Ningún cuento de hadas

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13.- Ningún cuento de hadas



Con lo poco estilizadas que están quedando las verduras que corta sobre la mesa, Itachi confirma que ha perdido habilidad en la cocina. Han llegado a casa luego de la comida y preparar la cena es lo único que queda.

Está a punto de dejar de lado las zanahorias cortadas para volver a empezar, las separa con el filo del cuchillo relegando a los trozos como desperdicio. El brillante acero repiquetea sobre la tabla de madera, sabe que no debe desperdiciar la comida.

Pero esos pedacitos uniformes se ven... tan desprolijos.

— ¿Estas bien? — curioso Nagato se asoma por detrás viendo con detalle lo que el pelinegro hace.

— De maravilla — responde rápido y con cierto deje de sarcasmo poco apropiado de él, se fuerza a aprobar los vegetales cortados pasándolos a una pequeña cacerola, si deja de verlos tal vez deje de pensar en sus imperfecciones.

— De seguro que a Naruto le encantará el ramen que prepares — dice el pelirrojo como si leyese sus pensamientos.

"Lo dudo" dice para sí dando un leve asentimiento como respuesta, un suspiro agotado sale de su boca sin que pueda contenerlo, que irreal le resulta saber que está en su "luna de miel" preparando el platillo favorito de su esposo.

— Sé que no viene al caso — Nagato carraspea ganando la mirada oscura de soslayo — ¿han pensado que nombre ponerle al bebé cuando nazca? — enarca una ceja cuando Itachi niega desviando la mirada para volver a concentrarse en las verduras.

— Aún falta mucho — responde suave, con todo lo que está aconteciendo no ha considerado nombres ni nada parecido.

— Te admiro mucho, Itachi.

El aludido respinga, se gira con lentitud algo confundido por la declaración, la sonrisa apacible que el mayor le está dedicando le resulta desconcertante. — No comprendo.

— No tienes que comprenderlo — el amable gesto se ensancha en tanto Nagato no deja de observarlo — eres bastante joven y la situación no es la más adecuada ni para ti, ni para Naruto y aun así ambos están dispuestos a afrontarla.

El pelilargo se mantiene en silencio sin entender a dónde quiere llegar el familiar de su esposo.

— Cuando acababa de entrar en la Universidad conocí a alguien de quien me enamoré — esta vez es Nagato quien suspira dedicándose de nuevo a ordenar en la despensa todo lo que trajeron del supermercado. — Teníamos la misma edad y asistíamos a las mismas clases, su nombre era Yahiko y aunque desde el primer momento en que fuimos amigos supe que él estaba interesado en otra compañera seguí esperando una oportunidad.

— ¿Por qué estas contándome esto? — Itachi mira con cierta suspicacia notando la leve incomodidad del pelirrojo por una conversación que el mismo inició.

— En una de las fiestas a las que asistimos no pude evitar confesarle lo que sentía — hace una breve pausa — ambos habíamos bebido y terminamos acostándonos. Pasamos a tener una relación casi solo basada en el sexo, hasta que supe que estaba esperando un hijo.

Los ojos negros se abren bastante al escuchar, no creía que Nagato fuese igual, que hubiese estado en una situación tan similar. Pero de inmediato empieza a atar cabos, si el pelirrojo no tiene hijos son pocas las opciones que se dibujan como resolución.

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