1

68 15 12
                                    

DIEZ AÑOS MÁS TARDE

- Señorita Garnett, por favor, necesito que ponga todas sus huellas sobre este papel. -Pide amablemente la inspectora. - Necesito que rellene este papel, que firme aquí... aquí... y ponga aquí sus iniciales. - Hago todo lo que me pide pacíficamente. Por dentro me muero de ganas de entrar ahí dentro y golpear a esa inútil de nuevo. - Ya puede irse. No salga del país en unos días, por favor. – Me despido de la agente con un gesto de mi cabeza y salgo de comisaría. Después de dos horas de negociación con mi abogada y pagar una fianza he logrado salir. Wen ya me está esperando apoyado sobre el capó de su mustang blanco.

- Ya estás quitando esa estúpida sonrisa de tu rostro o te la borraré a golpes como he hecho con esa idiota. – Aviso cuando estoy lo suficientemente cerca como para distinguir su semblante. Abro la puerta del copiloto, tomo asiento y vuelvo a cerrarla con fuerza. Wen entiende que no estoy para bromas y sube al coche.

- ¿Me vas a contar qué ha ocurrido? - Pregunta después de poner el coche en marcha y salir del aparcamiento. Me concentro en sus movimientos rápidos y seguros y en la sencillez con la que conduce. Eso me tranquiliza.

- ¿No te lo han contado?

- El guardia que te detuvo me dijo que golpeaste como simio desesperado a esa pobre muchacha y que ella sólo trataba de defenderse. - Bufo con frustración al escuchar sus palabras.

¿¡Simio yo!? Quién se habrá creído.

- Te contaré lo que ocurrió de verdad. La cosa fue así...

*FLASHBACK*

Lanzo las sábanas a un lado de mi cama para calzarme. Voy a llegar tarde a mi trabajo si no me doy prisa. Dios. Odio que mi cama sea tan cómoda.

He madrugado, pero antes de irme decidí tumbarme de nuevo un rato para despedirme de mi almohada y se alargó la despedida unos veinte minutos.

Bajo corriendo las escaleras del ático en el que vivo y llego al primer piso. Tomo las llaves de mi auto y salgo disparada por la puerta.

Corre, Anne, corre por tu vida.

Aish, yo no corro ni por la vida de Cameron Boyce.

Porque él ya está muerto.

Cállate estúpida conciencia, eso fue cruel.

Soy tú, así que tú eres cruel.

Un señor de cuarenta años que llevaba de la mano a su hija me mira mal. ¿Es que nunca ha escuchado a otra persona hablar consigo misma?

Me subo al coche con rapidez enganchando mi camiseta de la marca Vogue con la puerta.

Estúpida mala suerte.

Arranco el motor, pero no es lo único que suena, mis tripas rugen con fuerza. Otra vez olvidé desayunar.

De camino al hospital estaciono en una gasolinera. Entro velozmente, busco un yogur que pueda tomar de camino y me dirijo a la caja registradora. Una mujer más joven que yo me observa mientras masca un chicle verde o yo quiero creer que es un chicle. Pongo el yogur sobre la mesa y busco en los bolsillos de mis vaqueros mi cartera. Creo que no me la he dejado en casa. Sería demasiada mala suerte. Por hoy ya me basta.

- ¿Sólo llevará esto? - Miro a la chica de nombre Eleanor, según su placa de identificación desgastada.

- Sí. - Su estridente voz chillona me pone de los nervios en cuestión de segundos.

- ¿No quiere nada más?

- Si esto es lo único que voy a llevar, como te acabo de decir significa que no, no quiero nada más.

- ¿Segura? - Me sujeto el puente la nariz mientras mi nueva amiga mastica su chicle lentamente sin apartar sus ojos de los míos.

Paciencia, Anne, ten paciencia. Eres buena persona. Respeta a los menos dotados de inteligencia.

- Sí. - Respondo con los dientes apretados. – Por favor, tengo un poco de prisa. – Sonrío con la boca cerrada para aparentar una persona amable.

- No parece una señora que tome yogur bajo en grasas. - Me mira de arriba abajo con una sonrisa torcida.

NOTA 1: Jamás le digas señora a una mujer que tiene 26 años.

NOTA 2: Jamás llames gorda a una mujer, no sabes hasta donde llegará para demostrarte lo contrario.

- Y tú no parece que puedas salir de casa a partir de las ocho. Ese bulto de ahí -Digo haciendo referencia a su culo. - ¿es tu pañal?

*FIN FLASHBACK*

- Okey, okey. No sigas.

- Queee. -Digo con voz aguda alargando la e. -Pero si viene la mejor parte.

- Creo que prefiero ahorrarme los detalles.

- Como quieras. - Me encojo de hombros y pongo mi vista sobre la ventanilla. - Esa niñata no sabía que se metía con una experta en defensa personal. - Se ríe durante un momento demasiado breve para mi gusto. Podría verlo reír toda mi vida.

- Ya hemos llegado. - Dice soltando el volante delante del hospital. - He puesto tus cosas ahí atrás. - Señala con el pulgar los asientos traseros. Como un rayo bajo del automóvil, cojo mis cosas de la parte de atrás y me inclino sobre la ventanilla del coche para hablarle.

- ¿Te importaría venir a buscarme a las tres? Tengo que ir a por mi coche. Se quedó en la gasolinera.

- Está bien.

- Gracias. - Me aparto del vehículo para que pueda salir.

- Ya me devolverás el favor. - Me sonríe socarronamente y yo lo despido con una mano.

Hora de trabajar.

Cicatrices del Universo #Grenns2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora