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—Una reunión extraordinaria.
—¿Ahora?
—La situación lo requiere—afirmó—Ahora.
En un gran salón de un edificio cualquiera, se encontraban reunidos un grupo de personas conversando sobre los inconvenientes recientes descubiertos en la organización a nivel internacional. Los conflictos resultaron ser de suma importancia y no leves como creyeron al principio, por lo que se tuvo requerir a los representantes del resto de países que colaboraba con YG.
—¿Y a todos?—preguntó una persona.
—Solo a los necesarios.
Así fue como a las dos de la madrugada, dos de los líderes de sus grupos recibieron el mensaje, incluso si no los necesitaban a ellos.
Kim Hanbin, por ejemplo.
El chico buscó su teléfono sin ver por dónde palpaba la mano en su mesita de noche. Odiaba que lo molestaran mientras dormía y no podía creer sus celulares eran hackeados para evitar silenciar notificaciones provenientes de los altos mandos ¿A quién se le ocurrió? Cortesía de Lee Hi seguramente.
Una vez con el aparato en su mano, leyó el mensaje con un solo ojo, puesto que el brillo de la pantalla móvil molestaba aunque estuviera al nivel más bajo.
"Necesitamos a Bobby."
B.I emputeció la existencia de quien sea que le haya avisado, ¿Era tan difícil buscar el número del susodicho y enviarle el mensaje de una sola vez? ¿Tanto costaba? Odiaba ser el líder en ocasiones como esa, pero él era filtro de información que conectaba todos los acontecimientos de su grupo a los jefes y de los jefes a su grupo. Pero aún así no era para nada necesario despertarlo a él para avisarle a otro acerca de una reunión clandestina, pero no.. A los de arriba les gustaba joder.
Marcó a Bobby de una vez. Un mensaje no seria suficiente para levantarlo o siquiera llamar su atención, pero B.I tampoco tenía planeado levantarse solo para informarle su mala suerte a Bobby.
El otro chico contestó apenas.
—¿Sabes que son más de las dos? Te mataré imbécil.
—Mejor ve y mata a los directivos, te necesitan en media hora—respondió molesto, aunque en un tono infantil.
—Yo no hice nada—de apresuró a defenderse el mayor.
—Solo ve y no hagas ruido cuando vuelvas, con suerte lograré dormir de nuevo.
—Los odio—declaró antes de quitarse las frazadas de encima y buscar sus pantuflas con la mirada.
Hanbin tiró el teléfono sobre el buró sin importarle el ruido que provocó y se dió media vuelta sobre la cama para seguir roncando.
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