❄️ P a s a d o ❄️

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(...)

El día transcurrió con aparente normalidad. Dio me hablaba constantemente como queriendo distraerme pero no me importaba.

Yo ya estaba en mi casa, Jotaro había insistido en quedarse conmigo en mi casa pero insistí que no y el terminó por decirme que le escribiera por mensaje de texto si necesitaba algo.

Estaba sentada al frente de mi televisor apagado con las piernas recogidas, abrazándome a mi misma. Estaba vestida con un pijama blanco y azul, con mi mente en blanco.
Escuché un ruido en el balcón de mi habitación, por lo que subí, parecía que se había caído una maceta, qué extraño, pensé. Entré a la habitación oscura que apenas entraba luz por la cortina del balcón.

Vi la figura de un hombre alto, fumando, posiblemente. Corrí la cortina y ahí lo vi.

- ____ - dijo mi nombre sin mirarme, antes de que pudiera darme cuenta estaba muy cerca de mi. Mi cara se empezó a calentar. - Se cayó una matera pero no le pasó nada.

- E-esta bien, no importa -

- Estás roja, ¿Tienes fiebre? - Eso solo me hacía sonrojar más. - ¿Estás bien? - puso una mano en mi frente.

- ¡Si! Estoy bien - Rei nerviosa

- Mm, de acuerdo. - se alejó un poco de mi. - ¿Quieres que me vaya? Entré en tu casa sin permiso, disculpa.

- No, no, está bien, supongo. - Empezó a nevar, parecía una tormenta. Jotaro cerró la puerta de el balcón, apagando su cigarrillo y poniéndolo en su bolsillo. - Creo que no te puedes ir así... -

- hm, tienes razón... - El desvió la mirada - ¿Te importa si me quedo?

- Está bien - Traté de alejarme un poco. - Mi madre... No sé cuándo llega pero si llega me mataría. - esboza una sonrisa casi imperceptible.

- Espero que sea metafóricamente -

- Puede ser literalmente... - Recordé distintos momentos en los que ella no me llevó al hospital por pequeñas fracturas que ella misma o mi padre causaron - Sería capaz... - Acaricié algunos de mis morados.

- ¿Qué te han hecho? - Preguntó curioso; agarrando muy suavemente mi brazo

- Muchas cosas de las que... No quiero hablar - Patadas, cachetadas, Fracturas no muy graves, lesiones tampoco graves. Pero lo que más duele, los golpes emocionales.

Suspiró suavemente.

- Ya me lo imagino... -

- Dudo que puedas - Él me miró - Que tus propios padres no te apoyen, todo lo contrario, te arrastren hacia abajo. -

El silencio inundó la habitación oscura.
Me ahogaba en pensamientos dolorosos de mi pasado. ¿Que había pasado para que todo fuera así?

Lo recuerdo. Muy claramente. Yo tenía 6 años, mi madre estaba casada con un hombre aparentemente muy bueno. De un momento para otro ese hombre comenzó a golpearla. Pronto me enteré de que su empresa se desvaneció, era una empresa ilegal y el logró salvarse del arresto.

Él murió en circunstancias dudosas, aparentemente asesinado por una pandilla.

Mi madre y yo nos sentimos aliviadas. Cuando cumplí mis 10 años ella se volvió novia de otro hombre involucrado en temas ilegales. Yo no me podía meter. Ese hombre una vez intentó violarme con tan solo 11 años, a lo que logré defenderme con mi stand que aún no conocía. Se lo conté a mi madre y me respondió con un golpe, dos y diez más.
«¿¡Por qué quieres arruinar todo lo que me hace feliz!?»

LA CHICA QUE NO LO QUIERE  🌺 (Jotaro x Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora