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La alarma de emergencia sonó por todo el lugar junto con las luces rojas dando aviso de peligro. Lee Hi fue la responsable de activar semejante señal de ayuda para ser salvada de la situación en la que se encontró. Jamás creyó necesitarla en su vida, pero agradeció al cielo escuchar los consejos de sus compañeros. Siempre hacía falta una alarma, por si acaso, no todo podía ser perfecto en sus planes. Pero nunca pensó que llegaría el día.
Todo ocurrió cuando iba de regreso a su casa, precisamente antes de salir del "laboratorio" de computación. Fue cuando su reloj emitió un sonido de mensaje cuyo comunicado anunciaba un "huye" por parte del líder del equipo de lucha, y segundos después una nota más especifica "Hayi, estás en peligro ¡Corre!." emitido del mecánico de la organización.
La chica sintió su corazón acelerarse de inmediato y no pasó ni un segundo cuando emprendió su marcha de regreso corriendo al salón de computadoras, dónde su oficina se encontraba.
—¡Dejen todo!—gritó alertando a sus colegas—¡Escondanse!
Sabía que la buscaban a ella, pero no si solo a ella.
Tuvo claro que al alarmar a los demás, estos dejarían su trabajo para protegerse, dejando a la deriva a quienes apoyaban tras la pantalla, poniendo en riesgo a terceros, pero no pudo permitirse salvarse ella sola y dejar a su equipo expuesto a lo que sea que esté tras su persona. Aún a costa de la vida de aquellos que recibían ayuda de su equipo en este preciso momento.
Mucho antes de que la mayoría pudiese procesar los gritos de la jefa de informática, una bomba hizo explosión frente a ellos haciendo volar todo a su alrededor, desde computadoras hasta los cuerpos más cercanos a la detonación, dando paso a escombros y polvo levantado con el impacto.
Lee Hi cayó hacia atrás golpeándose muy fuerte en la cabeza, causando un sangrado lo suficientemente grave como para ser tratado de inmediato, por unos segundos olvidó la situación en la que se encontraba. Hasta le pareció olvidar la fecha e incluso su nombre, sin embargo, dado al entorno no fue difícil suponer que algo malo ocurría y un fuerte dolor en su cabeza le hizo recordar todo otra vez. Como pudo se arrastro completamente aturdida a la puerta de su oficina, que por suerte estaba a solo unos pasos, entró y llegó a su escritorio, buscando uno de los botones bajo el mesón. Presionó el indicado con la esperanza de que la ayuda llegara a tiempo y de forma instantánea una sirena inundó el lugar así como luces rojas que cubrieron el entorno.
"Alerta. Activando sistema de seguridad contra intrusos. Código rojo."
Se escuchó una voz de computadora que repitió la oración una y otra vez.
—B.I, dime qué está pasando—habló apenas por el comunicador de muñeca, haciendo contacto con quien le dió el primer aviso, mas no recibió respuesta alguna, solo el sonido de la frecuencia. Un vacío.—¡B.I!—gritó más desesperada.
