S t r e g a 🥀

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El sol comenzaba a esconderse.

Ese departamento estaba impregnado del olor de Jotaro, a quien tenía justo al lado.

Ambos estábamos sentados en el mueble; en silencio. Nuestras manos estaban juntas mientras veíamos alguna película seleccionada al azar. Podía sentir como ambos no estábamos mirando la película, estábamos pensando en nosotros. Tenía mis piernas encima de las de Jotaro, estaba a lo largo del mueble negro que hacía contraste con la pared blanca.

Ese silencio era reconfortante.

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- ¿De verdad te tienes que ir? Quiero decir, no creo que sea necesario. Te puedes quedar lo que quieras. - Decía Jotaro indiferente.

- No sé... - No quería irme - De todas formas aquí queda muy lejos de mi universidad. Y no soy buena para levantarme tan temprano.

- Está bien. -  Acomodó su gorra. Sentí un pequeño empujón en mi espalda, quedando muy cerca a Jotaro. Volteé con cuidado y no vi nada. Era obvio que fue SP.

- ¡Jo...!- Me dió un beso suave cuando volví mi cara hacia él. Lentamente me alejé de él. No podía mirarlo a los ojos, era tan vergonzoso todo, sin embargo me gustaba, mucho. 

Llegamos a su carro negro. Ese cielo ligeramente morado con un degradé en azul y naranja me causaba tranquilidad. Dormí, hasta que llegamos a mi departamento. Me desperté con la voz de Jotaro que me llamaba.

- _____, ya llegamos. - Dijo con una leve y tranquila sonrisa.

- Ah, gracias por traerme. - Acomodé mi cabello con cuidado. 

- No es nada. - Se levantó de su asiento y salió del carro rápidamente para abrir mi puerta. Le di una amplia sonrisa mientras salia del carro; sus ojos azules se mantenian en mi. Su mirada me hacía sentir bien.

Puso sus manos sobre mis caderas acercándome a el para posteriormente darme un beso, poniendo su mano sobre mi mejilla. Era obvio mi sonrojo, en ese punto no me podía concentrar en nada. Sus labios junto a los mios, de solo pensarlo me ponía roja. ¿Cómo mi vida tan aparentemente tranquila se había vuelto una montaña rusa de emociones? No recordaba lo que era el estar... enamorada. Aunque era muy pronto para decidirlo, lo que Jotaro me hacía sentir no era lo mismo que habré sentido con cualquier otra persona.

Jotaro se alejó de mi, soltándome. 

- Bueno, ¡gracias por todo! - Trataba de mantener mi compostura a pesar de estarme muriendo en verguenza. Acomodó su gorra, esbozando una media sonrisa junto a un suspiro.

- De nada. Quisiera que vinieras a visitarme de nuevo, y que esta vez te quedes por más tiempo. - Me limité a sonreir. Nos despedimos con otro beso y salí casi disparada hacia mi departamento con una sonrisa permanente en mi cara. ¡Qué lindo! Pensé tirándome a mi sillón dejando de lado todas mis cosas.

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Ese domingo, lleno de sol.

Estaba encerrada en mi habitación con un calor impresionante a pesar de tener un ventilador a un lado a su máxima potencia.

Finalmente, cansada del calor, me bañé y decidida a salir, me vestí con un "short" y una camisa de tiras.

Caminaba por ese parque lleno de personas y niños, con un helado en mi mano derritiéndose. Veía burbujas de jabón volar por la brisa tibia que cubría por completo el ambiente.

Una burbuja explotó frente a mí; haciéndome mirar alrededor.

El helado escurría por mi mano mientras me sentía impotente ante aquella escena. Ahí, Jotaro con su sonrisa seria, de alguna manera. De la mano con esa mujer castaña y vestido blanco.

Apreté el cono de helado con fuerza haciéndolo quebrar cayendo todo el helado al suelo.

"Está bien, tal vez sea un malentendido" pensé ingenua. Hasta que mis ojos se nublaron al ver a Jotaro besando a esa morena. Los ojos se me llenaron de lágrimas, retrocedí en pasos torpes.

No lo quería aceptar. Pero ese traje blanco, esos ojos azules y esa sonrisa eran de Jotaro.

Me lastimaba tanto, rompí en llanto. Atrayendo a gente atenta con intención de ayudarme sin embargo los ignoraba, sólo quería llorar y llorar. No podía creerlo.

Trataba de recuperar la compostura, pero sentía cómo me estremecía al ver esa escena tan... Horriblemente pintoresca. "Oh. Hacen buena pareja." Mi mente me torturaba y atormentaba a cada segundo con pensamientos dolorosos que salían de mí.

Con los ojos rojos, me acerqué a él al ver que ella se había alejado.

- ¡J-Jotaro! - Su mirada seca se dirigió a mí.

- _____. ¿Necesitas algo? - Sus ojos azules no tenían brillo. Su voz sin escencia ni gracia se hacía doloroso a causa de mi presencia. Ese no era Jotaro. Sentí el llanto atorado en mi garganta; hablar era muy difícil.

La sonrisa animada que estaba en mi rostro se volvió una sonrisa incómoda y con obvias ganas de llorar.

- ¿Estás bien? - No se movió. Preguntó por preguntar; no le interesaba.

- No... No lo estoy.- Dije manteniendo esa sonrisa que se iba desvaneciendo.

La seriedad de Jotaro desapareció de un segundo a otro como un robot. Una sonrisa se dibujó en su rostro al ver a aquella chica que en su momento no recordaba su nombre.

- Ooh, mirate, _____, yo sí me sé tu nombre. ¿Tanto te importa como para hacer el ridículo? - Dijo la castaña con sus labios rosados.

- ¿Qué le hiciste? Este no es Jotaro. - Puso una de sus manos en mi hombro, éramos de casi la misma estatura. Inmediatamente quité su mano.

- Querida. Los hombres van y vienen. Nadie tiene nada nuevo que mostrarte; pero... Jotaro es una joya. No es alguien que dejaré pasar. - Dijo acomodándose en el pecho de Jotaro. Hice una mueca de disgusto. - Si, tus celos me hacen TAN feliz. Eres una suertuda de que Jotaro se haya fijado en... una chica tan- Agh. -

Mi intención era largarme a llorar y comer (osiosi eso hago yo D:),  miré a Jotaro con tristeza pero sus ojos me miraban de una forma muy dolorosa para mí.

- ¿Por qué, por qué haces esto? - Ya no aguantaba mi llanto y simplemente las lágrimas salieron.

- No hay nada mejor que alguien te desee. Mi Strega lo entiende y por eso es mi stand. - Un stand rosa pálido extravagante apareció de repente. Sus ojos estaban decorados con un corazón roto.

Cerré los ojos y más lágrimas salieron. No podía hacer nada; mi stand ya no existía.

- Ahora, lárgate y déjanos ser felices.

- Él no es feliz

- Ahora me pertenece.

- Cállate, no sabes nada de nosotros.

- TU no recuerdas nada de mi, ¿O sí? - Me sorprendí con su respuesta.

- ¿De qué hablas?

- Ohh... Si. No lo recuerdas. - Estaba confundida por completo. No tenía recuerdos de ella y Jotaro no me había contado de ella. - Ya no te interesa, el punto es que conmigo viva nunca tendrás una vida tranquila.

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No me gusta este capítulo pero ya lo he reescrito como 10 veces :(

Okk hasta el prox capitulo 🥰

LA CHICA QUE NO LO QUIERE  🌺 (Jotaro x Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora