Ambiente controversial

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-¡Nunca pensaría que ese estúpido gato nos volvería ricas!-exclamó Dani mientras tiraba los royos al cielo, los cuales se guardaban en un improvisado bolso hecho a base de las vestimentas de Priscila, la cual se encontraba titubeando de frio mientras sus dientes temblaban al mismo tiempo que el pequeño gato que se hallaba durmiendo en su cabeza se estirase mientras afilaba sus garras en el cuero cabelludo de la pequeña una vez ya despierto por el movimiento que provocaba sus dientes chocando entre sí. La afectada no dijo una sola palabra ya que nada le faltaba al felino para tirarse en su rostro a rasguñarle si hacia otro movimiento sin pensarlo bien por lo que tan solo suspiró tratando forzadamente que el movimiento de su mandíbula se tranquilizase; sintiendo historia una vez que aquel felino se acostase nuevamente collendo al instante en un profundo sueño.

- ¿Podrías gastarlos ya y devolverme mi ropa? -preguntó en tono bajo ya que lo que menos quería en un instante como ese es que Dani lo malinterpretase todo nuevamente y se terminase hablando una peor escena que la última. sus dientes chocaban entre si al mismo tiempo que trataba de abrigarse a su misma con sus brazos.

-Tranquila, debemos pensar pacientemente en esto, recuerda que los royos son algo que deben ser tomado con responsabilidad- justificó de forma relajada mientras abría las palmas de sus manos al momento de ofrecer su consejo –Debemos de comprender que muy pocas personas tienen el don de poseer... ¡Una tienda de ropa! ¡Necesito entrar en aquella tienda ahora mismo! - avisaba mientras con un dedo era capaz de señalar a una pequeña instalación que tenía maniquíes de diferentes figuras extraterrestre que al parecer contaban con un buen gusto al momento de elegir sus prendas.

-Dani...-la pequeña pensó en decir algo, pero solo tragó saliva junto sus argumentos de una forma entusiasta y forjando una sonrisa temblorosa al momento que la suppra voltease a verla en son de esperar una respuesta, con un gesto de emoción considerable.

Después de todo no era tan malo ¿Verdad? Mientras más rápido gastase ese tonto dinero más de prisa volvería a tener sus prendas y no tendría que contar con el inconveniente de andar prácticamente en una tela fina que no cubría para nada los ambientes exteriores.

Dani se dirigió con emoción al tan nombrado lugar mientras sus piernas daban pasos largos con un entusiasmo muy visible de su parte –Realmente confió en que tengas un buen ojo para las criticas niña.

La pequeña solo afirmó con su pulgar muerta de miedo al percatarse de que el gato empezase a demostrar por movimientos corporales que ya estaba despertando. Al mismo instante que su pulgar se daba a ver en signo de afirmación con aquella misma sonrisa forzada de antes.

Dani se extrañó un poco mientras miraba por encima de su fino hombro –Que niña para más extraña- mientras le daba la espalda al momento en que se adentrase en aquel pequeño centro comercial y la puerta de cristal se desvaneciese por completo al momento de sentir que nuevas clientas se hallaban deseosas de adquirís sus productos. Bueno, por lo menos una de ellas.

- ¡Ah! ¿Puedes olerlo? Me daré mi propia recompensa, de mi para mí- advirtió mientras se señalaba a ella misma con una pose sumamente recta solo por unos segundos, ya que luego de esto se introdujo rápidamente entre los mil y un pasillo de distintas prendas.

Priscila únicamente desvió la mirada mientras el pequeño gato daba un estirón y se tiraba al suelo dejando de ser una molesta por completo. Luego de unos tantos segundos dio un hondo suspiro mientras se estiraba y bostezaba de forma perezosa mientras su mente de niña exploraba el determinado lugar en búsqueda de algo que hacer, al mismo tiempo que pequeño fino elevaba sus patitas con refinada gracia detrás de sus zapatos –Ah, ojalá pudieses entender lo molesto que le me hace esto para mí- le confesó a su no tan amigable acompañante mientras caminaba por su propio instinto a la nada. El maullido del mismo hizo que toda la mirada de la infante se enfocase en sus 3 ojos los cuales le dieron la espalda demostrándole que frente a él se hallaba un enorme holograma de colores en alta definición las cuales al parecer también eran lo suficientemente avanzadas para emitir sonido en la tienda en general ,una canción pastelosa dedicada únicamente para estimular a los compradores, un detalle del cual no había notado hasta entonces –Ni si quiera esto ayuda a relajarme...-confesó mientras restregaba sus descoloridos ojos con sus manos convertidas en puño. El pequeño dirigió la mirada al infante para luego dirigirla nuevamente al holograma y dar un maullido el cual provocó que este se alterase, ahora ya no transmitía más música, sino que su transmisión había sido cambiada para que el mismo ahora se hallase dando en vivo unas caricaturas pintorescas las cuales captaron su atención al instante, e incluso desprendiéndole cierta sonrisa. La pequeña se sentó en el suelo para disfrutar mejor del espectáculo mientras sostenía su rostro con las manos y de vez en cuando desprendía una pequeña risita causa por las caricaturas las cuales el felino observaba con duda. Se trataba de un pequeño niño de pieles naranjas y ciertas texturas moradas, no sabía exactamente de qué raza se tratase, pero podría asegurar que era el tipo más genial que había visto desde que tiene mejorar ya que junto con una espada que peleaba contra bestias espaciales mucho más grande de su estatura mientras un grupo de rara especie con unos extraños trajes le hacían compañía ciertas veces y mediante un megáfono le ordenaban contra quien se tendrían que enfrentar.

La niña que rompió el espacio tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora