Capítulo IV:

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La alarma comenzó a sonar, interrumpiendo la tranquilidad que armonizaba aquella habitación. La ocupante de la cama matrimonial que dormía sola, se giró a un lado, para tomar su celular y silenciar la alarma. Miró la hora en el reloj con sus ojos entrecerrados, y se maldijo internamente al ver que eran las seis de la mañana.

– ¿Por qué acepte salir a correr con Gareth Bale? Quiero dormir – se quejó mientras se ponía de pie, luego de tirar a un lado sus sabanas violetas.

De mala manera, desganada y cansada, se dirigió a su placard. Abrió una de las puertas, y busco ropa deportiva, tardando unos minutos en su elección.

Tomo unas calzas negras, una camiseta de Adidas rosa, perfecta para correr. Apoyo todo sobre su cama, y luego busco ropa interior cómoda y deportiva.

Camino al baño de su habitación, no sin antes conectar su Ipod al equipo de música. Puso el volumen en uno correcto para esa hora, y entró al baño.

Encendió las luces, hizo sus necesidades, y luego se miró en el espejo mientras "Paradise" de Coldplay comenzaba a sonar. Giro las perillas de la ducha, y regulo la temperatura del agua. Se deslizo su piyama fuera de su cuerpo con cuidado, y luego se metió en la ducha. Primero su pie, que dejo que se adapte unos segundos, luego un poco más de la pierna y luego el cuerpo entero. Puso shampoo entre sus manos, y mientras lo ponía en su cabello y hacía espuma, mientras "i got a packet of sunshine" de Natasha Bedingfield comenzaba a sonar. Comenzó a bailar en la ducha, mientras seguía enjuagando su cabello.

Salió unos minutos después de la ducha mientras rodeaba su cuerpo con una toalla, y secaba con fuerza su cabello. Lo peino, y lo amarro en una coleta. Lavo sus dientes, y se sonrió al espejo. Ya en su habitación se cambió. Armo un pequeño bolso con la ropa del trabajo y la dejo en el sofá. Así llegaba, se daba otra ducha rápida y se iba a la editorial.

Chequeo la hora, 06:30, tenía el tiempo perfecto para desayunar. Se preparó un café con leche, y tostadas que untaría con queso blanco y mermelada de frutilla. Le dio un mordisco, mientras verificaba en todo el momento el reloj.

Cuando faltaban apenas diez minutos para las siete, limpio la taza y la cuchara, y busco su botella de agua fría que tenía siempre preparada para su entrenamiento.

El timbre la hizo levantar de un salto del sofá, que segundos atrás de había sentado. El reloj marcaba las 06:58

<Que puntual> – pensó Lila mientras tomaba su Ipod, y las llaves de la casa.

Gareth sonrió cuando la puerta del edificio fue abierta, y Lila le sonreía.

– Buenos días Bale. – murmuró ella mientras cerraba la puerta y volteaba con una sonrisa.

– Lila. – respondió él con una cálida sonrisa.

Gareth llevaba puesto un conjunto deportivo, del Real Madrid. Unos pantalones grises con el logo en la parte izquierda, una remera sin mangas, ajustada, que dejaba a la vista sus músculos, y una vincha sobre sus cabellos para que no le molesten los ojos.

Se sonrieron, y comenzaron a trotar en silencio, mientras se dirigían a la plaza en la que se habían encontrado la otra vez.

– Lila. – llamo el chico. Ella se detuvo, y volteó a verlo. – Te juego una carrera.

– Me vas a ganar, estas en mejor estado físico que yo. – susurró mientras recuperaba algo de aire.

– Te daré una ventaja, ¿Qué dices? Por favor, siempre lo hago con Cristiano. –

Ella asintió con la cabeza, y él retrocedió unos cuantos pasos. Aclaró su garganta, y le dijo que salga corriendo, y cuente hasta veinte, y que al llegar a ese número gritará su nombre. Lila hizo lo que Gareth le pidió y comenzó a correr.

– ¡Gareth! –

Volteó su cabeza, para ver como él comenzaba a correr, sus brazos pegados a su cuerpo, y respiraba lentamente. En pocos segundos estaba a su lado, le quito la lengua y le saco una gran ventana. Ni dándole veinte segundos ella pudo ganarle.

Gareth se tiró al suelo, mientras respiraba hondo. Lila se arrodillo a su lado, y le pico la mejilla con su dedo índice. – Me ganaste. – le reprocho

– Juro que no quería hacerlo. Pero ya es mi instinto. – susurró él encogiéndose de hombros, mientras reía.

Ella rodó sus ojos. – Engreído. – susurró y se acostó a un lado suyo.

– Merezco un premio. Te he ganado. – susurró mientras se levantaba y se sentaba mirándola

Lila mordió sus labios. – No tengo nada Bale. –

Él negó con la cabeza, y se acercó a ella. Le quito la liga que le sostenía el cabello, y se alejó mientras se la ponía en su muñeca. Él se quitó su vincha, y le tomo la muñeca izquierda. – Por venir conmigo hoy. – susurró mientras se la ponía y le sonreía. – Espero que podamos repetirlo, me preguntaba, ¿Te gustaría cenar esta noche conmigo? –

Lila lo miró. Suspiró y mordió su labio indecisa, él la estaba mirando con una gran sonrisa, ¿A quién podía dañar una cena.

– Como amigos. – dijo mientras lo señalaba

-Como amigos. – respondió él. Ella asintió con la cabeza, por lo que Bale le pidió su teléfono celular y escribió su número. Luego se habló a su celular, y agendo a Lila en su lista de contactos. La miro con una sonrisa. – Te hablo en la tarde, te diré a qué hora paso por ti, y tú me das tu dirección. –

Gareth entró al estadio, con una gran sonrisa. Saludo a la gente que lo rodeaba. Camino a los vestuarios, donde saludo a los chicos que lo estaban limpiando. Abrió su locker, mientras tomaba una remera nueva de entrenamiento.

– Gareth. –

Volteó al escuchar su nombre y sonrió. Florencia, la asesora de imagen del equipo, lo estaba viendo con una gran sonrisa.

– Flor. – dijo él mientras sonreía extensamente y sus dientes quedaban expuestos. – Justo estaba por ir a buscarte. – murmuró él.

Ella lo miro extrañada, pero sonrió. – Dime, ¿Qué necesitas de mí? – le pregunto curiosa.

– Tengo una cena, con una chica, y necesito de tus manos mágicas. –

Ella aplaudio. – Al fin saldrás Bale. Ya pensé que te ibas a quedar soltero toda tu vida, ven vamos a mi salón. – murmuró

Gareth salió de allí con una gran sonrisa, mientras seguía a la chica. Cerró sus ojos, y pudo recordar una escena de hace un tiempo atrás.

- Es tan bella. – murmuró Ronaldo.

Gareth lo miró sin entender. – ¿De quien hablas? – le susurró. Miró por el pasillo, y la única chica que iba junto a ellos era Florencia, quien hablaba con Di Maria.

– De Flor idiota. – Ronaldo puso sus ojos en blanco.

Abrió sus ojos como platos, y sonrió. – No sabía eso. – susurró mientras se despeinaba el cabello.

– Nadie lo sabe. – Ronaldo lo miro amenazadoramente.

– Nunca diría nada Cris. –

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No tengo excusa del señor. Tarde un mes en actualizar. Perdón, el colegio me tiene ocupada. 

All Of The StarsWhere stories live. Discover now