Hace mucho tiempo vivia una sirena...

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En el reino del gran Poseidón, dueño de los siete mares existían bellas criaturas. Peces de todo tipos de colores, unos más exóticos que otros avisando su poderoso veneno, tiburones, ballenas, delfines, todos juntos siguiendo la ahora conocida ley de la vida. Sobrevivir.

Entre estas criaturas se encontraban unos seres fantásticos, producto de marineros en busca de nuevas tierras para conquistar; se trataba de las famosas sirenas. Hermosas mujeres que capturaban hombres para luego ahogarlos y comerlos. ¡Puras mentiras! Ellos eran hijos de Poseidón, su creación, más grande orgullo, tal vez no eran sus descendientes directos pero él los hizo al contribuir en la creación del mundo junto con sus otros hermanos, porque si ellos crearon a los humanos... ¿Por qué el no debería tener su propia gente? Nadie le dijo no.

Su más preciada sirena fue en realidad un tritón. Ocupó su mejor talento para hacerlo, y todo mundo se maravillo al conocerlo. Piel blanca como perla, ojos del color del mismo Océano y una voz que superaba a cualquier otra conocida. ¡Las mismas dioses la envidiaban! Fue tan bello...

Sí, lo fue.

Desde el momento en que nació todo mundo quiso escuchar su voz. Malvadas brujas de mar quisieron matarlo, piratas quisieron atraparlo y cada cosa que trataba de hacerle daño Poseidón la destruía, nadie tocaría lo que era como un hijo para él. Tal vez, ese fue su más grande error. Porque, al negarle saber su curiosidad fue aumentando.

A la edad de doscientos años, el tritón le pidió libertad, quería conocer su hogar, divagar libre por los siete mares, nadar y nadar únicamente. Dolido, el señor aceptó, era momento de dejarlo ser. El segundo grave error.

El tritón se sintió tan feliz que en ese instante se marchó a explorar cada rincón disponible, conoció, disfrutó, aprendió de todo el reino de su "padre". Nunca se quedó en un solo lugar mucho tiempo y sobre todo nunca dejó salir su voz.

El rey le advirtió no lo hiciera, porque si lo hacía correría peligro. Su voz tenía un pequeño defecto, si él cantaba los peces harían lo que el quisiera pero ese no era el problema. Malas personas tratarían de matarlo al enterarse de su poder para quedárselo. ¿Cómo? Fácil, brujería. Existía una hechicera codiciosa que iba tras él. Mientras no escuchara su voz nunca lo encontraría y así se mantuvo en secreto un tiempo, viviendo solo pero libre. Como siempre quiso ser.

Conoció muchos peces, unos más agradables que otros y todos lo querían a pesar de su terrible seriedad y pocas palabras. Pero de todo lo que vio no había otra cosa que lo fascinara tanto como el mundo humano. El cruel lugar de tierra.

Aquel lugar estaba lleno de misterios, tantas cosas peligrosas caían a su hogar lastimando a peces inocentes que morían. ¡Los despreciaba tanto! Los inmundos humanos tiraban cosas de cristal que cortaban, comida podrida, lo peor que podía imaginar ahí se encontraba. En su hogar, dañando su vida interna y ellos ni se daban cuenta.

A veces, salía a la superficie para ver si había humanos que tiraban cosas, si los veía cantaba para que se largaran ya que, su voz también tenía efecto en ellos. Gracias a aquello conoció a un pequeño cangrejo que salvó de morir cocinado. Su voz detuvo a la "espeluznante criatura sin cola" así lo llamó su amigo.

Desde entonces se mantuvieron juntos, como compañeros de aventuras.

¿No he dicho sus nombres verdad? El cangrejo era Abandon* y el tritón era... Haruka Nanase.

Cada uno con su propia mala suerte, pero no se quejaban, tenían un amigo para platicar sus infortunios. Sin embargo, unos pocos años después, en una trágica noche uno de ellos perdió a su amigo. Un gran barco pasó sobre ellos y el curioso tritón salió a ver. El tercer error que pasó en esta historia.

Haruka miraba fascinado la "cosa" que llamaban barco los humanos, y ahí pudo divisar un muchacho joven, veintidós años tal vez, apuesto y alegre. Su frío corazón se entibió y quiso poder verlo de cerca pero no podía. En ese momento no pudo.

Se adentró una vez más al mar, tratando de calmar sus latidos ahora locos. El tritón por primera vez sintió algo diferente, algo que con toda pena contaré fue lo peor que le pudo pasa porque con aquello su destino quedó cruelmente marcado.

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Abandon:abandonado en inglés, sé, no tenía otro nombre para el cangrejo xD

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