Hay una obsesión nacional por la educación. Su billete de dos dólares muestra la
imagen de un grupo de estudiantes, con libros sobre la mesa, escuchando a su
profesor. Hay bibliotecas en las tiendas comerciales, escuelas de tutorías privadas
en todas partes, donde los padres llevan a sus hijos después de las horas de clase
para mejorar su rendimiento.
Hace cuatro décadas Gran Bretaña se desprendió de Singapur, un pequeño país que
actualmente tiene 4.6 millones de habitantes y que era tan pobre y falto de recursos
naturales que ninguna otra nación quiso hacerse cargo de ellos. No le quedó más
remedio que declarar su independencia en 1965. Su producto bruto al momento de
independizarse era menos de la mitad del de Argentina y similar al de México y
Jamaica.
Hoy gracias a mejorar el nivel de su sistema educativo, tiene un ingreso per cápita
de 52.000 dólares por año, el noveno más alto del mundo, mientras que Argentina
ocupa el puesto 81, México el 82 y Jamaica el 123. Sus empresas de ingeniería y
arquitectura están en todo el mundo. Tienen grandes adelantos tecnológicos como
estacionamientos para automóviles con letreros luminosos que informan a cada
segundo cuantos lugares vacíos quedan y cuales son los disponibles más cercanos.
Los taxis tienen máquinas para aceptar pagos con tarjetas de crédito. En muchos
edificios hay ascensores inteligentes que indican que ascensor tomar de acuerdo al
piso que se necesita para así evitar tumultos y ahorrar energía, etc.
Hoy en día todos los jóvenes entran en algún tipo de institución de educación
superior, técnica o vocacional, y Singapur ocupa el primer puesto en ciencias en los
exámenes internacionales. Como Singapur tiene que importar todo lo que consume,
incluso el agua, porque no tiene recursos naturales, se reinventó como una
economía postindustrial, atrayendo empresas financieras, farmacéuticas, de
biotecnología, ingeniería y arquitectura, para comenzar a exportar servicios de alta
tecnología, en especial a Estados Unidos y China. Hoy tienen exportaciones anuales
de 235.000 millones de dólares, mucho más que países con poblaciones mayores y
repletos de recursos naturales como Brasil con 200.000 millones, Venezuela
103.000 millones y Chile con 69.000 millones de dólares.
El primer paso fue la adopción del Inglés como idioma oficial del país y ahora todas
las escuelas son bilingües usando el Inglés como primera lengua y las lenguas
maternas de los estudiantes como segundo idioma. Pues consideraron que el Inglés
es el idioma del comercio mundial y del Internet. El segundo secreto fue la
internacionalización de la educación, que alienta a la población a que viaje al