Es tan centelleante así que no lo dejes pasar

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17.- Es tan centelleante así que no lo dejes pasar




Si bien debe estar en clases en ese momento la de igual, desde la llamada de su hermanito se han apresurado al hospital tan pronto como pudieron. Inquieto como últimamente, solo puede tratar de calmarse para no preocupar a Naruto.

— Tranquilo, va a recuperarse — entonces el rubio le habla al oído y le rodea con un brazo queriendo confortarlo.

Itachi asiente suspirando quedito, su padre había sido herido en un operativo recibiendo así dos disparos que lo mandaron al quirófano de donde acababa de salir hace unas horas.

— ¡Ita! — la voz de Mikoto hace a ambos jóvenes respingar, con los ojos enrojecidos por haber llorado toda la noche se aproxima a su hijo mayor para abrazarlo.

— Madre — murmura sorprendido por la acción pero correspondiendo de igual modo, no obstante la mujer se separa al cabo de segundo para limpiar sus gruesas lágrimas — ¿Por qué no viniste antes?

— Yo le llame hace poco — ante el reclamo Sasuke interviene acercándose por uno de los pasillos con notorias bolsas debajo de los ojos. Su padre fue hospitalizado a eso de las ocho de la noche del día anterior, su madre le pidió que llamase a Itachi en ese momento pero no se atrevió, su hermano habría pasado igual que él toda la noche en vela siendo muy poco lo que pudiesen hacer, así que prefirió dejarlo descansar en calma durante unas horas.

— ¿Cómo esta padre? — inquiere el mayor de los hermanos dirigiendo su mirada a Sasuke.

— Acabamos de verlo, está despierto pero no nos dejaron quedarnos mucho, pueden entrar si quieren — explica dando un vistazo fugaz a su cuñado quien solo está detrás de su hermano unos pasos, claramente comiéndose la lengua para no decir nada.

Itachi asiente y se aparta de su madre del todo. A pasos lentos se encamina en la dirección correcta, sabe que su esposo va detrás y agradece su compañía, dando suaves golpes antes de ingresar al cuartito blanco traga pesado ante la imagen de su padre en esa cama, con los aparatos médicos conectados a su cuerpo, con los sonidillos estresantes y las bolsas de sangre en el trípode.

— Padre... — murmura acercándose sin prestarle atención a la enfermera que termina de revisarlo.

— Itachi... — el adulto habla cansado, entorna su mirada a su primogénito y a su yerno quien hace una reverencia a modo de saludo.

— Debe descansar, no tarden mucho — es la advertencia de la enfermera que sale del lugar cerrando la puerta.

— ¿Estas bien? — pregunta Fugaku antes de que su hijo lo haga — estas... demasiado delgado — habla en un susurro para notar la incomodidad en su hijo al decir lo último.

— Estoy bien, madre está muy preocupada por ti, ¿qué paso? — interroga para desviar la conversación al sentir la mirada de su esposo a sus espaldas.

— Trabajo, Itachi, solo eso — el adulto hace amago de querer sonreír, debía admitir que veía a su hijo mejor de lo que esperaba, creía que a esas alturas ya estaría peleando con el chico rubio por minucias y que este no lo acompañaría todo el tiempo. — Naruto... — con voz ronca llama al chico de ojos azules que respinga en su lugar ante el llamado.

— ¿Si?

— Me gustaría visitar su hogar en cuanto salga de aquí — tose un poco — si me lo permiten.

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