CAFERIYE SK

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-Esa cámara apunta directo al cadáver, veamos que nos muestra.

-No se ve nada raro en la escena, sin embargo el asesino debió estar aquí, el banco de Osman tiene escrito Culpable -dice Yakin que ya no está mirando las cámaras, sino que da vueltas por el aula. Es muy atractivo, no lo niego, pero su presencia me da una sensación de timidez. Es verdad que no soy la chica más habladora, pero mis animos de charla disminuyeron después del beso.

-Ahí entra Osman, lleva una botella de agua... ¿Se está ahogando o tiene un infarto? -pregunto mirándolo directamente a los ojos.

Intento descubrir si está pensando lo mismo que yo. En lo que Yakin piensa su respuesta, me dedico a revisar la mochila de Osman.

-Podría ser veneno... -Esa es la respuesta que estaba esperando.

-No lo sabremos hasta que realicen la autopsia. Mira, lleva varios fajos de dinero.

No puedo evitarlo, mi risa se convierte en el ruido más estruendoso del aula. Parece que tendremos que investigar más a fondo porque no es normal que un adolescente tenga tanto dinero, ni siquiera en un colegio de ñinos ricos.

-También hay un control, deberíamos revisar su casa.


Lo primero que hacemos al llegar a la habitación de Osman, es presionar el botón que encontramos dentro de su mochila. Una puerta se abre en el suelo mostrando unas escaleras, el olor que sale de allí es horroroso, así que antes de entrar a ese pequeño agujero, me obligó a tomarme una pastilla para la ansiedad en caso de emergencia.

-Parece que alguien hubiera muerto aquí -bromea Yakin una vez estamos dentro.

-Definitivamente no es el lugar más agradable de Turquía -digo-. Mira todas estas bolsas, ¿son lo que creo que son? ¿Osman vendía pastillas de éxtasis?

-Parece que la marca de Culpable ahora podría tener sentido.

-Alguien intenta hacer justicia por mano propia -contesto.

Mientras revisamos el lugar, no puedo dejar de pensar en el caso, tenemos un múltiple asesinatos y muy pocas pistas. Osman traficaba drogas y ahora está muerto, tanto él como Murat tienen una señal de culpable. El caso cada vez ocupa más espacio en mi mente, no vine aquí a hacer amigos, pero esperaba la posibilidad de ser una adolescente corriente en esta escuela. Volvemos a la habitación, es lo único que nos queda por registrar.

-Deberiamos mirar la computadora. Soy su amigo, deberia saberme la contraseña.

-Ten cuidado.

-No creo que vaya a pasar nada malo. Es sólo una computadora, no va a matarme.

-Si Osman sabía que estaba en peligro, seguro se encargó de añadirle seguridad a su computadora. Ten cuidado -susurro.

Luego del tercer intento aparece una notificación en la pantalla: "Los datos del equipo están siendo borrados". Arruinamos nuestra única oportunidad.


Empiezo a cansarme, llevo minutos esperando a Sema quien no acostumbra a llegar tarde. Prepare una sesión de spa casero, las cuales ama, aunque hace cualquier cosa con tal de no estar en su casa. La llame por teléfono un par de veces y la operadora insistía en que el dispositivo se hallaba fuera de servicio, pero antes de que empezara a preocuparme mi teléfono móvil sonó.

-¿Hola? -pregunto. He sido muy rápida, exactamente dos segundos mas de lo que se esperaría. Mis ojos están inquietos; sin embargo, el resto de mi cara no tiene expresión alguna.

-Tenemos a tu amiga, si quieres volver a verla ven a Caferiye Sk 34400 antes de que den las cinco. Y no traigas a la policía o tu amiga morirá.

No tarde en recomponerme y salir en busca de mi amiga. Soy detective, así que sé como actuar en estos casos.

La calle esta completamente repleta de turistas, y algunos de ellos caminan+ en grupo obstaculizando el paso, yendo y viniendo, la mayoría de ellos con mapas en las manos.

Un grupo de turistas americanos, mujeres jóvenes con ropa común y corriente, murmurando en acentos que, por un instante, hicieron que recordara mi país, pasaron por mi lado, apurándose detrás de un profesor que les ofrecía una visita guiada por la ciudad.

Cuando llego a la dirección encuentro un restaurante abandonado. Dentro de este huele a polvo y madera. Miro hacia arriba, a un lado y al otro, maravillándome por las condiciones de lugar. No tardo en ver a mi amiga atada a una silla junto a otro asiento vacío, supe al instante que era para mí, más que nada cuando una mujer de pasamontañas me tira del brazo y me amenaza con un cuchillo. Después de tenerme completamente inmovilizada en la silla, de espaldas a la de mi amiga, la joven se saca el pasamontañas.

-Adalet.

-La misma

-¿Qué quieres? ¿Por qué nos tienes aquí?

-¿Qué crees, Tulay? Venganza. Ahora cállate. Si ahora te escuchan, tu y tu amiguita morirán. -Siento ganas de gritar, estoy enfurecida pero sé que sería mucho peor.

-Deja que se vaya. Ella no tiene la culpa -pido con cara de preocupación.

-Cállate ya, Tulay. Ahora iré a buscar un par de cosas para que empiece la tortura, no hagan nada de lo que se puedan arrepentir.

-¿Qué haces? -pregunto Sema al verme saltar en la silla para acercarme a ella.

-Solo espera -replique-. ¿Te encuentras bien? -Aparto la mirada antes de preguntarlo, al tiempo en que una lagrima caía por mi mejilla, creo que no fui lo suficientemente rápida para ocultarla.

Le tome mucho cariño a Sema durante estas semanas; Yakin no mostraba interés en mí, mi madre estaba ocupada en asuntos de trabajo, y mis viejas amigas no parecían extrañarme. Pero Sema siempre estaba disponible. Estuvimos en Aladaglar y en Gulhanes, en Santa Sofia y el Palacio de Topkapi, en el Castillo de Yoros y Pamukkale. Fuimos a despejarnos en Goreme, y recorrimos Sultanahmet de una punta a la otra. Vimos los botes navegando por el agua desde Edermir y probamos todas las comidas típicas del país. Y mientras pasaron los días, me encontré desligándome lentamente de mi callada y arrinconada felicidad a causa de Adalet, Yakin y la perdida de mi antigua vida, y renaciendo como las flores luego del invierno. Incluso me había sorprendido riéndome. Y tenía que agradecérselo a Sema.

-Sin contar con que me tienen secuestrada en un lugar que huele horrible, estoy estupenda- manifestó ella.

Me volví a mi amiga y lamente que no pudiera verme rodar los ojos.

-Deja de usar sarcasmo conmigo y hazme un favor, saca mi teléfono del bolsillo -dije en tono resignado. Odio tener que hablarle así a Sema, pero a veces me vuelve loca.

-¿Por qué? -dice expectante.

-Solo hazlo.

Sema sacq el teléfono y me agacho con las sogas raspándome las muñecas, marco el número de la policía con su nariz, pongo el altavoz y les cuento todo lo que había pasado. Después de la llamada, Sema guarda el teléfono y volvemos a nuestros lugares. Cuando Adalet llega, empieza a sonar la alarma de una patrulla que luego entra en el restaurante para llevársela.

Tulay: La Vida SigueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora