La decisión

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Lo único que alcanzo a escuchar son sus pasos apresurados, mi mente sigue en blanco y mis piernas no han dejado de temblar, dejo pasar unos minutos para que mi corazón deje de latir tan rápido y pienso que paso en los últimos minutos. Kakashi-sensei me ha invitado esta tarde a su departamento a repasar su problemario, no sé porque he dicho que sí, sé que eso no está permitido, en el reglamento que me entregaron al inscribirme menciona que está estrictamente prohibida una relación no profesional con los profesores pero aun así el impulso por estar con el solos ha sido mayor que mi razonamiento.

Toda la semana no he dejado de pensar en su persona, aún recuerdo los nervios que me consumían por recibir su mensaje el día lunes y como deseaba que después de mandar mi respuesta el correspondiera iniciando una conversación pero eso jamás paso. El resto de los días no deje de voltear  por los pasillos tratando de verlo, es la primera vez que me pasa esto, tener la necesidad de ver a una persona no lo termino de asimilar.

Me obligo a caminar en dirección a mi siguiente clase pero sin quitar de mi mente la posibilidad que todo haya sido producto de mi imaginación, kakashi-sensei debe de saber que su proposición es inadmisible por su parte pero aun así la hizo, en esta clase lo descubrí viéndome de una forma que hizo comenzar mis latidos acelerados, ¿podría ser que le gusto...? NONONO COMO PUEDO PENSAR ESO!!!, él es un hombre maduro, es más inteligente que cualquiera que haya conocido, jamás podría fijarse en una alumna con problemas de habla... o sí???-me tapo el rostro rojo con las hojas que tengo en mi mano, mi corazón volvió a latir apresurado con solo pensar en esa posibilidad.

El resto de las clases pasan más lento de lo que hubiera querido, he llegado a una conclusión que jamás pensé llegar, iré a su departamento y tratare que no note mi nerviosismo y le preguntare todas mis dudas pero también aprovechare para conocerlo, necesito saber qué es lo que comienzo a sentir por el...

Voy directa a casa en cuanto suena el timbre que anuncia el final de nuestras clases, llego a casa cerca de las dos y corro hacia mi portátil siento que me dará un ataque al corazón cuando compruebo que ya tengo un mensaje en la bandeja de entrada, solo me a mandado su dirección y una orden de que sea puntual. Corro al baño y me doy una ducha rápida, salgo y escojo un vestido azul crema que me llega arriba de la rodilla, es ajustado a mi busto y cintura pero en mis caderas cae suavemente, me cepillo el pelo y lo dejo suelto, escojo unas sandalias blancas, tomo mi mochila salgo corriendo. Decido tomar un taxi ya que no quiero que el chofer informe a padre sobre mi paradero, si él se llegara a enterar me mandaría a un internado solo para mujeres en Inglaterra.

En el camino que recorro en el taxi reflexiono si está bien lo que estoy haciendo, me meteré en muchos problemas solo por esto y por primera vez tengo miedo de las consecuencias. Al bajarme del taxi veo un edificio de diez plantas, aún estoy a tiempo de regresar y cancelar pero el impulso de hacer algo nuevo y no solo eso, algo que me provoca tantas cosas en mi cuerpo y mente es mayor, camino en dirección a la entrada, veo que el timbre 6 es el de kakashi-sensei lo toco rápido para no arrepentirme en el último momento. Espero segundos que se me hacen eternos hasta que escucho como la puerta eléctrica se abre invitándome a pasar, camino dentro del edificio cerrando la puerta a mi paso, subo por un elevador muy elegante al piso 6, cada vez estoy más nerviosa, mis piernas no dejan de temblar y siento un hormigueo en mi estómago, es una sensación extraña pero estimulante. Al abrirse el ascensor veo la puerta de entrada a su departamento, camino con paso un tanto inseguro y toco ligeramente.

Mis manos han empezado a sudar y temblar, siento que mis mejillas arden y mis labios se secan, la puerta se abre mostrando a Kakashi-sensei con su traje pero sin el saco, se ve relajado y me ve con una mirada intensa, me percato que me barre con la mirada, lo hace de una manera lenta, tan lenta que mi respiración se atora, sube su mirada lentamente hasta que se posa en mis ojos, puedo sentir que la atmósfera cambio, la siento más pesada, cargada de algo que no sabría describir, nuestras miradas no se han separado hasta que él se hace a un lado para darme paso a entrar, con mis piernas de gelatina entro con la mirada en el suelo y un corazón que si no fuera por la piel ya estaría saltando por todas partes. 

EL DESEO DE APRENDERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora