Cuarenta y ocho horas que pasaron como cuarenta y ocho segundos y cuarenta y ocho caricias perdidas en los cuartos inmundos. Cuarenta y ocho veces me dije que no podría esperarte y otras cuarenta y ocho que sin tí ya no era nadie. Fueron cuarenta y ocho sueños que desperdicié al lado de alguien que no me hacía bien y cuarenta y ocho excusas las que tiré en el andén. Cuarenta y ocho y algunas más poesías que te dediqué sin que supieras, en silencio, y cuarenta y ocho días que pensé en como estarías viviendo. Son cuarenta y ocho los besos que no pude darte y cuarenta y ocho las rosas que te faltaron regalarme. Otros cuarenta y ocho minutos de ausencia que se hicieron largos como meses, aunque así lo prefiera a veces. Con cuarenta y ocho formas de amar apasionadamente y cuarenta y ocho formas de odiar intensamente. Agua y fuego, viento y tierra somos las cuarenta y ocho vidas que nos faltan por vivir, las que aprovechamos y las que se esfumaron, dejando la marca y un destino forjado.
ESTÁS LEYENDO
Los versos que no escribí
PoetryPoemario que no te dejará indiferente. ¿Querías leer un poema de amor, de desamor, quizá uno más filosófico? espero encuentres aquí aquello que andabas buscando porque la poesía es un bálsamo que nos cura a todos y ese algo en lo que todos podemos s...