegue ahí?
Yo solo quería jugar.
Pero hasta el juego más inocente puede terminar siendo la oscuridad más temible.
Mi pregunta fue respondida después de todo.
Con que así se rompe un corazón.
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El juego de los corazones rotos
Teen FictionUn corazón roto, es una parte de ti desaparecida; hundida en lo más profundo de tu alma, aquel lugar que es sofocado de tristeza y destrucción. Es una parte de ti que se va, se desvanece con lágrimas dolorosas y sollozos fuertes, desgarradores. ¿Co...