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« el pasado »

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el sonido de la alarma hizo que su cuerpo se moviera de la posición en la que se encontraba. La barriga que tenía ya no ayudaba demasiado, estaba creciendo muy rápido y cada vez se le dificultaba encontrar una buena posición para poder dormir. Martina tomó las sábanas que yacían en su cuerpo y se enredó en ellas, no quería levantarse aún. Si dependiera de ella, dormiría todo el día.

comenzó a retomar el sueño, cuando un rayo de luz se reflejó en su rostro, tomó las sábanas está vez con algo de fuerza y las subió hasta que alcanzaran su cabello, pero, fue inútil, las aves comenzaron a cantar. Mierda. No le quedó de otra, debía de levantarse. Eran las 12:00 del medio día, algo temprano para la chica. Ahogando un bostezo, se levantó de la cama y estiró un poco el cuerpo, talló levemente sus ojos y se puso sus pantuflas. Salió de su habitación minutos después. Su destino era la cocina, había despertado con algo hambre.

—buen día bella durmiente —le dijo María mientras acomodaba algunos papeles.

—buen día amor —respondió Martina bostezando.

—¿que onda wacha? —la saludo Mauro. —¿todo piola?

—buen día, Mau, todo tranca.

la tarde anterior, terminaron de almorzar y María había invitado a Mauro a su departamento. Fue una sorpresa para la morocha encontrarse con su mejor amigo, pues no se veían hace casi seis meses, y que mejor pasar el resto del día juntos. Martina por una vez después de tantos meses, se la paso fuera de su lugar seguro y no paraba de reír. Al parecer le había hecho muy bien encontrarse con Mauro.

y así fue como él termino quedándose en su departamento con ellas. Se había hecho tarde y Martina tenía miedo de que manejara a esas horas. La única manera de que se quedará tranquila fue que Mauro aceptará a quedarse a dormir. Martina paso como si nada, ya le daba igual que la encontrarán en pijama y recién levantada.

—¿vas a la cocina? —le preguntó María al ver a dónde se dirigía su amiga.

—sip —respondió Martina haciendo un gesto con las manos.

—hay pollo con ensalada en la heladera.

—muchas graciaassss —dijo Martina para después desaparecer por la entrada de la cocina.

al llegar a su destino, se dirigió inmediatamente hasta la heladera, quería ese rico pollo que su amiga le había mencionado. Tomó el mango de la heladera y abrió: allí estaba, el pollo junto a la ensalada en un trasto de plástico. Sin pensarlo, lo tomo entre sus manos. También saco la leche con chocolate que quedaba y un poco de nutella. Sería el aderezo que acompañaría la ensalada. Sí, sus antojos solían ser extraños. Hasta ella misma se sorprendía.

Casualidad | Lit Killah x Tini StoesselDonde viven las historias. Descúbrelo ahora